Guillermo Moreno fue uno de los personajes protagónicos de la era K, tanto por sus apariciones escandalosas como secretario de Comercio como por sus acciones a modo de fuerza de choque del gobierno de Cristina Fernández. Así fue como metió una patota de UPCN en el Indec que durante años amedrentó a los trabajadores del organismo.
Así también el 24 de marzo de 2013 fue descubierto detrás de un grupo de patoteros del mismo sindicato estatal intentando impedir a los golpes el ingreso a la Plaza de Mayo de la columna del Encuentro Memoria Verdad y Justicia.
Y hace algunos días se hizo escuchar nuevamente con declaraciones tan patéticas como que “ni el gobierno genocida de Videla le sacó la comida de la boca a la gente”, según él para explicar la política del macrismo.
Socios
Pero por supuesto que nada es casualidad. Siguiendo la línea de dichas declaraciones Moreno, mientras dice que no aspira a ser candidato “a nada” en las próximas elecciones, impulsa que su socio en una flamante empresa de panchos, César Milani, se presente en las elecciones de 2017 como candidato a diputado nacional.
Hace algunos años, mientras la gestión de Cristina Fernández se jactaba de ser el “gobierno de los derechos humanos” designaba como jefe del Ejército a Milani, un personaje nefasto que se encontraba señalado por su participación en el Operativo Independencia en Tucumán como subteniente especializado en inteligencia en el Batallón de Ingenieros de Construcción 141 de La Rioja entre 1976 y 1977.
Al peronismo no le es ajeno este hombre que hizo carrera al calor del espionaje militar mientras su familia sostuvo durante décadas unidades básicas en Córdoba. Tan estrecha es su relación con el PJ que durante la gestión de Nilda Garré fue promovido como jefe del Ejército en 2013.
Debería ir a la cárcel y no al Congreso
Milani actualmente se encuentra acusado por delitos de lesa humanidad por estar involucrado en la desaparición de Alberto Ledo en Tucumán, por la detención ilegal y torturas de Oscar Schaller en La Rioja, con un pedido para que se presente a declarar en la causa de Gustavo Carlos Cortiñas, hijo de la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, además de estar acusado por enriquecimiento ilícito.
Sería cómico sino fuera tan grave, pero los antecedentes en este país muestran cómo distintos represores han accedido a diferentes candidaturas.
El subcomisario Luis Patti fue electo como diputado nacional en 2005, pero luego fue desaforado por la Cámara de Diputados por carecer de idoneidad moral. Durante el 2009 se presentó como candidato pero la Cámara Nacional Electoral falló en su contra.
Aldo Rico, exmilitar carapintada que se alzó contra un gobierno constitucional durante la Semana Santa en 1987, entró como diputado durante 1991, fue convencional constituyente en 1994, en 1997 intendente de San Miguel, en 2009 concejal y durante el 2011 fue candidato a intendente por el partido de Unión Popular de Ruckauf.
Antonio Domingo Bussi fue electo gobernador de Tucumán entre 1995-1999. Se postuló como diputado en las elecciones siguientes pero el Congreso lo rechazó por inhabilidad moral.
“Cambiemos”
Cambiemos opera sobre la base de la política de derechos humanos del gobierno anterior, con el fraccionamiento de las causas y el mantenimiento de un aparato judicial, policial y de servicios de inteligencia que fue parte de la dictadura, con la mayoría de las Fuerzas Armadas y de Seguridad impunes y también con los civiles impunes.
En ese marco ahora los exfuncionarios kirchneristas se apoyan en la política de Cambiemos de avance en la impunidad.
Tan es así que ya no les interesa siquiera consultar los antecedentes ante la designación de ascensos militares, ni para militares retirados que están ocupando cargos en la administración pública.
Guillermo Moreno comandando la patota el 24 de marzo de 2013 en Plaza de Mayo |