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La Izquierda Diario
7 de julio de 2016 Twitter Faceboock

Internacional
Siria: el país donde los niños estudian en una cueva
Brenda Rodríguez | Corresponsal Campana

Los niños que viven en la provincia de Idlib, al noroeste de Siria, tienen que meterse por un agujero que hay en el terreno para entrar en su escuela “más segura”: una cueva.

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El aula improvisada. Reuters

El maestro Mohammed, junto a sus esposa, abrieron su hogar subterráneo para dar clases a unos 100 niños cuyas familias han sido desplazadas por estos años de intervención militar extranjera y el avance y crecimiento del Estado Islámico. El acceso a la educación es realmente dificultoso, ya que las escuelas y establecimientos son a cotidiano, blanco de los ataques aéreos.

"Estudio en una cueva. Las condiciones no son muy buenas, pero el profesor y su mujer nos tratan muy bien", explica Ali Khaled Stouf de 14 años, originario de la provincia vecina de Hama [1]. "Nos sentamos en el suelo y a veces no vemos bien porque está oscuro", así relata este estudiante las condiciones en las que los niños sirios estudian cada mañana, asignaturas como árabe, inglés, matemáticas y religión, sentados en una alfombra.

Fotografia: Reuters

Según Mohamed, las anteriores escuelas, que llevan seis meses en pie, se inundan cuando llueve, lo que les obliga a dar clase en el exterior, en tiendas de campaña. Él prefiere la seguridad del aula subterránea: "Creemos que la cueva es el lugar más seguro de los bombardeos y los ataques aéreos, y todos los alumnos caben en el mismo sitio". En la escuela Souriya al-Ammal (Siria la esperanza), ubicada en la ciudad de Maarat al-Numan, los pasillos y las aulas fueron acribillados por las balas y, en algunos casos, se están derrumbando.

Fotografía: Reuters

Abdullatif al-Rahoum, supervisor escolar sirio, se refirió a la grave situación: "La guerra ha afectado a la educación de forma masiva; la mayoría de las escuelas han sufrido muchos daños, si es que no han quedado completamente destruidas. La mayor dificultad a la que nos enfrentamos son los aviones de guerra, que nunca dejan de surcar el cielo. Es algo que siempre preocupa a los alumnos".

Estas fotografías, que empiezan a dar la vuelta al mundo son la expresión de la cruda realidad de una niñez en medio de la guerra: casi 7 millones de niños están sumidos en la absoluta pobreza, unos 2,8 millones han dejado de ir a la escuela y muchos han empezado a trabajar con tan sólo 3 años. El 70 % de los niños no tienen acceso a una fuente de agua potable o a una mínima atención sanitaria, como es el caso de Alepo, donde hay 10 pediatras para asistir a 140.000 niños [2]. Mientras tanto, los campos de refugiados fuera de Siria, tampoco ofrecen un futuro mejor: un informe de la ONG Business & Human Rights Resource Centre (BHRRC) estima que entre 250.000 y 400.000 refugiados sirios trabajaban ilegalmente en Turquía a fines del 2015, muchos de ellos, niños que trabajan bajo durísimas condiciones que les impone el trabajo infantil de la industria textil.

Así, mientras funcionarios de alto rango y diplomáticos se rasgan las vestiduras hablando sobre el drama de los refugiados, mantienen las vallas fronterizas y firman pactos, como de la UE con Turquía, que cierra las puertas de Europa a los refugiados sirios que huyen de la guerra. Esos mismos gobiernos, avalan una vida de total precariedad, trabajo ilegal, explotación de menores y discriminación social. Esa precariedad y explotación laboral es aprovechada por las grandes empresas textiles imperialistas para aumentar sus ganancias a costa del sudor de miles de niños que huyen de las bombas.

En Siria, cinco años de guerra, dejaron el saldo de 6000 escuelas que ya no pueden utilizarse, obligando a maestros y niños a intentar recrear las condiciones mínimas e indispensables de aprendizaje. Pero, aún en las condiciones más impensadas, la resistencia se desarrolla: un maestro o una maestra, una alfombra, y los colores de una pizarra que apenas se ven en la oscuridad, son el valioso refugio de 100 niños de Idlib que se resisten a que se les siga negando con bombas, el derecho a jugar y a aprender.

Notas

[1] http://www.huffingtonpost.es/2016/07/02/colegios-subterraneos-siria_n_10773214.html

[2] http://www.20minutos.es/noticia/2697089/0/unicef/siria-guerra/ninos/#xtor=AD-15&xts=467263

 
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