No es ninguna casualidad que a dos días en que el Tribunal Supremo debía tomar una decisión sobre la nulidad o no del ERE en Panrico, la Unión General de Trabajadores se descuelgue con unas manifestaciones públicas que van totalmente en contra del espíritu de lucha que se supone ha de tener un sindicato de trabajadores.
No le basta con haber traicionado a sus afiliados y al resto de la plantilla con su política de mano extendida hacia la empresa y aceptando cualquier tipo de recortes en las condiciones laborales desde hace ya unos años sino que con tales declaraciones parece querer influir en la decisión final de los magistrados, que de nuevo la han aplazado hasta el 13 de julio.
Es un insulto a la clase trabajadora, un atropello a los derechos laborales que tanto sacrificio costó conseguir, reírse en la cara de 750 familias que vieron como sus vidas daban un brusco giro hacia la nada cuando estos pseudosindicalistas decidieron cuál sería su futuro.
De estos 750 despidos, alrededor de 200 lo fueron en la planta de Santa Perpétua de la Mogoda en Barcelona, planta que decidió plantarles cara no aceptando el acuerdo que tanto UGT como CCOO llevaron a cabo en 2013 con la empresa, protagonizando 8 meses de huelga indefinida y teniéndose que enfrentar incluso a sus propios representantes.
Después de más de 2 años, los magistrados siguen deliberando sobre la legalidad de este ERE, cuando reconocido por la Inspección de Trabajo se cometió constantemente vulneración del derecho de huelga, motivo suficiente para anularlo, como ya sucedió con Coca Cola, pero eso a UGT no parece importarle en absoluto, lo único que importa es que la empresa pueda seguir adelante con sus planes de venta a Bimbo.
Todo un plan de saneamiento de una empresa que lo único que pretende en realidad es dejarla libre de cargas salariales para que sea un apetitoso producto preparado para su venta a multinacionales especuladoras. Todo esto, con la clara complicidad de las burocracias sindicales de UGT y CCOO.
Pero la inoperancia de UGT parece no tener límites. Además, crítica a CCOO por haber llevado adelante la impugnación del ERE, eso sí, presionada por los trabajadores y trabajadoras que en asambleas obligaron a CCOO a presentar el recurso, asambleas en las que UGT no tuvo presencia.
Pero ya hacía tiempo que UGT había tomado una decisión respecto al futuro de Panrico. Con la utilización de artimañas ilegales como el cambio de censos entre sedes de la empresa o la amenaza por parte del entonces director de RRHH, Jesús García, hacia un sector de trabajadores si no votaban la lista de UGT, consiguieron hacerse con el mando del Comité Intercentros y llevar a cabo el plan.
A partir de ahí todo fue caída en picado para los trabajadores, aceptando todo tipo de recortes que la empresa propuso: recortes salariales, congelación antigüedad, pérdida plus transporte, flexibilidad horaria, contrataciones externas, pluses festivos y toda una larga lista de derechos adquiridos.
A cambio, la empresa se comprometía a no tomar medidas de recorte de personal durante 4 años, pero al poco tiempo ya lo estaban incumpliendo con la UGT a su lado y el resto de fuerzas sindicales que aceptaron el ERE.
Ahora la UGT ve peligrar sus privilegios en Panrico si la lucha de los despedidos por la defensa de sus puestos de trabajo tuviera un final favorable a los trabajadores con la nulidad del ERE. Lo que estropearía los planes previstos de venta de la empresa a la multinacional Bimbo.
En todo este teatro, los trabajadores y trabajadoras despedidos parecen no importarle a nadie. En especial a UGT que bajo la bandera de un mal menor entiende que salvar 50 puestos de trabajo, es un éxito aunque el precio sea mandar a 200 familias a la calle en la planta de Barcelona.
Noticias como que el grupo mexicano Bimbo llegó a un preacuerdo en junio de 2015 con el fondo de capital riesgo estadounidense Oaktree, propietaria de Panrico, para comprarle el 100 % de Panrico por 190 millones de euros, o que el grupo de alimentación Adam Foods ha alcanzado un acuerdo con Grupo Bimbo para adquirir parte de los activos relacionados con la categoría de pan y sus derivados de Panrico, para España, Portugal y Andorra, incluida la fábrica de Teror (Gran Canaria), son una muestra evidente de las intenciones de la maquinaria financiera.
Comprar, vender, recomprar, trocear y subastar porciones de Panrico, es el único objetivo importante, lo demás no tiene ningún valor y así queda demostrado en la nota hecha pública por UGT, no basta con vivir en la ciénaga, hay que revolcarse en el fango.
Algunos creían que con el relevo en la cúpula de UGT con la retirada de Cándido Méndez y la llegada de Josep Mª Alvarez pudiera llegar un poco de aire fresco, pero no es así. No solo avala a su antecesor sino que esgrime nuevas armas, como infundir el miedo e intentar allanar el camino a los magistrados que se han de pronunciar sobre el ERE.
Mientras las estructuras sindicales y sus direcciones estén cooptados por las subvenciones de parte de aquellos a los que en teoría te has de enfrentar, la participación en Consejos de Administración o las propias empresas paguen sueldos a representantes de los trabajadores liberados, al conjunto de los trabajadores y trabajadoras solo nos queda organizarnos y salir a la calle a pelear por nuestros derechos, pasando incluso por encima de aquellos a los que un día confiamos nuestra representación |