Titulado “Los trabajadores contra el ajuste”, se llevó a cabo en la tarde del pasado jueves (09/06) en la Facultad de Filosofía y Letras, con la participación de Antonio Roselló (Secretario Adjunto de Conadu Histórica), Beto Pianelli (Secretario General de AGTSyP), Sebastián Tafuaro (delegado de ATE-Ministerio de Hacienda), Carlos Artacho (dirigente de Foetra Opositora) y Nicolás Rodríguez (Comisión Interna BCRA), convocados por el Centro de Estudiantes (CEFyL) y por la FUBA. Comenzó la jornada con la intervención de trabajadores despedidos de la fábrica Menoyo, contando su situación de lucha por la reincorporación desde hace ya cuatro meses.
Continuaron los panelistas con exposiciones generales antes de dar lugar a comentarios y preguntas. Varios temas atravesaron todas ellas: el repudio al fallo antiobrero de la Corte Suprema de Justicia y a la represión de trabajadores en huelga en Santa Cruz y Tierra del Fuego; la unión obrero-estudiantil; la independencia gremial en todos las ramas y la lucha contra las burocracias sindicales; y principalmente la organización y la lucha contra el ajuste del gobierno.
Sin embargo, detrás de estas correctas palabras subyacieron diferentes lecturas, posiciones y prácticas que algunas corrientes políticas vienen llevando a cabo, y que ponen nuevamente en el centro del debate el problema de llenar de contenido discursos y acciones vacías que ocultan la pasivización del movimiento obrero-estudiantil.
Tal fue el caso de Roselló, quien dijera sobre terminar con el tarifazo y la represión que “tenemos las condiciones para hacerlo”, cuando paradójicamente fue la Conadu Histórica que él dirige la que decidió cerrar un conflicto que efectivamente tenía todas las potencialidades luego de mostrar 40.000 docentes y estudiantes en las calles. Pianelli no se quedó atrás, llamando a la unidad contra el avance “sobre lo conquistado últimamente, ya que no venimos de hiperinflación ni despidos como en los 90”. Ante la pregunta sobre el impacto desigual que producen el ajuste y los despidos en las condiciones de vida de hombres y mujeres, sí reconoció que estas últimas lo sufren más fuertemente. Asegurar ese piso es una cuenta pendiente que ni el gobierno actual tiene ni el anterior tuvo voluntad de garantizar, como tampoco la aplicación del cupo laboral trans en todas las provincias.
Por su parte, Tafuaro pidió “dejar de lado las diferencias, por lo menos por el momento”, y eso incluye a las cinco centrales sindicales sin las cuales “no alcanza” la acción del movimiento obrero, en referencia a las CGTs que no acompañaron a las CTAs el 2 de junio. Su propuesta parecía más cercana al Frente Ciudadano que a una organización clasista, donde “no importa que piensen distinto si es que quieren derrotar al enemigo (macrista)”. Lo que no se da cuenta es que el enemigo está entre sus filas del “Frente”, en las cúpulas sindicales que no llaman a un paro general frente al veto de la mísera ley antidespidos, y están más preocupadas por los arreglos que puedan conseguir en la AFA que la resolución de los problemas que atañe al pueblo trabajador.
Artacho dio un giro en lo dicho hasta ese momento, cuando planteó que la Argentina atendida por sus dueños se está sirviendo de la precarización y tercerización que dejaron los años pasados, y esta ofensiva no va a caer por un golpe “desde arriba”.
Entender que el ajuste viene del gobierno nacional y de las provincias, que van por mucho más, y que por una ley no se puede supeditar un movimiento obrero a las centrales que todavía no han llamado a un paro general, implica para él superar la mera denuncia llevando a cabo una organización desde abajo que salga a las calles a luchar.
Así lo demostró en la marcha del 2 de junio donde encabezó la oposición de Foetra, de la que es delegado, la cual se unió a la columna independiente de la izquierda combativa contra agrupaciones sindicalistas y conciliadoras que no impulsan lucha contra los despidos, los tarifazos y el veto a la ley antidespidos. En este sentido, la columna se solidarizó en los hechos (diferente de los ‘luchadores discursivos’) con la jornada de paro en Tierra del Fuego por la represión que la gobernadora Bertone del FPV llevó a cabo en la madrugada del 31 de mayo.
En la misma sintonía, Rodríguez señaló que la lucha debe romper los límites estatales que quiere imponer la Corte Suprema de Justicia, y desatar la lucha “por abajo”, como lo demuestran los paros que llevaron a cabo trabajadores del BCRA.
Evidentemente, hilar un poco más fino saca a la luz diferencias notables. La unidad discursiva no puede ser ni objetivo ni método de lucha porque termina en, como dijera el gran revolucionario del siglo XX, “marchar juntos para ser golpeados por separado”. En cambio “de taller en taller, de fábrica en fábrica, de barrio en barrio (y de facultad en facultad) […] ¡marchar separados, golpear juntos!” al ajuste de Macri y los gobiernos provinciales. La unidad tiene que ser en la lucha en las calles, por una juventud combativa que se plante junto a las y los trabajadores. |