Este martes, una columna de opinión en La Voz del Interior nuevamente se despacha contra la lucha de los trabajadores en defensa de sus puestos de trabajo. Los “argumentos” que sostiene el cronista son varios. Tratemos pues de desglosarlos.
Esa manía de ser “radicalizado”
El periodista arranca planteando que, en Córdoba, el conflicto en Valeo es el primero “en que se advierte el fenómeno de radicalización de posturas de los delegados que no responden a la conducción gremial”. Llamar conflicto “radicalizado” a las medidas elementales -se trata de un paro con presencia dentro de la planta- que realizan los trabajadores después de 35 despidos muestra la tónica de lo que seguirá.
El periodista trata de explicarse. “Argumenta” que los trabajadores rechazaron las suspensiones rotativas y que eso fue lo que llevó a la “pobre” multinacional francesa a despedir. Oponerse a los despidos es, entonces, una postura ideológica radicalizada.
Si esto es “radicalización” ¿cómo definir la actitud de la empresa que, sin ninguna crisis demostrada y contando con el aval del Ministerio de Trabajo de la Provincia, luego de despedir 60 trabajadores contratados hace pocos meses, ahora “radicaliza” su postura, despidiendo a trabajadores efectivos?
¿Qué les queda a los trabajadores para que no los sindiquen de “irracionales”? ¿Aceptar los despidos sin más? El periodista intenta presentar como intransigencia no haber aceptado el plan patronal de “suspensiones rotativas”. Pero en esta historia hay una parte que no se cuenta con el fin de poder cerrar este “relato” contra los trabajadores (parece que no sólo el kirchnerismo construye “relatos”).
Se oculta que los trabajadores nunca se opusieron al plan de suspensiones rotativas. Lo que rechazaron fue el Preventivo de Crisis (PPC) que habilita no sólo a suspender sino, como quería la empresa, a despedir con el artículo 247 que permite indemnizaciones al 50%. Esto queda clarísimo en las actas de las audiencias en el Ministerio de Trabajo, a las cuales cualquier periodista de un medio importante debería poder acceder sin mayores contratiempos. Ahora, la “salida” que están mentando desde el Ministerio de Trabajo de la Nación es despedir con el 100% de la indemnización. Otra “solución” a pedir de la empresa.
Los “moderados” que “cuidan” el empleo
En la vereda de enfrente de los “radicalizados” trabajadores y delegados de Valeo, se presenta a los guardianes “racionales” del empleo.
Leemos: “desde que arrancó la crisis en la industria automotriz, en marzo, terminales como Iveco y Fiat realizan suspensiones rotativas, con el aval gremial, como una forma de evitar los despidos”. Hay que estar muy lejos del mundo obrero para poder afirmar cosas así (o tener fuentes demasiado limitadas a los dirigentes sindicales burocráticos). La verdad dista mucho de poder entrar en este relato.
En Fiat, en el último año, se perdieron más de 500 puestos de trabajo, más de 200 en los últimos dos meses. En Iveco se despidió a la totalidad de los trabajadores de Better Service, empresa tercerizada que realizaba trabajos de logística. Estamos hablando de más de 100 trabajadores y otros 100 que prestaban servicio para la firma madre, es decir Iveco. Todo esto, “con el aval gremial” del SMATA. Esto sin mencionar los 140 despidos de noviembre del año pasado en Renault y los despidos discriminatorios en VW Córdoba a simpatizantes de la lista opositora a Dragún.
Esa es la “racionalidad” empresaria, la de sostener sus ganancias a toda costa. Por eso la “irracionalidad” obrera es tan detestada desde algunas redacciones, que bien saben estas situaciones. Resulta como mínimo extraño que durante meses las notas de este medio repetían que era imposible “comunicarse con el secretario general del SMATA Córdoba”. Ahora, de repente y como por arte de magia, el SMATA es, según el cronista, el campeón de defender los puestos de trabajo. Sin comentarios.
Como en un cuento donde los villanos son héroes y los héroes son villanos, la nueva pluma de los relatos ficcionales nos presenta a Adrian Britos, el “heroico” Ministro de trabajo, como alguien que se empeñó incansablemente para que no se llegara a esta situación. La nota nos informa que “dio por agotada su intervención por la “intransigencia” de delegados alineados con partidos de izquierda”. Pero este incansable servidor público, según cuentan los trabajadores, casi no estuvo en las audiencias, al punto que ni siquiera estampó su firma en la vergonzosa habilitación del PPC sino que lo hizo un funcionario de cuarto orden.
Los “dogmatismos ideológicos” de cierta prensa
El periodista de La Voz acusa a los trabajadores de “privilegiar dogmatismos ideológicos sin medir las consecuencias laborales”. Esta acusación sobre los dogmatismos y la radicalización la hacen el SMATA nacional y el de Córdoba, la conducción de la UOM, el gobierno nacional a través de su Jefe de Gabinete, los periodistas afines al gobierno y a la prensa opositora. Es decir, el “argumento” carece completamente de originalidad. En todo caso se trata de sumar su voz a la campaña macartista contra la izquierda y los sectores combativos de los trabajadores.
Pero además, el cronista demuestra otro “dogmatismo ideológico” muy propio de los grandes medios: en Córdoba las ganancias de las grandes multinacionales no se tocan. Son tan sagradas como las vacas en la India. Las empresas pueden despedir sin causa y de manera discriminatoria, presentar crisis truchas y lograr la apertura de mecanismos como el PPC, pueden violar sistemáticamente las resoluciones judiciales nacionales y provinciales como ocurre en el caso de VW. Pero sus ganancias no se tocan. Ese es el dogmatismo ideológico de esta prensa que tanto condena la lucha obrera.
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