La situación en Chiloé es de catástrofe. La crisis provocada por la marea roja, a la que muchos culpan además del calentamiento global –provocada por la propia depredación del capitalismo- a las salmoneras y el gobierno, que autorizó la descarga de cerca de 40 mil kilos al mar, provocó la muerte y contaminación de mariscos y pescados, impidiendo el trabajo de miles de personas de la zona.
Esta situación ha generado que miles de trabajadores que viven de la pesca y recolección de mariscos se queden sin su sustento. Pero además, la marea roja podría durar semanas y sus efectos se podrían ver durante meses.
La respuesta del gobierno ha sido ofrecer un miserable bono de 100 mil pesos. Como dicen los mismos pescadores, trabajadores y pobladores de Chiloé, ese dinero sirve para sobrevivir apenas un par de días, por lo que rechazan esta propuesta y exigen soluciones reales.
Sin embargo, la prepotencia del Ministro Burgos no tiene límites, ya que señaló hace poco que el gobierno no tiene “billetera fácil”.
Las migajas no son la única respuesta: se han reforzado el envío de fuerzas especiales y carabineros para reprimir a la población de Chiloé, mientras se exige que se abandonen los cortes de ruta que hace cuatro días tienen paralizada la región. |