Le gustaba hacerse llamar Rosa, en honor a la revolucionaria alemana Rosa Luxemburgo, y en consonancia con su intención de incomodar al (precariamente) aceptado modelo de hombre "gay norteamericano". “Me llaman el padre del movimiento gay argentino cuando todos saben que soy la tía” le escribió a su amiga y activista feminista Sara Torres. Junto a ella y a otros activistas e intelectuales, como Manuel Puig, fundaron el Frente de Liberación Homosexual.
Néstor Perlongher nació en Avellaneda el 25 de diciembre de 1949. Fue poeta, narrador, ensayista, sociólogo, militante trotskista y activista gay, y su figura como intelectual (como señalan Ferrer y Baigorria en el prólogo a su Prosa Plebeya) se recorta bastante a contramano de la despolitización que imperó en la academia, sobre todo en los años 80, con el discurso del “fin de los grades relatos”.
Un escritor de palabras clandestinas
Prolífico escritor, tanto su producción ensayística como literaria está empapada de su búsqueda de las voces marginales de maricas, locas, lumpenproletas, que, al emerger, corroen a la normalidad, y provocan “la erección de todo un aparato policial, social, familiar”, como dice en “El sexo de las locas”.
Desde su poesía y su prosa literaria, autodenominada “neo-barrosa”, surge una palabra que circula por fuera de los medios e instituciones que reproducen una moral burguesa y una ideología sumisa al sistema social de explotación y exclusión.
En su texto “El hule” lanzó una denuncia a la democracia alfonsinista que pactaba la impunidad con su Punto Final para que “el olvido baje sus cortinillas de hule”.
Señala Ignacio Iriarte en su análisis de la obra literaria de este autor: “La democracia se afirma gracias a que el radicalismo suprime de la palabra pública los campos de concentración. (…) Para Perlongher, la democracia de Alfonsín, con esa claudicación en el terreno de la justicia que fueron las ’leyes de impunidad’, quiso suprimir de la memoria los sufrimientos y los gritos de los centros clandestinos de detención. El texto descubre, con una palabra lujosamente barroca, lo que de pronto se quiso ocultar”.
Junto al FLH: lo personal es político, el machismo es fascismo de entrecasa
Antes de integrar este frente, Perlongher había hecho una experiencia de militancia de izquierda en el trotskismo universitario junto a Política Obrera, pero hacer pública su sexualidad generó problemas en esta organización que, como gran parte de la izquierda de esos años, reproducía o bien los prejuicios de la moral católica o los del stalinismo que entendían la homosexualidad como un “vicio burgués”.
Durante un breve tiempo él, y gran parte del F.L.H., depositaron esperanzas en el peronismo como parte de una “lucha popular” y buscaron acercarse a sus organizaciones. Pero tanto desde aquellas como desde el estado esas esperanzas fueron rápidamente pisoteadas. Perlongher haría luego un duro balance crítico de este acercamiento al peronismo en sus ensayos posteriores. “Jódase por puto”, cuenta que le dijo Evita a Paco Jamandreu cuanto este había sido encarcelado.
En este contexto, la única organización de izquierda que le abre las puertas al F.L.H. es el PST de Nahuel Moreno, partido trotsksita que Perlongher integró. Aunque esa apertura se da con grandes reparos (los demás militantes no podían saber que en un local del PST se reunía una agrupación homosexual), esto fue de vital ayuda para que la organización pudiera seguir activa, y marca su momento de mayor radicalización política tras el desencanto con el peronismo. Perlongher mismo escribió el manifiesto del FLH “Sexo y revolución” donde delinea una orientación anticapitalista y revolucionaria para encarar la lucha por la liberación sexual.
Ya en el 75 comienza a hacerse cada vez más difícil la militancia del F.L.H por la constante persecución a la que se veían expuestos por parte de la policía y la AAA, asesinatos y encarcelamientos de sus miembros (incluido el propio Perlongher que pasa tres meses en el penal de Villa Devoto). Al inicio del golpe cívico-militar, el FLH se desintegrará definitivamente.
Los cantos de sirena neoliberales
Luego de ser encarcelado y golpeado varias veces, a comienzos de los años 80, mientras gracias a las dictaduras avanza la restauración neoliberal en latinoamérica, Perlongher emigra a Brasil donde hará su tesis doctoral en Antropología Social, “La prostitución masculina”.
En este contexto de derrota de las luchas obreras y populares, se aleja gradualmente del trotskismo, y su pensamiento se ve influenciado por Deleuze y Guattari. Pero no deja de desconfiar, en sus propias palabras, de la “bovinidad del postmodernismo a lo Baudrillard”, ni cesa su espíritu rebelde con el que contesta (en la misma entrevista del año 89) que, si se le garantizara impunidad, le gustaría “disparar a las botas de la pesadilla azul” .
En 1982 cuestiona a su propio referente teórico, Félix Guattari, que estaba visitando Brasil para brindar apoyo al nuevo PT de Lula, por el acercamiento a este partido que, para Perlongher, no tenía mucho para ofrecer en cuanto a políticas sexuales.
En su pensamiento, cada vez más lejos de un enfoque identitario “gay-lésbico”, las políticas identitarias y su ingreso a la política estatal capitalista disciplinarían y agotarían el impulso rebelde de las sexualidades desviadas de la norma, bloqueando sus propios canales de expresión.
Su “ingreso en condiciones muy precarias de integración a los circuitos capitalistas (…) se vuelve -muerte del cisne y canto de sirena- una ilusión casi irresistible” dice en “Los devenires minoritarios”. Esto es algo que podríamos pensar en función no sólo del mercado gay-friendly, hoy ya firmemente instalado, sino también de la cooptación de los movimientos LGTBI de muchos países por parte del estado, en el contexto de conquistas como las leyes de matrimonio igualitario.
Retomar a “Rosa” Perlongher hoy
Perlongher falleció a los 43 años, en 1992 en São Paulo (Brasil), parte de una generación diezmada por el SIDA. Integró una vanguardia de la juventud setentista que intentó generar una contracultura por la liberación sexual, y enfrentar no sólo la opresión sexual sino todo un sistema institucional, moral y económico capitalista y patriarcal.
Hoy, mientras resuena la masacre contra la comunidad LGTBI latina en Orlando, los políticos patronales de muchísimos países se llenan la boca de “terrorismo”. El machismo, el racismo, la xenofobia y la homolesbotransfobia siguen siendo el caballito de batalla para dividir a los oprimidos en un sistema decadente, que busca descargar una vez más su crisis sobre la clase trabajadora.
En el espíritu rebelde, heredero de los levantamientos de Stonewall, que se desprende de la militancia y la escritura de Perlongher, podemos encontrar fundamentos para retomar esas luchas y organizarnos de forma independiente de todo bando patronal, por la liberación definitiva de la sexualidad humana.