Este miércoles tendrá lugar una sesión maratónica en la Cámara de Diputados de la Nación. Podría, eventualmente, durar más de 20 horas y extenderse hasta la madrugada del día jueves. La extensión tiene razones múltiples. Una de ellas es que se pondrá en discusión la denominada ley antidespidos, que ocupa el centro de la escena política nacional desde hace semanas.
La norma llega a la cámara baja precedida por media sanción en Senadores y varios dictámenes emitidos en la última reunión conjunta de las comisiones de Legislación del Trabajo y Presupuesto y Hacienda.
Hasta el momento la única certeza es que la jornada será larga. Al cierre de esta edición diversas versiones indicaban que el oficialismo de Cambiemos buscaría la forma de garantizar la aprobación de la norma votada en el Senado, lo que daría como resultado la aprobación de la norma. Sin embargo, recién este miércoles -y muy tarde- terminará de delinearse claramente el panorama.
Circo beat
Lo extenso de la sesión también responde a que el macrismo pondrá en discusión una agenda propia y buscará la aprobación de los proyectos sobre Acceso a la Información Pública y la Devolución del IVA de la canasta básica de alimentos en los sectores más pobres de la población.
Para el paladar del votante más antikirchnerista, montará además un circo al intentar hacer aprobar un proyecto de resolución en el que la cámara baja autoriza a la Justicia a allanar el domicilio del ex ministro Julio de Vido, hoy investigado por enriquecimiento ilícito. Como ya trascendió la medida no tendrá efecto alguno. Será puro circo, sin pan en este caso.
Entretelones y “traiciones”
Este martes fue pródigo en reuniones de todo tipo, en pos de alcanzar algún nivel de acuerdo entre distintos espacio legislativos. Por citar alguien que tuvo una agenda apretada, Héctor Recalde (FpV) se reunió con algunos de los dirigentes sindicales que apoyan la medida, se entrevistó con Miguel Angel Pichetto (jefe de los senadores de esa fuerza) y, finalmente, intentó una reunión con Sergio Massa (FR) que duró minutos y de la que el tigrense, dicen, se fue muy enojado.
Paradójicamente, la “ayuda” que Recalde buscaba por todos lados, parece que vendrá desde el lado de Cambiemos. Sobre el final de la jornada crecía la versión que indicaba que el oficialismo buscaría los medios para permitir la aprobación de la norma llegada desde el Senado, lo que llevaría a su aprobación.
La razón debe buscarse en las limitadas opciones que maneja el gobierno ante la situación. Puesto a elegir entre vetar la norma salida del Senado o el proyecto que impulsa el massismo, prefiere hacerlo con el primero que solo legisla sobre impedir las cesantías que, según diversos análisis, ya superaron los 154.000 desde diciembre pasado.
El proyecto que impulsa el Frente Renovador, además de prohibir los despidos, incluye una serie de beneficios fiscales para los sectores empresarios comprendidos en las llamadas MIPyMES (Micro, Pequeñas y Medianas Empresas). En el caso del sector comercio, el límite para ser catalogado en esa categoría alcanza a una facturación anual de $650 millones de pesos, algo muy lejano de una “empresa familiar” como la quieren presentar los propios empresarios.
El macrismo prefiere así quedar enfrentado solo a los trabajadores y a los dirigentes sindicales. Si se aprobara la norma propuesta por Massa -además de que debería volver al Senado para su ratificación o rechazo- el gobierno se granjearía el descontento de amplios sectores del empresariado medio.
Como si fuera una novela con mal argumento, con esta decisión, el macrismo le da la espalda a Sergio Massa, con quien actuó mancomunadamente hace menos de siete días para boicotear la sesión especial convocada por diversas fuerzas en la misma cámara.
Como dice el manual del peronismo, el que avisa no traiciona. Y Macri avisó que vetaría la norma. No dijo cuál ni como. Massa, que buscó convertirse en el árbitro de la situación, terminó enredado en su propio juego.
El Capital combatiendo
El sábado pasado el diario Tiempo Argentino daba cuenta de la presión de las cámaras patronales más importantes de la Argentina en contra de cualquier norma contra los despidos.
Una carta, firmada por gran parte del gran empresariado, llegó a todos los diputados nacionales, evidenciando un claro apoyo al gobierno de Macri, al mismo tiempo que presionaba para no votar la ley contra los despidos.
La Asociación Empresaria Argentina (AEA), la Sociedad Rural, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), el Instituto para el Desarrollo Empresarial (IDEA) y la AmCham (Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina) enviaban así un mensaje abiertamente político a los “representantes del pueblo”.
La nota tiene fecha del 29 de abril. Fue redactada apenas dos días después de la media sanción en el Senado. Pero llegó al Congreso mucho más tarde, como una suerte de presión de último momento.
No sorprende. Es la continuidad de la que ya habían desplegado durante la semana anterior, en las reuniones de comisiones de la Cámara de Diputados, cuando el mismísimo vicepresidente de la UIA y dirigente de la poderosa COPAL (empresas alimenticias) Daniel Funes de Rioja se hizo presente para hacer lobby en contra de la votación de la norma.
Silencio de burócrata
A esta altura, quienes brillan por su ausencia son los dirigentes de los sindicatos que el 29 de abril convocaron una enorme concentración en los alrededores del Monumento al Trabajo. Aunque allí fueron taxativos en exigir la aprobación de la ley antidespidos, su insistencia fue bajando de tono a medida que el oficialismo ponía trabas en la rueda de la discusión parlamentaria.
Mientras más se empantanaba la discusión en el Congreso, más estruendoso se hacia el silencio de una dirigencia que ni siquiera osó aparecer a “ponerle el cuerpo” a la sesión especial convocada en Diputados la semana pasada y que fracasó por falta de quórum.
Mientras las grandes patronales presionan hasta último momento para que no haya ley contra los despidos, las conducciones sindicales, después de la masiva concentración del 29 de abril, bajaron el nivel de intensidad de sus reclamos y pedidos, hasta casi llegar al silencio.
Habrá que ver si este miércoles hacen acto de presencia en la cámara baja, en el marco de que muchas señales indican que la norma podría ser aprobada.
La izquierda y la ley antidespidos
Desde el inicio del debate el Frente de Izquierda señaló tanto los límites del proyecto votado en el Senado como el hecho de que solo la movilización podría imponerla efectivamente.
Como se recordará, el proyecto desarrollado desde ese mismo espacio tenía mucha mayor amplitud, al contemplar a los trabajadores informales, extender el plazo para impedir los despidos hasta el 31 de diciembre de 2017 y proponer que la medida sea retroactiva a diciembre del año pasado.
La semana pasada, cuando fracasó la sesión especial por falta de quórum, Myriam Bregman, (PTS-FIT)señaló en su intervención que sin un paro nacional y una fuerte movilización era imposible efectivamente imponer esa norma de manera efectiva.
La confirmación de Macri de que vetará la ley si sale del Congreso este jueves de madrugada vuelve a evidenciar que esa es la única perspectiva realista para imponer un límite a los despidos. |