La reunión se programó para las 18:00 en Colón y Cañada, lugar al que acudieron las diversas Organizaciones, Partidos y personas interesadas. Un altavoz a todo volumen enunciaba las proclamas de los manifestantes: “La Salud del Pueblo no se vende, se defiende”, “No hay no loco”, “No a la privatización de nuestros Hospitales”, “Toque pito toque bombo, somos del Neuro hacemos quilombo”.
Había gente con la cara pintada, remeras de todos colores, con consignas como: “porque hay exclusiones, exigimos derechos”, pancartas y pasacalles que rezaban “la libertad es terapeútica” o “No soy una enfermedad, soy un cuerpo en movimiento”, entre otros. Una murga marchaba al son del repiqueteo de los redoblantes, mientras dúctiles bailarines cruzaban la calle, a los saltos, sobre el tibio cemento de la tarde cordobesa. Entre música y alegría, las calles se tiñeron de colores en una verdadera apuesta a la creatividad popular.
La movilización se desarrolló de forma pacífica, con respeto a los transeúntes y sin interrumpir los servicios de transporte público, que circulaban por un costado de la calzada. En el transcurso de la marcha, jóvenes repartieron copias de la Ley Nacional de Salud Mental y material bibliográfico sobre el tema, entre los interesados; quienes un poco confundidos, al principio no sabían si tenían que pagar por los libritos. Ya después, una vez aclarada la situación, con una sonrisa los aceptaban e incluso los pedían.
Es que lo que se planteaba era el involucramiento de todos, en la manifestación. No solo había allí personas vinculadas al área de Salud Mental, sino que involucraba a un cuerpo muy diverso de artistas, profesionales, interesados, acompañantes terapéuticos, estudiantes, gente de los hospitales, trabajadores, hombres, mujeres, niños, ancianos, etc. Lo que más se escuchaba era que todos pudimos haber estado, o podemos estar, en el futuro, en una Institución de Salud Mental, y no por eso la persona se cosifica en una enfermedad o se vuelve peligrosa o inestable. Justamente, lo que muchos decían es que los que más “duele”, en cierta forma, o lo que más pesa a la recuperación de una persona es la marca, el estigma, con que se la condena a la exclusión, por su llamada “locura”.
Como decía un hombre del Hogar de Ancianos Padre la Mónaca: “Yo creo que es muy importante que se agrupen todos, por los derechos de nosotros, que defiendan la causa y que crezca, porque hoy estamos, o bien locamente sanos o, sanamente locos, y la situación es crítica”.
A mitad de la marcha, a la altura del Correo Argentino, del centro de la Capital cordobesa, rondas de artistas comenzaron a intervenir las calles. Entre música afro, de cajones peruanos, chicos pegaban carteles, y un grupo de mujeres, tironeándose, gritando, etc realizaba una performance acerca del horror del encierro. Baile, sonrisas, música y miradas curiosas, rodearon por el lapso de media hora, las inmediaciones de Colón y Gral. Paz.
Las demandas eran claras: “No al encierro, no a la medicalización de las personas, no a la estigmatización, no al ajuste en Salud Mental, no al hospital monovalente, no al manicomio”. Por otro lado se planteaba: “Sí, al involucramiento, por los derechos de los trabajadores y los usuarios en Salud Mental, si a los talleres terapéuticos, sí a la implementación de la Ley 26.657. Federico, un joven perteneciente a los talleres del Hospital Neuropsiquiátrico Provincial y miembro de la agrupación “Incidir en Salud Mental” decía: “ Todo el mundo tiene derecho a una Salud integral, y nosotros decimos que todo el mundo tiene derecho a una Salud Mental en este momento más candente que nunca, queremos hacer valer nuestros derechos sociales; que cada paciente sepa la medicación que toma, que sepa los pro y los contra, que sepa que no todo se soluciona con un baldazo de agua fría, es el problema de las microcausas, como por ejemplo los desmontes y la Salud mental.
“Queremos que se hagan efectivas, las Leyes provinciales y nacionales de Salud Mental, estamos en contra de los hospitales monovalentes, y a la salud se la puede tratar de otra manera y no de la forma que se la trata ahora, con remedios, durmiendo y castigando por estar enfermo, porque somos seres humanos, no objetos”- Decía, Sebastián, de la radio “Los Inestables”, con una voz temblorosa, en la que se notaban los nervios y la felicidad de cumplir años esa noche en la que tanta gente se juntó a marchar por la causa.
Terminado el recorrido, las personas se reunieron en Plaza Velez Sarsfield, a disfrutar de la música. A seguir bailando y cantando bajo el cielo nocturno, casi dejándose llevar por el viento que comenzó a soplar de repente. Por el escenario pasaron variadas propuestas musicales de renombre en la provincia: “Rimando entre versos”, “Hacé soná”, “Los Pickles” (siempre presentes en los carnavales del Hospital Neuropsiquiátrico Provincial), “Demasiado Revueltos” y muchas propuestas artísticas de las instituciones de Salud Mental que se sumaron a las bandas en interesantes colaboraciones.
Una vez terminado el encuentro, con las formales despedidas, y ya exhausta por el trabajo de la jornada, la gente comenzó a dispersarse no sin un poco de lástima por el final de un día en que se visibilizó la lucha y el compromiso por la Salud Mental. Aclarando por supuesto que todos deseaban que sea la última marcha, que ojalá se oigan las demandas y que, desde la sociedad toda, se actúe para mejorar y solucionar la situación.
Lo que se vio el viernes pasado en Córdoba es que las mejores armas para combatir el sufrimiento, la injusticia, la marginación y al sistema manicomial de la Salud Mental, es la alegría, el compromiso y el involucramiento. Pero sobre todo la alegría. Y cabe pensar un poco acerca de que la “locura” es solamente un límite que nos imponemos nosotros mismos para no mirar al otro |