El martes se celebró en Barcelona un Fórum internacional sobre acogida e integración de personas refugiadas en la Unión Europea. Dicho evento fue impulsado, entre otras instituciones, por el Ayuntamiento de la ciudad Condal y por la Generalitat de Catalunya con el objetivo de reflexionar acerca de la respuesta europea ante la “mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”.
Entre sus asistentes destacaron Ada Colau (alcaldesa de la ciudad anfitriona), Carles Puigdemont (president de la Generalitat), los alcaldes de Cádiz y A Coruña (Kichi y Xulio Ferreiro) y representantes de diversas ciudades europeas (como Madrid, París, Sicilia, Tesalónica o Colonia). La gran ausencia fue la del Gobierno central, que no fue invitado por la organización al considerar que su actuación no representa una “buena práctica”.
Tanto Colau como Puigdemont fueron muy críticos con el Gobierno central acusándole de ser el único responsable de que ni Barcelona ni Catalunya hayan acogido a una considerable cantidad de refugiados. La más dura fue la alcaldesa de Barcelona, cuando dijo que “El principal problema que afronta Barcelona a la hora de acoger refugiados, es el Estado español con su incumplimiento del compromiso de acoger a 16.000 personas. Algo vergonzoso inmoral e ilegal”.
También destacó que Barcelona es la ciudad ideal para acoger dicho Fórum por su amplia experiencia después de “más de 20 años construyendo políticas de acogida surgidas a raíz de la movilización ciudadana en apoyo a Sarajevo, durante la guerra de los Balcanes”.
Tras estas declaraciones la alcaldesa destacó que “debemos preguntarnos qué más podemos hacer para evitar que sigan muriendo personas jóvenes y mayores, con nombres y apellidos que se lanzan al mar huyendo de la guerra”. Para terminar pidiéndole a Europa que rectifique “Europa debe estar a la altura de sus ciudadanos. Europa se fundó para evitar crisis humanitarias como la que se vivió tras la Segunda Guerra Mundial, por lo que debería dejar de ver la crisis de los refugiados como un problema y aprovechar esta oportunidad para recordar los valores fundacionales de la comunidad y reforzarlos”.
Por su lado Puigdemont y los distintos representantes de la Generalitat que han asistido al Fórum dijeron que “Barcelona y Catalunya deben jugar un papel internacional en esta crisis” que “no renunciamos a acoger refugiados a pesar de no tener competencias” y que pese a que el Estado siga diciendo que no “seguiremos creando plazas de acogida”.
¿Realmente tienen la voluntad de acoger a refugiados?
Carles Puigdemont incrementó los vínculos de la ciudad de Girona (ciudad de la que era alcalde antes de ser president) con el Estado de Israel, quien somete al pueblo Palestino a un régimen de Apartheid hacinando a su población en los dos ghettos más grandes del mundo. Además, cabe destacar que durante la última gran ofensiva sobre Gaza en 2014 (Operación Margen Protector con un saldo de más de 2.000 muertos y unos 10.000 heridos) escribió una serie de tuits mostrando su apoyo al régimen sionista.
Las declaraciones del Govern obedecen a una política, iniciada por Mas, hacia la población árabe. En Catalunya la población árabe asciende a casi medio millón de personas. En su día, CiU aprobó el Plan Marruecos 2014-2017 abriendo las puertas a que, en horario escolar, se enseñe el Islam y a que el árabe sea una asignatura optativa. Ese plan buscaba obtener el máximo número de votos por parte de la población árabe y/o musulmana de cara a las elecciones del 27-S. Además, la actitud del Govern se engloba en el ataque al Gobierno central derivado de la situación catalana.
Por su parte, Ada Colau y Barcelona en Comú, durante su año de gobierno han tenido muy buenas palabras de cara a acoger refugiados, pero sólo eso, palabras. En cuando a las acciones, hace unas semanas blindaron varias estaciones de metro para evitar de los manteros entraran a refugiarse de la persecución policial. Esta es la “ciudad refugio” de este ayuntamiento “del cambio”: la de la persecución, sin precedentes (ni Trías fue tan duro) dirigida por el ayuntamiento, poniendo a sus ciudadanos en contra, incumpliendo la promesa (dejando en la estacada a los trabajadores de Telefónica), yendo contra los trabajadores del metro en su lucha contra la precariedad, reprimiendo a los manteros (inmigrantes sin derechos a los que la Guardia Urbana persigue como nunca antes) y uniéndose a Puigdemont (representante de la burguesía catalana).
Los discursos “del cambio” de Ada Colau y sus críticas junto a Puigdemont a Rajoy, se desvanecen cuando manda a reprimir a los trabajadores “manteros”. Algo no sólo “inmoral, ilegal y vergonzoso”, sino sobre todo racista y xenófobo. También debería plantearse cerrar definitivamente el CIE (Centro de Internamiento para Extranjeros) de Barcelona. Si realmente quisiera, como dijo, “evitar que sigan muriendo personas jóvenes y mayores, con nombres y apellidos que se lanzan al mar huyendo de la guerra”, debería enfrentarse al gobierno de Rajoy, llamando a la movilización en las calles para exigir la apertura de las fronteras y el fin de la política de inmigración europea, levantando vallas a lo largo de toda su frontera. |