Según un artículo de The Economist América Latina volvería a tener problemas de crecimiento económico. Después de una docena de años de oro de expansión y caída de la pobreza, la región es probable que crezca sólo un 1,5% este año. Argentina, Brasil y Venezuela están sufriendo recesiones de diversa gravedad. Incluso Perú y Chile han ralentizado su crecimiento y México, donde las reformas prometen mucho, aún no despegó.
Las razones inmediatas no son difíciles de adivinar. El auge de los precios elevados de las materias primas parece haber llegado a su fin –aunque aún se conservan en valores altos de los productos básicos-. Además hay que tener en cuenta que el crecimiento de China uno de los principales socios comerciales de la región presenta ciertas dudas http://www.laizquierdadiario.com/Datos-contradictorios-sobre-la-economia-china y la economía mundial tiene un pronóstico de menor crecimiento con todas las miradas puestas en la UE que se encamina hacia una recesión http://www.laizquierdadiario.com/Europa-amenaza-desestabilizar-la-economia-mundial.
Según este diario para volver a una expansión más rápida, la región debería aumentar la productividad. Una recomendación que comparte el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) partiendo de una valoración crítica del rol del Estado en materia de mejoras en la productividad. Así sostiene que a diferencia de muchos países de Asia oriental, América Latina ha evitado la acción del Estado para estimular el desarrollo de los sectores de mayor productividad y los negocios.
Para el BID la política industrial en la década del 80´ se concentró en la sustitución de importaciones, albergando a empresas de baja productividad con serias dificultades para competir con empresas extranjeras. Un caso ejemplar para el BID sería Corea del Sur, en donde la política industrial fue más cruel: la ayuda estatal para las empresas fue transitoria y vinculada al desempeño de las exportaciones y la innovación.
El mismo artículo continúa planteando que América Latina es pobre en innovación. El gasto en investigación y desarrollo en la región, como porcentaje del PBI, es menos de la mitad que en los países desarrollados, que tienen siete veces más investigadores por cada 1.000 trabajadores. Los incentivos fiscales pueden estimular la innovación, sobre todo cuando se recompensan la contratación de investigadores y la colaboración entre universidades y empresas en industrias competitivas.
Otros diagnósticos sobre los que viene en América Latina como el de Juan M. Ruiz coinciden en las medidas a tomar junto con el BID, concentrando sus propuestas en la mejora de la productividad. Y añade que la región conserva una ventaja en relación a Europa u otras economías endeudadas, porque ha visto una mejora de la calificación de su deuda soberana en los últimos siete años. Lo cual mejora el clima de negocios.
Este analista, señala algunos interrogantes entre ellos si podrá América Latina, podrá sobrellevar un ajuste de precios de las materias primas, un menor crecimiento en China y unas condiciones financieras menos holgadas con el retiro del impulso monetario de la Reserva Federal.
Ante los cambios externos que comienzan a poner en dudas la continuidad del ciclo de alto crecimiento pocas veces visto en la historia de América Latina, los organismos internacionales de crédito y la banca realizan sus diagnósticos intencionados hacia repetir viejas fórmulas que se sintetizan en mejoras en la productividad.
En última instancia, la productividad en el capitalismo, reduce el tiempo de producción de cada mercancía (produciendo más mercancías en menos tiempo), sin que ello implique una mejora en la calidad de vida de la población. Ya bastó la experiencia de los 90´ como para volver a repetirla. |