El Gobierno del ajuste
La reciente aprobación del sueldo mínimo fue una burla para los trabajadores. Se extiende por un año y medio, y será de apenas 0,5% real, con suerte.
La promesa de gratuidad se rebajó, además de no ser tal sino una generalización de becas y transferencias a los empresarios de la educación y los bancos, excusándose en la desaceleración económica.
Amparados en lo mismo, ahora el Gobierno inicia la discusión del Presupuesto hablando de estrechez fiscal. propondrían que el gasto público aumente en solo 3%, y llama a los Ministerios a realizar recortes.
Es parte de una política general de ajuste contra el pueblo trabajador.
En contraste, en un ambiente de desaceleración, los empresarios aumentaron sus ganancias en 45% el último año.
La complicidad de las cúpulas burocráticas
La política de ajuste del Gobierno cuenta con un sostén por izquierda, con la complicidad de las cúpulas burocráticas. La de la CUT, encabezada por la PC Bárbara Figueroa, el PS Arturo Martínez, el DC Nolberto Díaz, se limita a quejas verbales: nada hicieron en la discusión del salario mínimo. Lo mismo en la discusión de la reforma laboral, incluso apoyando públicamente el veto del Gobierno, en lo que resultó un retroceso para los trabajadores.
La lucha del movimiento estudiantil, despliega nuevamente su fuerza, con más de 100 universidades movilizadas, cerca de 20 tomadas, más de 50 liceos tomados, marchas masivas, acciones locales que se repiten cada día, tomas de edificios públicos. Enfrenta la contraofensiva del Gobierno con la represión y los desalojos; las campañas de criminalización de los medios de comunicación empresariales; las amenazas de autoridades como decanos y rectores de sumarios; la formación, que los empresarios de la educación liderados por la Iglesia y los rectores de sus Universidades Católicas, buscan articular.
Aun con estos enemigos enfrente, las cúpulas del CONFECH, más allá de llamados a movilizar por arriba, por abajo desorganizan, como fue el caso de Izquierda Autonóma en la Universidad Alberto Hurtado negociando con las autoridades para bajar la toma a espaldas de los estudiantes. No solo eso.
Nada dicen del próximo desafío que se avecina: el intento de desplazar al parlamento de las “bancadas empresariales” la discusión. Nada dicen, más que la necesidad de “incidir”, de la necesidad de rechazar completamente esta reforma.
Peor aún: llaman a transformar la movilización en una “movilización universitaria” sumando a los rectores y autoridades, las mismas que amenazan, cargan sumarios, están divididos entre los que apoyan al Gobierno y los que lo rechazan en defensa de las empresas de la educación que representan.
Llevan así la lucha estudiantil a un callejón sin salida. La Agrupación Combativa y Revolucionaria (ACR) plantea al contrario la necesidad de organizarse para rechazar completamente la reforma del Gobierno, fortalecer la organización de base y territorial como los cordones estudiantiles que se propagan en Santiago, y que la alianza no es con los rectores y autoridades, sino con los trabajadores, en las Universidades con los funcionarios y profesores, al contrario, para avanzar a la elección universal de Rectores y autoridades y el co-gobierno triestamental, así como por la estatización de todas las empresas de la educación.
Tensiones por derecha y por izquierda
Los ajustes del Gobierno, lo siguen debilitando, por izquierda y por derecha.
Aunque lanza una contraofensiva, no logra imponerse y la movilización estudiantil se mantiene. Aunque la llamada “ofensiva estudiantil” tampoco logra imponerse sobre el Gobierno. Pero el descontento, la rabia social, se mantiene, y golpea con los métodos de la lucha de clases al Gobierno.
Sus políticas para contener, como el “proceso constituyente” son un fracaso: unos pocos miles de participantes, que se estrellaran con el muro de encuentros testimoniales.
Por derecha, a pesar de su política de ajustes, los empresarios y la Alianza por Chile siguen golpeándolo. Se cruza con el ciclo electoral que se abre. Pero devenidas en óxidadas máquinas electorales, prevalecen las pequeñas disputas entre ellos, como las renovadas entre la UDI y RN por el candidato a la alcaldía por Santiago. Prevalecen también las defensas de sus privilegios: con Orpis en prisión y Longueira con prisión preventiva, la directiva UDI los sigue defendiendo y los visita, como si nada.
Los golpes por derecha y por izquierda, son signos de tendencias a la polarización que no se cierran, y mantienen un régimen político inestable. Su punto de equilibrio, es que los embates de la lucha de clases no conquistan aún triunfos significativos, en un escenario indefinido. | 
