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La Izquierda Diario
19 de junio de 2016 Twitter Faceboock

OPINIÒN
Fernando Peña, un comisario de a bordo en un viaje contra la hipocresía
Pablo Curbelo
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https://www.youtube.com/watch?v=mXrS0hSdHP8

El viernes pasado se cumplieron siete años de su muerte. Como seguidor del artista y conductor realizo un pequeño homenaje.

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Al despertarme leyendo noticias y mails recordé a Fernando. Nos dejó el artista y conductor “Ferpeña”, regalándonos el legado de sus 21 personajes, varias declaraciones polémicas, entre otras cosas. Pero la intención de esta nota no es solo hablar de su calidad actoral sino partir desde ahí para rescatar esa estela polémica que dejaban sus personajes cada vez que aparecían en público. “Yo no soy gay ni homosexual: soy un puto sufrido”, solía decir el actor.

Antes de llegar a ser actor, Peña tuvo muchos empleos pero el que lo lleva a la radio fue el de comisario de a bordo en el que les daba la bienvenida a los pasajeros con una variedad de personajes. Pasó a la radio y fue el inicio de muchos años de deleite para los oídos de un importante grupo de fieles oyentes. Una de sus más importantes apariciones fue la primera versión de El Parquímetro, donde Peña y sus criaturas alcanzaron su mayor repercusión. Como él mismo se encargaba de afirmar y el tiempo le terminaría dando la razón, Peña no creaba personajes sino personas con vida y pensamientos propios.

Criaturas como Milagros López (“La vieja que vive en mí”, dijo alguna vez), Martín Revoira Lynch (“Como me educaron”), Roberto Flores (“El puto patético que soy”), La Mega (“La mujer que quiero ser”), Porelorti (“Mi parte corrupta”), Palito (“El taxi boy que fui y no lo niego”) se convirtieron en clásicos de la radiofonía de la última década. Un mix de personajes que surgían de su propia voz y a los que conjugaba al aire con maestría. Al punto de que durante mucho tiempo hubo oyentes que no creyeron que los personajes que intervenían en El parquímetro, con Sebastián Wainraich y Diego Scott, salían de la mente y cuerdas vocales de una misma persona.

En agosto de 2001 algunas ediciones de las revistas Noticias y Veintitrés dedicaron sus tapas a un supuesto "destape homosexual". La confesión gay tituló el semanario de Editorial Perfil una producción que muestra al bailarín Julio Bocca, al periodista Juan Castro, al ex "Gran Hermano" Gastón Trezeguet y a Peña con una bajada que promete "uno por uno, los argentinos que decidieron contar su intimidad y conmovieron a la opinión pública". Y suma, también, los "secretos, códigos y marketing de los hombres que aman a los hombres". "No tengo límite moral", había dicho Peña en la entrevista que publicó Noticias.

Días después comunicaba –con un toque bizarro- que tenia VIH. No lo dijo literalmente, tiró una "consigna" para que el público participara mediante llamados telefónicos: "¿Cuál es el colmo del sidoso?". Así, algunos oyentes se "engancharon" con la propuesta con frases como "ser alérgico al AZT".

La estética "escandalosa" de Peña, esa facilidad con la que suele cruzar la frontera privada para convertir sus gustos íntimos en material de exhibición pública mezclándolos con un discurso ideológico "contra la hipocresía" del sistema, no sólo lo convirtieron en un fuerte referente para mucho público joven. También ha nutrido cantidad de programas televisivos, en un arco muy amplio por ejemplo, cuando dijo: "Soy el puto más grande de la Argentina”

En el 2002 El Parquímetro fue censurado por el COMFER. El organismo atacaba el lenguaje “vulgar” y el contenido del programa. Desde la emisora se defienden apelando al derecho de la libre expresión, pero el ente termina censurando el espacio mientras argumentaban que había que cuidar el orden y la moral pública. Si bien salió del aire el programa, dicho ataque no influyo en la continuidad de sus personajes que ponían en jaque a la moral de la sociedad.

El actor-conductor comentó una de las veces: “Quiero burlarme tanto de la realidad hasta que la gente piense ¡qué hijo de puta! y me odien a mí, pero que por mi sacrificio se den cuenta de los males de esta humanidad. Es vocacional. Voy a seguir hasta la muerte. Creo que soy arte antes de ser persona. Y eso me trae problemas como persona porque no me sé relacionar. Mis personajes dicen cosas que en mi vida personal yo no puedo decirle ni a una persona que quiero”, dijo.

Cada vez que recuerdo a "Ferpeña" pienso en que es uno más de los que entran en el gran circo de la fama y se exponen como productos en radios, teatros o canales de TV. Pero, a diferencia de la mayoría, él desafiaba a "la moral y las buenas costumbres" deseando generar un cambio para los "putos sufridos".

Quizás no estaba en el lugar ideal para lograr ese cambio, pero artísticamente se animó a decir lo que muchos no podíamos.

No creo que los cambios los logre una sola persona, sino la organización de los sectores oprimidos luchando en las calles, pero si reconozco los aportes que puede hacer un personaje (o más de 20).

Es por eso que a pesar de las diferencias, quería recordarte en el aniversario de tu muerte.

 
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