Durante la jornada de ayer y encabezada por Ricardo Pignanelli, la conducción nacional del Smata, en acuerdo con las patronales, definió el abandono de tareas y de las plantas para manifestarse frente al Congreso Nacional en apoyo a este proyecto que descaradamente promete más trabajo.
Cuando la patronal y la burocracia negocian sobre las cabezas de los trabajadores, el paro y la movilización están a la orden del día. Eso es porque los beneficiados son los empresarios.
El Smata marchó pero nada dijo de los cientos de despidos, “despidos voluntarios” o pre jubilaciones que dejaron afuera de las plantas a miles de trabajadores en todo el país. Tampoco se habla de los salarios que son devorados por la inflación, por el impuesto a las ganancias o por el recorte del 75% durante las suspensiones. Lo ritmos de trabajo, que aumentan constantemente, tampoco son una tema de las conducciones sindicales.
Los miles de mecánicos que salieron ayer a las calles fueron movilizados para pedir un beneficio hacia el empresariado. El Smata no movilizó ni protestó seriamente ante los despidos, las suspensiones y menos aún ante el veto a la ley antidespidos.
En ese sentido habló ayer la diputada del Frente de Izquierda Myriam Bregman, afirmando durante la sesión que “la dirigencia sindical no tuvo la misma fuerza para movilizarse, ni la misma decisión política, cuando aquí tratamos la ley antidespidos, ni para enfrentar las suspensiones y los mayores ritmos de producción que les imponen las patronales a los trabajadores”.
Ayer el mismo Pignanelli afirmó que esta ley “comprometerá a las terminales automotrices locales con la compra de autopartes, sistema de autopartes, herramentales, moldes y matricería a cambio del otorgamiento de un bono electrónico de crédito fiscal”. Pero ese compromiso puede ser completamente ficticio. Las grandes multinacionales que controlan las terminales automotrices, con el aval de los distintos gobiernos, pasan por encima de las normas legales como quieren. |