La imagen llama la atención de quien pasa por la zona. Un entramado de cañas de bambú se levanta imponente bloqueando la zona próxima a la jefatura de gobierno en Hong Kong. No se trata de una puesta artística o de monumento, es parte de las barricadas que los manifestantes que ocupan varias zonas de la isla, han levantado.
La barricada es obra de muchos obreros de la construcción que han ido en solidaridad con los manifestantes. |
Fotografía: Reuters
La técnica de construir andamios con caña de bambú es milenaria en China y los trabajadores de la construcción continúan utilizándola. El lunes por la mañana, ese talento se uso para conseguir una meta diferente. El amarre de los postes de bambú de cinco centímetros de espesor sirvió para proteger un campamento de manifestantes estudiantiles contra los ataques de los grupos anti protesta y de la policía.
Eric Wu, es uno de los trabajadores que acudió al campamento. De 37 años de edad, ha pasado toda su vida adulta subiendo andamios de bambú de hasta 50 pisos por encima del suelo. Consultado por el New York Times, del motivo por el cual se solidarizaba con los manifestantes, habló de cómo pensaba la democracia crearía un mejor Hong Kong, pero también dio una razón económica: "Los tiempos son difíciles; no hay trabajo en la construcción".
Las muestras de simpatía con los manifestantes, que son principalmente jóvenes y estudiantes, por parte de los trabajadores de la ciudad se vieron de varias formas. Desde el llamado a la huelga por parte de la Confederación de Sindicatos de Hong Kong ante la represión o la huelga docente y de empleados públicos, las acciones de los conductores de transporte público que utilizaban sus colectivos para bloquear y proteger a los manifestantes, hasta los miles que se sumaron a las movilizaciones de forma individual. No solo los reclamos democráticos, que son los que han prevalecido, movilizan esta simpatía, una serie de cuestiones sociales comienzan a hacerse eco en los sectores movilizados, cuestiones como la regulación de las condiciones de trabajo o las pensiones han comenzado a debatirse.
La reducción del crecimiento y los signos de agotamiento del “modelo chino” comienza a expresarse en la multiplicación de conflictos cada vez más explosivos en los lugares de trabajo, la lucha de los campesinos por sus derechos, o los reclamos zonas de la “periferia” como Taiwán, el Tíbet o lo uigures de Mongolia interior. Esto incluso ha comenzado a expresarse en los debates internos del Partido Comunista Chino. Las movilizaciones en Hong Kong son parte de este proceso.
El entramado de cañas de bambú y paraguas que bloqueaban las calles ha preocupado a las autoridades que rápidamente utilizaron la policía para intentar removerlas. Si este indicio de unidad entre estudiantes y trabajadores ha encendido la alarma del gobierno de la ciudad, es una confirmación de la potencialidad que tendría una alianza entre la juventud movilizada por sus demandas democráticas y los trabajadores. Una organización y dirección de los sectores en lucha, que una los distintos reclamos, es capaz de enfrentar a la alianza entre el gobierno local, los grandes empresarios y el Partido Comunista Chino. |