La presentación, según la crítica que puede hacer un aficionado, fue realmente formidable. Muchas veces las “galas” de ópera en Rosario dejan una sensación de desigualdades, donde grandes solistas se entremezclan con roles menos destacados, o con una escenografía despareja o una débil actuación coral. Esta vez, las enormes actuaciones de los solistas, la original puesta en escena, que mezcló una escenografía habitual en esta obra, con recursos más modernos y actuales (proyecciones, vestimenta y armamento moderno para los soldados asirios), y una muy sólida actuación del coro y de la orquesta, dirigida por el maestro Carlos Vieu, experimentado en la ópera verdiana, dejaron la sensación de que todo salió bien.
Los protagonistas
Los roles principales en la versión presentada el jueves, el viernes y el sábado en el hermoso Teatro El Círculo, contó con los roles centrales a cargo de Leonardo López Linares (Nabucco), Mónica Ferracani (Abigail), Lucas Debevec Mayer (Zacarías), Anabella Carnevali (Fenena) y Andrés Novero (Ismael). Además, brilló el Coro de la Opera de Rosario, dirigido por Horacio Castillo. En esta obra verdiana la presencia coral tiene una fuerza permanente, y no solamente en el muy conocido Va Pensiero, sin duda una de los momentos más altos y emotivos de Nabucco.
La soprano Ferracini, con un rol destacado, afirmó a La Capital: "El personaje hoy sería una resentida, una hija no querida que está llena de cuestionamientos existenciales. Ese es el nudo famoso de «Nabucco» y esto se ve reflejado en la partitura; los ataques de bronca la llevan a una tesitura que de golpe asciende hasta el agudo y baja de vuelta. Verdi marca de esa manera su desequilibrio emocional respecto a lo que está viviendo, ella se persigue por que no puede ser una persona normal, y al final Verdi le da una línea de canto maravillosa".
El personaje de Abigail, junto al Nabucco del barítono López Linares, que hizo un sólido y voluminoso rol, fueron de los más aplaudidos y disfrutados. Sin embargo fue el bajo Lucas Deberec Mayer, en la piel de Zacarías, el que conmovió en cada una de sus apariciones, por lo contundente de su registro y por la presencia actoral y dramática. Esto se premió al momento de los aplausos.
El argumento de Nabucco: la libertad como espíritu
Nabucco es una ópera en cuatro actos, basada en un salmo del Antiguo Testamento y en la obra llamada Nabucodonosor. Habla, en definitiva, de la búsqueda del pueblo judío de su libertad.
Relata la tensión bélica entre el pueblo judío y el opresivo reino de Asiria, comandado por Nabucco, que busca invadir Jerusalén.
Nabucco tenía dos hijas, Fenena y Abigail. Zacarías, el líder de los judíos, secuestra a Fenena para negociar con Nabucco, y confía en Ismael su protección. Pero finalmente, Ismael, un judío que mantenía un amor secreto con Fenena, la liberó para evitar su muerte en manos de Zacarías, condenando al conjunto de los judíos a la esclavitud y al látigo de Nabucco.
A partir de allí se mezclan los intentos del pueblo judío por liberarse, con la ayuda clandestina de Fenena, y los intentos de Abigail de hacerse del poder, encarcelando a su padre. Abigail descubre que no es la hija legítima de Nabucco sino una esclava. Y junto al Sumo Sacerdote de Baal planifica que ella se quede con el poder, desplazando a su falso padre, borracho de poder y soberbia: “Non son piu re, son dio” (no soy un Rey! Soy Dios!”), llega a decir, repudiando a sus dos hijas. A Fenena, por hacerse judía, y a Abigail por desafiarlo.
Al caer en desgracia, producto de su arrogancia, Nabucco reclama su trono diciendo a Abigail, que pergeña maniobras para desplazarlo y aniquilar a su hermana y a los judíos, que no es hija suya. Pero ella rompe la tabla que demostraba su origen esclavo. Finalmente Abigail dicta el decreto para terminar con Fenena, Ismael, a quien había deseado, y a los hebreos .
Nabucco se dirige a Babilonia, donde los judíos iban a una muerte segura, e interviene no para ejercer un gobierno opresivo hacia los judíos, sino para frenar los delirios despóticos de Abigail y el Sacerdote, bendecir el matrimonio de Ismael y Fenena, y permitir la liberación de los judíos, liderados por Zacarías, que reconoce, por su lado, a Nabucco como gobierno. Abigail se suicida con veneno, en una conmovedora escena.
Va pensiero: la liberación ayer y hoy
Cuando los judíos esperan con melancolía y resignación su muerte, entonan el “Va pensiero”, un verdadero himno para la libertad, para la añoranza de la tierra propia. En una de las escenas más esperadas por el público, que se dio el gusto de tararearlo.
En este coro del tercer acto, se canta: “¡Vuela pensamiento, con alas doradas, pósate en las praderas y en las cimas donde exhala su suave fragancia el dulce aire de la tierra natal! ¡Saluda las orillas del Jordán y las destruidas torres de Sion! ¡Oh, mi patria, tan bella y perdida! ¡Oh recuerdo tan caro y fatal!”.
Este coro, tan emotivo y característico, se convirtió en un símbolo de la ópera verdiana. Sin embargo, a pesar de la ambientación y los protagonistas, lo del pueblo judío no deja de ser, para Verdi, más que una alegoría. Nabucco es el “himno” con el que el compositor italiano elevaba su rechazo a la ocupación de Italia por parte de Austria. El Va pensiero era la añoranza de la unificación italiana, forma de expresar el nacionalismo activo del gran Giuseppe Verdi.
Para terminar, la presentación de Nabucco en Rosario, con las notables pinceladas de modernidad que le imprimió el director escénico Marcelo Perusso, con los soldados de Nabucco con ametralladoras o lentes de sol, o con proyecciones de lo que parecían ser movilizaciones políticas, dejaron una sensación en el aire. Las ruinas de los templos y los hogares judíos sobre el escenario, inevitablemente trajeron a la memoria la realidad que padecen hoy los palestinos, que tienen su Va pensiero todos los día.
El Coro del Metropolitan Ópera House de Nueva York,
interpreta Va Pensiero de la ópera Nabucco de Verdi, en 2002
http://www.youtube.com/watch?v=DzdDf9hKfJw |