Mientras usted, Mauricio Macri, está recibiendo el alta por la operación de su rodilla lesionada por un dia de juego al aire libre y ocupa los medios de comunicación con esta noticia, millones de nosotros, los trabajadores dependemos de la salud pública que está atravezada por una de sus mayores crisis producto de los problemas edilicios, la falta de personal e insumos. Los pocos hospitales que aun pueden prestarnos servicio se ven abarrotados de pacientes, que a veces hasta duermen allí para poder conseguir un turno con algún especialista y los que no, andamos con nuestros hijos a cuestas desde muchas horas antes de que el sol asome su cara, viajamos como animales en los trenes, o con mucha suerte si estamos en los primeros quince días del mes y aun nos queda crédito en la sube viajamos en colectivo, luego del dia quince de cada mes nuestros bolsillos están flacos y la billetera para qué usarla.
Si logramos atendernos u atender a nuestros hijos y estamos o están enfermos, tenemos que comprar los remedios para curarnos o curarlos entonces empieza la colecta familiar o el llamado a algún amigo que nos quiera y nos de una mano para salir de esta difícil situación a la que usted nos llevó con el ajuste que viene aplicando. A usted no le importa la salud pública.
La salud privada tampoco le interesa, porque las clínicas privadas a la que acceden los trabajadores que están en blanco y que nada tienen que ver con la que usted usó para aliviar su dolor y curar su rodilla, no son muy distintas a los hospitales, simplemente representan parte de la caja que enriquecen a todos los burócratas sindicales y una carta muy importante para usted para seguir manejándolos a favor de su gobierno, las obras sociales son un negocio de público conocimiento, si usted Mauricio Macri no lo sabia, hagamos una consulta pública a los jubilados que cobran la minima e invierten la mitad en remedios y viven a sopa el resto del mes hasta cobrar su miserable próxima jubilación.
Qué decir de la salud privada que nos imponen los empresarios como usted, puertas adentro de nuestros trabajos, allí donde nadie los ve y nadie los controla; la salud de los trabajadores no vale nada, para los empresarios como usted. Nada dijo la patronal de Volkswagen de la muerte de un trabajador tercerizado, de segunda, que cobraba menos por trabajar de limpieza en su planta de Pacheco, usted tampoco, pero si se ocupó de que los medios nacionales no hablaran del caso. Walter era su nombre y no pudo levantar los pulgares canchereando como lo hizo usted al salir de una de las mejores clínicas privadas del país, Walter sólo levanto un tanque de solvente que le explotó en la cara y se llevó su vida, “el cuervo” como lo llamaban sus amigos tenia el 90 por ciento del cuerpo quemado y murió después de agonizar por dos días.
Hace unos años atrás Marcela Ortega murió en la planta de la ex Kraft/Terrabusi actualmente Mondelez, padeciendo igual que Walter el abandono patronal y desnudando el miserable sistema de salud con el que cuentan los trabajadores de la industria al interior de las fábricas o en los lugares de trabajo.
Los trabajadores que tenemos como mayor conquista nuestra organización de clase, independiente de la patronal, la burocracia sindical y el gobierno, venimos denunciando hace años las terribles condiciones laborales a las que se nos exponen cada día en nuestros puestos de trabajo.
Los trabajadores de Madygraf (ex Donnelley) venimos marcando el camino de lucha que debemos seguir para frenar esta desidia patronal, donde la burocracia sindical juega su mejor papel, el de cómplice. Frente a las terribles condiciones laborales que dejaron cientos de compañeros rotos, con hasta cinco hernias de disco en un solo cuerpo, tendinitis en brazos, hombros y muñecas, túnel carpeano; los trabajadores de Madygraf pusimos en pie con nuestra organización y de forma independiente de la patronal, la burocracia sindical y el gobierno, una comisión de riesgo del trabajo y luchamos hasta conquistar que sea reconocida por el propio Ministerio de Trabajo de la Nación dirigido en aquel entonces por Carlos Tomada.
Este es un caso que sienta precedente para todos aquellos trabajadores que estén dispuestos a dar la pelea por eliminar todo mecanismo de producción que destruye nuestros cuerpos y deteriora nuestra salud. Y es un ejemplo que elevado a las grandes mayorías del pueblo puede hacer temblar al gobierno.
Si los trabajadores de Madygraf organizados pudimos ganar esta batalla por preservar nuestra salud, señor Mauricio Macri ahora que usted está en “perfecto estado” para seguir jugando a lo que prefiera, abra bien grandes los ojos antes de pegarle a la pelota y mire bien a quien enfrenta en la cancha porque su salud no vale mas que la nuestra y estamos dispuestos a luchar por eso. | 
