En el marco de los distintos abrazos que se sucedieron en las escuelas porteñas por las condiciones edilicias en las que docentes y estudiantes deben transitar la jornada escolar, la comunidad educativa de la escuela, sus docentes, familias y alumnos junto a otros maestros del distrito séptimo realizaron en el día de ayer un abrazo a la escuela.
Con carteles, globos, banderas y prendedores la escuela fue abrazada en un acto que contó con la participación de algunos sindicatos docentes que acompañaron el reclamo. Durante el abrazo tomaron la palabra padres de la escuela expresando la preocupación por las condiciones en que aprenden sus hijos y el peligro que corren diariamente “Yo soy mamá de un nene que se salvó de milagro al caerle un ventilador a centímetros de su cabeza, lo que no sé es si existirán milagros para cada uno de los chicos que estudian en la escuela” expresó una de las madres al contar la anécdota del pasado 11 de abril, cuando el abrupto desprendimiento de un ventilador de pared -de más de 60 kg de peso- del salón de actos puso en riesgo la vida de su hijo, producto de la desidia del gobierno.
La convocatoria tuvo como objetivo, llamar la atención de las autoridades gubernamentales sobre los persistentes problemas de infraestructura que sufre el establecimiento. Según denuncian las familias aproximadamente 800 estudiantes de las 3 escuelas que funcionan en el edificio -Jardín (JIN C 7), Primaria y Centro de Idiomas (CECIE 7)- están expuestos a la creciente humedad en paredes, goteras, cielorrasos con peligro de caída e instalaciones eléctricas deficientes, entre muchos otros problemas que afectan al establecimiento.
La comunidad escolar, viene reclamando hace años por estos problemas sin encontrar respuesta alguna. Una de las maestras de la escuela expresó mediante una carta la voz de sus compañeras que trabajan diariamente en esas condiciones “En la escuela nosotros enseñamos sobre los derechos. No queremos que se derrumben nuestros derechos como se derrumban los techos de esta escuela, por eso decimos que vale la pena luchar por lo que vale la pena tener”.
La situación ha empeorado, en el último tiempo se han desprendido sectores de cielorraso y hay techos de aulas a punto de caer. Hace 2 años ya se dio conocimiento de la situación a la Defensoría del Pueblo, quienes elaboraron y elevaron al Ministerio de Educación un Informe completo advirtiendo del mal estado de infraestructura, al cual nunca dieron respuesta. Ya se han elevado reclamos al Ministerio y algunos padres han llevado el tema a la Comisión de Educación de la Legislatura de la Ciudad. Al respecto Gustavo, un padre de Cooperadora cuestionó las declaraciones de la funcionaria Vidal sobre los “padres anestesiados” en relación al escándalo de Time Warp y declaró “Acá los anestesiados parecen ser los funcionarios”.
El abrazo expresó quienes son los que realmente se preocupan por la educación pública. La unidad de docentes y las familias de la escuela pública. Ayer se volvieron a manifestar en las calles docentes, familias y alumnos. Esa es la unidad que a los gobiernos les molesta. Esa es la unidad que intentan quebrantar. Porque la defensa de la escuela pública es para los miles de niños que concurren a ellas y las mejores condiciones para su educación, son también las mejores condiciones laborales para sus docentes. La defensa de la escuela pública es junto a las familias que pelean día a día para que sus chicos vayan a clases a pesar de la distancia y el aumento del boleto, a pesar de la falta de vacantes, a pesar de las lluvias que muchas veces les impide salir de sus barrios, es una lucha que entraña la organización junto a las madres y los padres de los alumnos, muchos de ellos trabajadores inmigrantes textiles, obreros de la construcción, amas de casa, tercerizados de limpieza y servicios, que trabajan para grandes patronales en pésimas condiciones y por sueldos de miseria que hoy se ven amenazados ante el ajuste y los despidos. |