Según la Estadística de Violencia Doméstica y Violencia de Género elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), ha habido un aumento del 2% de las mujeres maltratadas que demandaron a sus agresores y recibieron órdenes de protección o medidas cautelares por violencia de género con respecto al año anterior en el Estado Español.
Destaca que el aumento de los casos registrados ha sido mayor entre las menores de 18 años (la subida alcanzó el 10, 6% hasta llegar a los 637 registros) y en los tramos de edad comprendidos entre los 50 y 54 años (subieron un 17,6%)
En el caso de la llamada violencia doméstica, el número de personas registradas asciende a 7.229, también un 2% más que el año anterior, de las cuales el 63% son mujeres.
Los datos para elaborar este informe fueron proporcionados por el registro del Ministerio de Justicia basados en sentencias firmes. Corresponden a las mujeres que han sufrido abusos, agresiones o maltratos por su pareja o ex pareja, que han decidido ir a denunciar.
Tras demostrar ellas mismas su situación y después de diferentes trámites judiciales, han conseguido que se dicte una sentencia firme sobre una orden de protección (prohibición de aproximarse o comunicarse con determinadas personas, la libertad provisional) o una medida cautelar (determinación del régimen de custodia, de prestación de alimentos, del régimen de visita).
Aún con todos estos filtros, las cifras que resultan de la estadística son realmente terribles. Pero es mucho más alto el número de mujeres que sufren la violencia machista y que este informe no recoge, empezando por las mujeres que no se atreven a denunciar a su agresor por el miedo a las represalias de éste y a la poca eficiencia de los sistemas de protección.
Las que sienten la vergüenza de una estigmatización que el sistema y todas sus estructuras potencian. Las que no pueden soportar la incomodidad de unos procesos judiciales eternos que en no pocas ocasiones las tratan de culpables y no de victimas.
Además, partiendo de la definición que hace el Estado, los gobiernos, todas las instituciones y los medios de comunicación de la violencia de género “todo acto de violencia física o psicológica (incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad) que se ejerza contra una mujer por parte del hombre que sea o haya sido su cónyuge o esté o haya estado ligado a ella por una relación similar de afectividad aún sin convivencia”, muchas mujeres quedan desprotegidas por el sistema judicial al no considerarse sus circunstancias bajo la definición anterior.
Es el caso de las mujeres en situación de prostitución, por ejemplo. En muchas ocasiones son maltratadas por los clientes y posteriormente también por las instituciones que se lavan las manos ante estas denuncias. No las consideran maltrato por no haber una relación sentimental entre la víctima y el agresor. No es considerado violencia de género aunque hayan sido agredidas o asesinadas por el hecho de ser mujeres.
El suceso ocurrido el viernes pasado en Torre Pacheco (Región de Murcia) donde una mujer de 36 años fue asesinada por un vecino del barrio tras negarse a tener relaciones sexuales con él, tampoco será un feminicidio oficial, ya que no tenían ninguna relación.
Todas las prácticas de las que la mujer es “objeto” son violencia de género. Al invisibilizar gran parte de ellas, se alimenta la idea de que cada acto de este tipo de violencia es individual cuando en realidad está enmarcado en un sistema patriarcal que sustenta la desigualdad entre hombres y mujeres. |