Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el mundo quedó dividido en dos bloques. Se inició el periódo conocido como la Guerra Fría. Un enfrentamiento, político, económico, social, militar e informativo entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, y las respectivas áreas de influencia de ambos. Sus efectos marcarían la segunda mitad del siglo XX.
Uno de sus episodios más delirantes del periodo fue la llamada “caza de brujas” en EE.UU. Esta campaña persecutoria fue iniciada por el senador republicano McCarthy a finales de la década de los 40 y tenía como objetivo limpiar EE.UU de “comunistas”.
Para ello se creo el Comité de Actividades Antinorteamericanas (HUAC), presidido por J. Parnell Thomas, quien sería más tarde procesado por impago de impuestos, y el también republicano Richard Nixon, que llegaría años más tarde a la Casa Blanca. Su labor era la de investigar, enjuiciar y encarcelar a cualquier sospechoso de “rojo”.
No tardo en poner en su punto de mira en la industria del cine de Hollywood. Muy pronto comenzaron a redactarse auténticas “listas negras” de actores, actrices, directores, productores, guionistas... Muchas veces los acusados no pasaban de ser progresistas o demasiado “liberales”, y la las acusaciones vertidas eran completamente infundadas, basadas en denuncias anónimas y delaciones.
La metodología anticomunista empleada en sus juicios públicos negaba el principio jurídico de la presunción de inocencia. El acusado partía de una presunción de culpabilidad, que debía quitarse demostrando su no pertenencia ni simpatía con la organización o las ideas de las que se le acusaban.
Esta fiebre reaccionaria azotó al país entero desde que en 1947 se proclamó la Doctrina Truman -que inauguraba la Guerra Fría- e implicó a un millón y medio de funcionarios sospechosos de simpatías con el “enemigo”.
Sorprende la última película de Jay Roach, hasta ahora más reconocido por comedias gamberras como “Austin power”. Esta vez opta por entrar en uno de los episodios más famosos del pasado oscuro de la industria cinematográfica de EEUU. Por medio de una realización de corte muy clásico, el drama biográfico aborda el caso de “los 10 de Holywood”.
Este caso alcanzó mucha resonancia entre estas “listas negras”. Un grupo de guionistas, productores y directores de cine, que saltó a la primera página de la prensa por negarse a declarar ante el Comité acogiéndose a la 5ª enmienda de la Constitución de EEUU.
Entre ellos estaba uno guionistas mejores pagado del momento, Dalton Trumbo, junto con otros compañeros suyos como Edward Dmytryk y Herbert Biberman, o los guionistas Alvah Bessie, Lester Cole, Ring Lardner Jr., John Howard Lawson y Albert Maltz. Todos ellos fueron condenados a un año de prisión por no delatar a otros miembros del partido, sin que ni siquiera algunos de ellos lo fueran.
Sindicato de Actores, con John Wayne a la cabeza, junto a la periodista Hedda Hopper trabajaron del lado del Comité por lograr la culpabilidad de los acusados.
En plena fiebre “macarthista” su decisión suponía asumir que ningún estudio de Hollywood les contrataría en adelante. Fueron despedidos, sin embargo lograron mantener una carrera en activo, algo que no consiguieron otros muchos profesionales del medio encausados que quedaron por fuera de la profesión.
Trumbo, y el resto de sus compañeros, se vieron obligados a escribir en la clandestinidad bajo seudónimos. A pesar de las duras condiciones y adversidades, no se rindieron. Ante la escasez de buenos Hollywood, conseguirán consiguen malvender su trabajo, labrando una prolifera carrera. Bajo otros nombres llegará incluso a ganar dos Oscar de la academia por “Vacaciones en Roma” y “Niño Bravo”
Tras estos éxitos, le siguió Spartacus, dirigida por Stanley Kubrick y Kirk Dougla y Éxodo, de Otto Preminger, donde finalmente pudo recuperar su identidad, coincidiendo con el fin de las “listas negras”.
La película de Roach, aunque por momentos corre el peligro de que el episodio narrado aparezca como un caso excepcional -sin entrar en la magnitud de la devastación del macarthismo- creo que es uno de los títulos en cartelera que merecen la pena ser vistos. Una razón extra es la imponente interpretación de Bryan Cranston (al popular actor de Branking Bad).
Una buena contribución al cine que ha tratado la “caza de brujas”, que se suma a otros títulos como Buenas noches y Buena suerte, de George Clooney (2005); Abajo el Telón, de Tim Robins (1999); La tapadera, de Martin Ritt (1976) o el clásico de Stanley Kubrick ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (1964). |