En medio de la agobiante crisis económica y la alta carestía de vida, el valor real de los salarios de los trabajadores sigue en una caída vertiginosa. Esto se ve aún más agravado con el fuerte retraso de la discusión de los contratos colectivos en casi todas las áreas, que se “traban” justamente en las cláusulas salariales, golpeando el poder adquisitivo del pueblo trabajador.
En un reciente artículo escribíamos sobre el fuerte atraso en el sector eléctrico, donde incluso se llegaban a prohibir las reuniones a los trabajadores con el argumento de la crisis energética. Si los trabajadores del sector eléctrico han emprendido una serie de movilizaciones por su contrato, no son menores las protestas que se avizoran en el sector del aluminio en la región de Guayana que discuten un convenio colectivo único de todo el sector.
Por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, la discusión y renovación de contratos colectivos sindicales ha sido uno de los principales focos de conflictividad entre los trabajadores del país.
Las principales empresas de aluminio del país se encuentran en Guayana, estado Bolívar, la principal concentración de industrias básicas del país, siendo la mayoría centralmente estatales, como Alcasa, Bauxilum, Carbonorca, Venalum, entre otras, con un universo de alrededor de 25 mil trabajadores y trabajadoras, incluyendo jubilados y pensionados.
Desde el gobierno se le da largas a la culminación del contrato colectivo
La discusión del contrato colectivo del sector aluminio para el período 2015-2017, tuvo su inició el 7 de enero de este año, después de varias reuniones preparatorias, siendo que su vencimiento fue el 1 de octubre de 2015, y de acuerdo al artículo 441 de la Ley del Trabajo (LOTTT), la negociación colectiva debe culminar en 180 días, los cuales se cumplen el 7 de julio.
Además del atraso, que violenta a la propia ley del trabajo, desde el inicio sólo se han acordado 86 cláusulas de un total de 154.
En este momento las discusiones se encuentran trabadas justamente en la cláusula 74, la del tabulador de cargos y salarios, que es una de las cláusulas más esperada por los trabajadores, quienes claman por su aplicación cuanto antes por la continua carestía de vida.
Por parte de los presidentes de las empresas básicas del sector aluminio le vienen dando largas en ofrecer una salida satisfactoria al tabulador de cargos y salarios, y ya va un mes desde que se realizara la última reunión, sin que esté ninguna nueva planificada a la vista.
Es claro que el objetivo de la Corporación Venezolana de Aluminio, a la que pertenecen las empresas, es retrasar lo más que puedan la pronta entrada en vigencia del nuevo tabulador único de los trabajadores por una orden emitida desde el gobierno nacional, golpeando la vida de las familias obreras que a cada semana que pasa ya no pueden adquirir la misma cantidad de productos.
Amenazas de huelgas de brazos caídos por la cláusula salarial
De acuerdo a un comunicado emitido por los distintos sindicatos del sector que se han agrupado para ejercer más presión por el contrato, han declarado que no pueden seguir aceptando la demora para la culminación y aplicación del nuevo esquema salarial único. “Denunciamos el retraso en la negociación, porque se hace evidente la intención de la representación de las empresas”, se sostiene en el comunicado emitido por las organizaciones sindicales de Alcasa, Baxilum, Carbonorca y Venalum.
De esta manera desde los sindicatos han declarado que a partir de esta semana iniciarán asambleas en los portones de las empresas para informar a la clase trabajadora sobre la dilación en las mesas de discusión, y así presionar a los presidentes de las industrias estatales del aluminio.
Si las empresas no llaman cuanto antes a una reunión, de acuerdo a los sindicatos, los trabajadores han decidido obligar a su aplicación, y defender las convenciones colectivas y la aplicación del tabulador salarial cuanto antes mientras continúan la discusión de las cláusulas restantes. Y entre las primeras medidas de presión, han discutido realizar huelgas de “brazos caídos” en las áreas de trabajo.
Pero las direcciones sindicales deben dejar de hacer solamente asambleas informativas y convocar asambleas generales en las empresas, donde sean los propios trabajadores los que vayan decidiendo cada paso de las discusiones del contrato y qué medida de fuerza es necesaria, así como el nivel de organización que necesitan para conquistar un contrato colectivo único justo.
Frente a la creciente carestía de vida, es clave que la lucha por el contrato incluya la cláusula de la escala móvil de salario, es decir, que el salario se vaya ajustando automáticamente a medida que aumenta la inflación, como una medida defensiva elemental para que la crisis no siga golpeando de manera avasallante al bolsillo del pueblo trabajador. Al mismo tiempo que se pelea por un verdadero control de los precios, cosa que solo pueden hacer los propios trabajadores y comunidades populares tomando el asunto directamente en sus manos. |