Corrupción, represión, violencia, una deuda estatal que asciende a 45,879 millones de pesos, 56% de la población por debajo de la línea de bienestar según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). 20 periodistas asesinados desde 2010 -entre ellos Regina Martínez, de Proceso, y Rubén Espinosa-. Todo esto es parte de los malos manejos de Javier Duarte bajo el cobijo de Peña Nieto.
Además, sobre el gobernador saliente pesa una acusación de la Auditoría Superior de la Federación de haber desviado nada menos que $77,000,000,000. Por lo que Miguel Ángel Yunes, de la victoriosa coalición PAN-PRD, amenaza demagógicamente mandarlo a la cárcel.
Los resultados
Según el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), Miguel Ángel Yunes resultó ganador con 945,560 votos (34.4108%), segunda fuerza la coalición PRI-PVEM-Panal-Alternativa Veracruzana-Partido Cardenista, representada por Héctor Yunes Landa, con 839,127 votos (30.5375%), y tercera fuerza el Morena, con Cuitláhuac García, con 721,427 votos (26.2541%).
Debajo, Juan Bueno, candidato independiente, obtuvo 52,333 votos (1.9045%), el PT 45.412 (1.6526%), Movimiento Ciudadano tuvo 33,203 votos (1.2228%), Encuentro Social, 30,303 (1.1027%), CNR 1,919 (0.0698%). La “cuarta fuerza” fue el voto nulo, con 78,173 sufragios (2.8448%) de personas que no se sintieron representadas por ninguno de los candidatos.
Según se dio a conocer en Proceso, tanto el priista Yunes Landa como García, del Morena, consideran que hubo irregularidades en el conteo de votos.
El voto castigo y el crecimiento de Morena
La pérdida de Veracruz constituye un golpe para el PRI en el plano nacional, no sólo a nivel del estado. Entre los partidarios del tricolor existía fe en gobernar para siempre una de las principales entidades petroleras que a su vez cuenta con el puerto, que maneja el 30% de la carga marítima del país y es un lugar estratégico para el comercio internacional.
Los múltiples cuestionamientos al gobierno de Duarte, que además de los enumerados arriba, incluye deudas a la Universidad Veracruzana, al Instituto estatal de pensiones, el solapamiento de las acciones del crimen organizado, impunidad galopante ante la violencia contra las mujeres, como demostró el caso de "los porkys", además de la ofensiva del clero para criminalizar el aborto en el estado, han abonado a la caída del PRI.
Por otra parte, nadie puede olvidar el crimen industrial de la Planta Clorados III en el complejo Pajaritos, producto de la aplicación de la reforma energética y de la laboral. Y también se ha expresado la resistencia contra la reforma educativa que pretende precarizar las condiciones de trabajo de las y los maestros y privatizar la educación.
Morena, aunque no logró ganar la gubernatura ni convertirse en segunda fuerza, sí conquistó influencia en un estado considerado estratégico por el capital nacional y extranjero y la casta política a su servicio. Esto tiene que ver en parte porque algunos de sus referentes nacionales, como Rocío Nahle, son muy conocidos en el estado, combinado con el apoyo de un sector de los maestros. Estos comicios dejan al partido de Andrés Manuel López Obrador muy bien posicionado para el 2018.
El Veracruz que viene con Yunes
Como explicamos en una nota anterior, nada bueno puede esperarse de Miguel Ángel Yunes, responsable de los penales federales en tiempos de la primera fuga del Chapo, en enero de 2001, y director del ISSSTE en momentos de desvíos multimillonarios en esa institución. Antes, como secretario de gobierno local de Patricio Chirinos, entre 1992-1997, fue el responsable político de la represión desatada contra indígenas que pedían regularizar sus tierras. Se trata de un político al servicio de los empresarios acostumbrado a la práctica de las torturas, las detenciones arbitrarias y las amenazas.
Además, pesan sobre Yunes, vinculado a los Panamá Papers, acusaciones de enriquecimiento ilícito y relaciones con la red de pederastia encabezada por los empresarios Jean Succar Kuri y Kamel Nacif Borge.
Demás está decir que Yunes gobernará para los ricos y los poderosos. Muchos voltearán con ilusión a ver a Cuitláhuac García, confiando en que Morena pueda, si logra conquistar la gubernatura en las elecciones próximas, resolver los graves problemas como la corrupción, la aplicación de las reformas estructurales, el desempleo y las condiciones laborales cada vez peores.
Pero problemas de esta magnitud no se derrotan en las urnas. Sino con cambios profundos, de raíz. Sin nexos con empresarios ni con exmiembros del PAN, del PRI, del PRD -una práctica muy común en el Morena, que ha generado muestras de rechazo en su base-. A diferencia de Morena, confiamos en la fuerza de la única clase que es capaz de crear riqueza y poner en marcha la economía: la clase trabajadora.
Que el descontento se agrupe, se ponga de pie, se exprese en las calles. El de los petroleros. El de los maestros. Y unidos, que confluya su fuerza con el hartazgo de las mujeres ante la violencia, con los familiares de desaparecidos, con los pueblos despojados, con los estudiantes y los trabajadores de la universidad. Una fuerza social que dé pasos hacia la construcción de una herramienta política propia. |