El destino del Reino Unido y su relación con la UE se decidirá en el referéndum a celebrarse el próximo 23 de junio; sin embargo, esta discusión fue artificialmente instalada por el primer ministro británico, David Cameron, luego las elecciones de mayo de 2015. Temeroso de que más diputados desertaran al partido de extrema derecha UKIP (Partido Independiente del Reino Unido), el primer ministro convocó el referéndum para apaciguar al ala euroescéptica de su propio partido.
En los últimos días las discusiones económicas fueron desplazadas por el debate alrededor de la inmigración. Esto se profundizó con el terremoto político que significó el asesinato de la joven diputada laboralista Jo Cox, que generó la suspensión momentánea de las campañas hacia el referéndum. Y se exasperó aún más cuando se conoció que una de las principales pistas de investigación del asesinato llevaba a la relación del atacante con grupos ultraderecha, nacionalistas y antiinmigrantes. Por su parte, el UKIP escaló su política antiinmigrante al revelar un cartel de campaña que tiene claras asociaciones con un afiche de propaganda nazi que despierta miedo y es un anticipo de la narrativa que seguramente se fortalecerá si gana la salida de la UE.
Con los sondeos de las últimas semanas aventajando por varios puntos a los brexit, -aunque las nuevas encuestas vaticinan una leve ventaja a la permanencia- y la caída bursátil como telón de fondo, Cameron y el establishment empresarial y político escalan su campaña con declaraciones alarmistas sobre el futuro del país. Y dicen: el brexit significa el desplome de la economía del país, la falta de ingresos de la UE, la ausencia de instancias para negociar la cuota de inmigrantes con las competencias necesarias para incorporarse al mercado laboral.
El debate del referéndum del Reino Unido fortaleció a los sectores nacionalistas y antiinmigrante que acusan a los migrantes de todo mal habido y por haber en el país, desde el vaciamiento del sistema nacional de salud, pasando por la falta de desarrollo industrial y la crisis económica. Estas manifestaciones de polarización y el grado de rivalidad política – no vista en ninguna campaña electoral en las últimas décadas –ponen en tela de juicio la jugada de Cameron.
¿Por qué elegir entre Cameron o Farage?
Lamentablemente casi todos los grupos y sectores de la izquierda británica quedaron atrapados en una de las dos opciones de la pregunta del referéndum: ¿Debe Reino Unido seguir siendo un miembro de la Unión Europea, o debe abandonar la Unión Europea? Las respuestas posibles son dos: Remain a member (permanecer) o Leave (salir)
La lucha por los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, los migrantes, la población pobre no se juega en ninguno de los dos bandos del referéndum y la primera respuesta de la izquierda debería ser denunciar el referéndum por lo que es, una maniobra de Cameron para dirimir su propia interna.
El Socialist Workers’s Party (SWP) es parte de la plataforma ‘#Lexit: la campaña por una salida por izquierda de la UE’ con otras formaciones políticas de izquierda. En su texto de presentación dicen, correctamente, que los votantes merecen más que optar entre la posición europeísta de Cameron (o el sueño imposible de una “Europa Social”), por un lado, y la campaña reaccionaria euroescéptica de UKIP y el ala derecha del partido conservador, por el otro. Para enfrentar esas falsas opciones, argumentan, se lanzó #Lexit (acrónimo de ‘izquierda’ y ‘salida’ en inglés, con el fin de impulsar una campaña ‘principista, antiracista e internacionalista comprometida con la democracia, la justicia social y la sostenibilidad medioambiental’. Lexit está apoyada por Counterfire y el Partido Comunista de Gran Bretaña y por Antarsya (Grecia).
