(Foto: Facebook oficial de RB)
Luego de la gran manifestación que inundó las calles porteñas con la consigna Ni una menos, fuimos –hablo en plural por estar muy bien acompañado- a ver a Rata Blanca a José C. Paz.
En el marco de la gira presentando el nuevo disco “Tormenta Eléctrica”, el décimo segundo de toda su carrera, presenciamos el concierto de esta legendaria banda de Argentina que supo ganarse un lugar en el mundo.
Recordemos que no cualquiera, nos referimos al guitarrista Walter Giardino toca con los ex Deep Purple, tales como Glenn Hugges y recientemente, hace algunas semanas Joe Lynn Turnner, reeditando el memorable concierto del 2012, y que sea considerado uno de los mejores discípulos de Ritchie Blackmore no es pura casualidad.
El concierto de Rata Blanca fue 100% rockero de principio a fin, tal como suele ocurrir cada vez que tocan en vivo. Pero volver a verlos y presenciar ese nivel de profesionalismo es una experiencia que te prende fuego.
Al inicio del mismo hubo un problema técnico de sonido con la voz de Adrián Barilari, el cantante, pero que se corrigió con el correr de las primeras canciones. Mientras tanto el bajista, el Negro Sánchez, se lucia tocando con la precisión y sonoridad de lujo. Acompañado por los arreglos y el clima provocado por los teclados de Danilo Moschen. Desde luego todo esto no hubiese sonado de la manera potente sino fuera por el motor reloj (metrónomo humano) del batero Fernando Scarcella que le aportó el power necesario para que explote el rock en el cruce de Jose C. Paz. Sobre todo esto se construyó, con los magistrales solos de Walter Giardino que merece un párrafo aparte.
¿Es un animal, es una bestia? Cosas por el estilo se escuchaban cada vez que terminaba un solo. La Stratocaster bien arriba y de fondo una pared de 6 cajas Marshall (como para justificar la entrada) sonaron con toda la potencia. Incluso la pedalera de efectos distintos, diversas distorsiones según los temas, el Wha Wha cuando el tema lo requiere dieron al guitarrista las herramientas necesarias para calentar la fría y oscura noche.
Mientras bebía una cerveza con amigos jóvenes trabajadores, noté que el público estaba compuesto por tres generaciones, adolescentes, treintañeros y sesentones disfrutando de la música, viejas y nuevas generaciones.
El repertorio fue lo más, un mix variado de viejos temas y clásicos (todos) y algunos de los nuevos. Entre los que mejor sonaron notamos a El sueño de la Gitana, Asesinos, hasta deslumbraron con El último ataque para mostrar parte de su nuevo material como Buscando pelea, Rock N´Roll Hotel, Señor Espectro y antes de cerrar el concierto con Guerrero del Arco Iris tocaron la balada por la que la banda se hizo conocida masivamente en los ’80, Mujer Amante, que llevo a la banda a tocar en los corsos de barrio y en las bailantas de cumbia. En su momento recibieron la artillería pesada de la crítica proveniente de “especialistas del palo”. Años después Giardino devolvió la gentileza de tales “elogios” y recordó –medio parafraseando a Fidel Castro cuando dijo “la historia me absolverá”- al final el tiempo nos dio la razón porque “Rata Blanca toca para el pueblo” donde se quiera escuchar en vivo a la banda alli estarán Abrazando al rock and roll |