San Lorenzo pasó una dura prueba derrotando al Rojo de visitante con gol de Nico Blandi. Sigue liderando la zona 1 junto a Godoy Cruz de Mendoza. Independiente casi fuera de la discusión.
La esperanza se esfumó como la tarde en Avellaneda. El Rojo podía meterse en serio en la lucha por quedar primero en el grupo 1 para llegar a la final que define al campeón del torneo pero ese objetivo quedó muy lejos. Para el azulgrana en cambio se enciende cada vez más la llama de la ilusión. Los Cuervos tenían sus expectativas depositadas en la Libertadores, no lograron pasar la fase de grupos pero una semana después de despertar de ese mal sueño, se encuentran al tope de la tabla y tienen serias posibilidades de jugar esa final. El partido de ayer puede ser un hito en ese camino.
El primer tiempo lo jugó mejor Independiente: tuvo más la pelota, la hacía circular. Dejó mejor imagen y mostraba cierta vocación ofensiva aunque cuando llegaba al área era poco punzante. Es que San Lorenzo se plantó como un equipo disciplinado y sólido (muy parecido al equipo que dejó Bauza), con el “Pichi” Mercier como columna vertebral de ese esquema, y con Torrico como custodio firme del arco azulgrana. Y así fue como el visitante fue logrando licuar el empuje del Rojo.
En el entretiempo el público local empezaba a preocuparse: no imaginaba que los argumentos para respaldar esa preocupación llegarían tan pronto. En menos de 3 minutos del segundo tiempo, San Lorenzo ya estaba ganando.
Con pocos toques, una escapada de Blanco y pase a Belluschi que la tocó sutil para Blandi y el delantero que estampó la pelota contra un ángulo, previo “beso” del balón al travesaño. Golazo para que el Ciclón quede 1-0 arriba.
Independiente se derrumbó y no encontró reacción anímica ni futbolística. Es muy distinto este equipo sin Cebolla Rodríguez en cancha y la resignación iba ganando lugar en las tribunas.
San Lorenzo tomó el control de la pelota y puso a jugar su tranquilidad contra los nervios de un rival que tenía la presión en su contra. Casi como un partido de ajedrez el de los cuervos.
La única satisfacción para los de Avellaneda tiene cara de futuro: debutó en el primer equipo Gastón Del Castillo, hermano de Sergio “Kun” Agüero. El último ídolo rojo debutó justamente ante San Lorenzo (el DT era Ruggeri) y tuvo un breve pero intenso paso por el club que lo formó ¿Seguirá un poquito al menos sus pasos el hermano? Es lo que anhelan en Independiente.
Los que se fueron con una sonrisa de oreja a oreja son los dirigidos por Pablo Guede: están en carrera, son candidatos serios y tienen a todo Boedo ilusionado. La semana que viene frente a River volverán a probarse el traje de candidato, a ver si les queda.