Justifican votar por la salida con los siguientes argumentos: la UE persigue una agenda patronal, que incluye negociaciones secretas de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, (ATCI) y los programas de austeridad en Grecia, Chipre, Irlanda y Portugal. En segundo lugar, la UE es ingobernable con instituciones megaburocráticas como la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE). Tercero, el argumento de que la UE defiende los derechos de los trabajadores es un mito, todas las conquistas son producto de la lucha. En cuarto lugar, la UE es una fortaleza europea involucrada en planes de deportación masiva y el libre movimiento de trabajadores se aplica exclusivamente a los comunitarios. Por último, en el plano político, no representará automáticamente un giro a la derecha. Si el Reino Unido se va de Europa, se podría precipitar una gran crisis para la clase dominante.
En relación al asesinato de Jo Cox, opinan que es producto de la atmosfera de racismo e islamofobia en la cual los migrantes y refugiados son el chivo expiatorio.
Nadie en la izquierda niega la agenda liberal de la UE ni sus aspectos reaccionarios; sin embargo, grupos solidarios con el movimiento migratorio opinan que de ganar el brexit el racismo aumentará.
La posición del SWP no deja de ser peligrosa, porque la campaña por la salida está asociada con Farage y la extrema derecha. ¿Cómo puede un Farage envalentonado representar una mejor situación para la lucha y abrir una situación favorable para las masas?
El Socialist Party (perteneciente al Comité por una Internacional Obrera) se ubica por la salida de la UE también. En sus materiales argumentan que lo hacen desde una perspectiva de clase e internacionalista y se trata de una oportunidad para que los trabajadores expresen su oposición al gobierno conservador y la clase capitalista. Sobre el asesinato de Jo Cox, sostienen que al no haber una campaña de independencia de clase alrededor del referéndum que unifique la voz contra la austeridad y el racismo en un solo grito, no se puede descartar un resultado peligroso del referéndum con un aumento de los ataques a migrantes y personas de minorías étnicas.
Por su parte, tanto Socialist Resistance (organización hermana del NPA, Francia) como Left Unity, la formación que cuenta con el apoyo del cineasta Ken Loach, se ubican en el otro extremo del arco político. En su folleto “La Unión Europea y el Referéndum: por un voto critico a favor de ‘quedarse’ contra la xenofobia” denuncian el carácter antidemocrático y neoliberal de la UE, sus instituciones y del referéndum. Argumentan que la campaña por salir de la UE es un proyecto de la derecha xenofóbica y su triunfo alimentará el sentimiento antiinmigrante y racista en el Reino Unido y en Europa. Descartan abstenerse por las terribles consecuencias del brexit.
La formación Left Unity, trata de establecer un diálogo con las personas que plantean que quedarse es más progresivo pero su punto débil es el embellecimiento del proyecto europeísta. Se tiran con fuerza contra el gobierno conservador y sus políticas de recortes pero al discutir con la izquierda que está por irse, aclaran que la victoria del brexit le daría poder y credibilidad a la extrema derecha y al sentimiento antiinmigrante.
Las posiciones cruzadas, por quedarse y por salir de la UE, han dividido a la izquierda británica. El referéndum le presentaba a la izquierda la oportunidad de denunciar conjuntamente y de manera militante que se trata de una disputa burguesa y negarse así a tomar partido en estos bandos. Después de todo, el debate está dominado enteramente por campos burgueses: el de Cameron con un discurso proempresarial y neoliberal y el de Farage, con una narrativa populista de derecha.
Los jóvenes descontentos con el establishment que se movilizaron por la candidatura de Jeremy Corbyn siguen activos en otros fenómenos políticos. Van a los centros de detención de inmigrantes, trabajan como voluntarios en Calais y se movilizan en la lucha contra el racismo y por los derechos de los migrantes y se pronuncian por la pertenencia a la UE.
Ante la perspectiva del fortalecimiento de la ideología reaccionaria -en el marco de la ausencia de una campaña que plantee una solución independiente, a favor de los trabajadores, el pueblo pobre, la lucha de las mujeres, los derechos de los inmigrantes y la comunidad LGBT y trans, la permanencia a la UE se ve como un mal menor.
Pero es necesario plantear claramente que no es una alternativa. La lucha contra el nacionalismo xenófobo y racista está necesariamente unida a la lucha contra la Unión Europea del capital, por una perspectiva internacionalista y de clase. |