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La Izquierda Diario
18 de octubre de 2014 Twitter Faceboock

Crisis mundial: ¿Por qué esta vez puede ser peor?
Juan Chingo

Los fantasmas de otro octubre negro sobrevuelan las bolsas mundiales. Mes fatídico para los especuladores e inversores, preludio otoñal de un largo invierno de crisis. No más anteojos de color rosa. La atmosfera comienza a parecerse peligrosamente al pre-crash del verano boreal de 2007.Riesgo de deflación en la zona euro, la caída de los precios del petróleo, fin del ciclo de los “emergentes”, la mala situación de los indicadores alemanes y estadounidenses, nuevas inquietudes en Grecia: las bolsas se hunden los últimos tres días. Es el fin del súper optimismo de los “mercados” en total contradicción con la realidad de la economía.

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Fotografía: Taringa

El disparador de fondo es que la economía mundial nunca se recuperó de la crisis de 2008/9 y solo se mantiene a flote de forma artificial: no solo mediante tasas de interés bajísimas, casi negativas, sino fundamentalmente mediante un mar de liquidez propulsado por las medidas de flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal estadounidense (FED), el banco de Tokio, la banca de Inglaterra y en menor medida, por los límites impuestos por Alemania al Banco Central Europeo (BCE).

La sola perspectiva de reducción en su programa de compra, por parte de la FED, de bonos del Tesoro, así como los límites a las medidas de estímulo de las autoridades de Pekín, están probándose demasiado para una economía mundial aún en “estancamiento secular”. Nadie a su vez tiene expectativas, a pesar de las intenciones del presidente de la BCE Mario Draghi, de que Europa sea la nueva fuente de liquidez, al menos a nivel mundial. De repente, los “mercados” están despertando a la dura realidad que el narcótico que mantuvo la economía mundial en los últimos cinco años y medio (desde la bancarrota de Lehman Brothers) podría estar terminando, sin que la zona más grande la economía mundial, como es la Unión Europea haya siquiera recuperado al nivel de actividad previo a la crisis. Esta es la razón por lo cual el precio del barril de petróleo se ha hundido un 25% desde junio, el rendimiento de los bonos del Tesoro norteamericano ha descendido fuertemente y los bonos alemanes están cotizados a niveles de una economía cuasi depresiva (0,81% esta semana).
Entonces y ahora
Sin embargo, la gran diferencia con 2007 es que las circunstancias y el contexto es totalmente otro.

Los grandes desequilibrios de la economía mundial no solo no se han resuelto, en muchos casos se han agravado. Los coeficientes de deuda ahora son mucho más altos, y los “mercados emergentes” también han sido alcanzados por la espiral de endeudamiento. El mundo en su conjunto nunca está más apalancado. Los índices de deuda en las economías desarrolladas han aumentado en 20 puntos porcentuales a 275% del PBI desde el desplome de Lehman.

Lo nuevo, es que los “mercados emergentes” también se han sobre endeudado, en parte como expresión de flexibilización cuantitativa en los países centrales. Esto ha causado una inundación de liquidez en dólares a estos países que tuvieron fuertes dificultades para controlarla. Como resultado sus ratios de deuda han subido unos 20 puntos porcentuales a 175% del PBI, a la vez que gran parte de este endeudamiento ha sido a una tasa real promedio de 1% que no es probable que dure. Una suba de tasas de la FED podría desatar una enorme volatilidad en estos mercados, que haría empalidecer a la crisis del Tequila en 1994 (última vez que la Reserva Federal endureció la tasa de interés). Los mercados emergentes han aumentado su deuda en moneda extranjera a 2 billones de dólares desde 2008, la mayoría de la misma denominada en dólares. El informe anual del BIS (sigla en inglés del Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea) señaló que cualquier crisis en los mercados emergentes tendrían un impacto mucho más grave que la crisis financiera asiática de 1997-1998, porque estos mercados son mucho más grandes ahora, a la vez que los mismos están mucho más integrados al sistema financiero mundial. Las ramificaciones serían particularmente graves si China tuviera un aterrizaje forzoso de su economía.

Por su parte, la situación de las relaciones internacionales se agravó vertiginosamente, no sólo en el sentido del empeoramiento de la situación objetiva, sino de forma tal vez más patética en la falta de control y la ausencia casi total de cualquier dirección. La falta de estrategia (incluso los objetivos totalmente contradictorios hasta opuestos) de la administración Obama en su intervención militar en Siria e Irak, o el nivel de roces de los Estados Unidos con Rusia, y entre el primero y la Alemania en la crisis que continua sin cerrar en Ucrania, son los dos botones de muestra más palpables. Esta creciente tensión geopolítica, es un producto de la débil situación económica de todos estos años, es un gran obstáculo a un salto en la coordinación económica en el caso de que la situación se desmadre. A la vez que una nueva crisis financiera puede acentuar las tensiones geopolíticas actuantes, como puede verse en el nuevo round de roces económicos entre Alemania y los EEUU a propósito del bajo crecimiento de la zona euro y la presión norteamericana para que Alemania relance, mediante su cómoda situación fiscal, la economía alemana y europea.
Por otra parte si hay un nuevo pico catastrófico, un nuevo momento Lehman, los cortafuegos para evitar un incendio se encuentran en gran parte extenuados para ser efectivos como lo fueron en 2009 y comienzo del 2010. Dicho de otra manera, el margen de maniobra monetario y fiscal es mucho más limitado con tasas de interés nominales cercanas a cero en la mayor parte de los países centrales, a la vez que el creciente problema de la deuda pone limite a todo salida por la vía de un aumento del gasto fiscal para evitar y contener las fuerzas deflacionarias y las tendencias depresivas.

A nivel global, los factores estructurales que evitaron la entrada en una gran Depresión, aparte de las inéditas medidas monetarias y fiscales, están en una situación totalmente distinta. En ese momento, China fue capaz de actuar como una fuerza de estabilización durante de la recesión global de 2009, gracias a un masivo plan keynesiano y una explosión de crédito. Estos amortiguadores están ahora en gran parte agotados. Todos los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) tienen límites estructurales y se enfrentan a dificultades de una forma u otra.

Estos son algunos de los elementos que nos indican que esta vez puede ser peor.

 
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