En la cobertura del discurso que realizó Hillary Clinton como parte de su campaña para presidenta de los Estados Unidos, el sitio vox.com resalta una de sus frases: "creo que las armas de guerra no tienen lugar en nuestras calles".
Enfocándose en que el autor de la masacre en Orlando utilizó un fusil de guerra, la principal candidata a suceder a Barack Obama obvió decir que los principales portadores de armas de guerra en suelo estadounidense son los policías.
Así se vio durante la represión a las movilizaciones en Baltimore cuando miles de afroamericanos reclamaban justicia por el asesinato a manos de la policía local de Freddie Gray o el caso de Michael Brown en Ferguson.
En aquel momento describíamos como los manifestantes decían “Están haciendo en casa, lo que hacen afuera” en referencia a las invasiones en Medio Oriente, o "¿usted nos va a disparar? ¿Es ésta la Franja de Gaza?” cuando la Guarda Nacional, que había militarizado la ciudad, se disponía a reprimir.
Allí se vieron las imágenes de tanques ingresando en esa pequeña ciudad y policías equipados para la guerra. El denominado “Programa 1033” del Departamento de Defensa de Estados Unidos establecía la transferencia del material militar sobrante del Ejército hacia las policías locales. Según la Agencia de Logística de ese organismo, solo durante 2013 se han transferido pertrechos militares por 449 millones de dólares.
Según un análisis del New York Times, desde el 2006, los departamentos de policía han adquirido 435 vehículos blindados, 533 aviones, 93.763 ametralladoras y 432 camiones blindados resistentes a las minas.
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Tan obscena resultaba la imagen de la represión llevada adelante por una verdadera tropa de ocupación militar en el propio territorio estadounidense, que género un amplio debate sobre el “Programa 1033” y la militarización de fuerzas de seguridad. En mayo de 2015, tras las protestas en Baltimore, el presidente Obama promulgó una orden ejecutiva (decreto) que limitó el uso de equipo militar. En ese momento declaró "Hemos visto cómo el engranaje militarizado a veces da a la gente una sensación de que son una fuerza de ocupación, en contraposición a que están allí para protegerlos".
Esta claro que Hillary Clinton, luego de pedir mayor restricción a las libertades democráticas en el país, cuando por la mañana solicitó aumentar la seguridad nacional, ahora apunta a la venta indiscriminada de armas en suelo estadounidense para matizar el giro derechista de su discurso y diferenciarse de su adversario en la carrera electoral Donald Trump. También es claro que la prohibición de armas de guerra no tocará a las fuerzas de seguridad, pertrechados hasta los dientes para mantener a regla las protestas sociales y los reclamos de mayores derechos como sucedió con el movimiento contra el racismo que se conoció como #BlackLiveMatter. Por el contrario la vuelta de un discurso derechista que agita el fantasma de “terroristas” favorece las medidas represivas y le da más poder a las fuerzas de seguridad. |