Fotografía: Archivo Enfoque Rojo
En octubre del 2004 estaba en boga el discurso de mano dura y baja de edad de imputabilidad de los menores de Juan Carlos Blumberg. El kirchnerismo se le oponía discursivamente, pero acababa de votar las leyes propuestos por el falso ingeniero. El día 20 había 17 menores detenidos en la comisaría Primera de Quilmes. A las 19 horas sufrieron una violenta requisa en la que fueron brutalmente golpeados y sus ropas y alimentos arrojados al piso mojado. Los policías amenazaron con volver a las 22. Los jóvenes entonces colocaron colchones en la puerta de la celda y les prendieron fuego. Los policías tardaron quince minutos en abrir los calabozos y media hora en llamar a los bomberos. Los adolescentes tenían quemaduras gravísimas y fuertes cuadros de asfixia. En el “rescate” los policías seguían golpeando a los chicos y caminaban sobre los cuerpos de los quemados de los que se desprendía la piel. Como consecuencia de estos hechos murieron Diego Maldonado, de 16 años, Miguel Aranda y Manuel Figueroa de 17 y Elías Jiménez de 15. Los imputados de este verdadero asesinato son: Juan Pedro Soria, ex comisario acusado de no evitar las torturas siendo el responsable de la dependencia y estando en la misma en el momento que sucedieron los hechos, junto a otros trece policías de la seccional. Todos esperan el juicio en libertad. Inclusive uno de ellos, Maximiliano Pedreira, entró a la Metropolitana de Macri hasta que, por la denuncia de las madres, tuvo que ser dado de baja.
El crimen de estos cuatro adolescentes puso al descubierto la realidad que viven los jóvenes en las comisarías del conurbano bonaerense. A raíz estos hechos se prohibieron la detención de menores en estas dependencias.
La Masacre impulsó a la lucha a las madres de los chicos, cuatro mujeres trabajadoras que, con toda valentía, tuvieron que enfrentar al monstruoso aparato policial y judicial. Junto con el CeProDH, otros organismos de derechos humanos, organizaciones de trabajadores, estudiantiles y familiares las acompañamos en todos estos años. La lentitud de la justicia que mantuvo libres a los responsables durante estos diez largos años se convierte en complicidad. Y cuando hablamos de complicidad judicial no estamos haciendo un ejercicio retórico.
Justamente por los días en que ocurrió la Masacre comenzaba en los tribunales penales de Quilmes el juicio contra el ex oficial José Salmo, el policía que me disparó y me dejó en una silla de ruedas. Pude ver con indignación (y casi como un anticipo de lo que iba a pasar en mi caso) como los jueces que “juzgaban” a Salmo se abrazaban con el comisario y los policías asesinos de la primera. Menos de un mes más tarde lo absolvían argumentando que había actuado “en cumplimiento del deber”. Esos mismos jueces son los que deben juzgar ahora a sus policías amigos, el mismo TOC 3 responsable de la impunidad en mi caso y el de Andrea Viera. Frente a esta verdadera burla llamamos a movilizar a todos los familiares de víctimas y organizaciones solidarias con estas luchas el próximo martes 21 de octubre a las 10 y a las 18 horas desde la estación hasta los tribunales penales de Quilmes.
Vale aclarar que desde el crimen de Mariano Ferreyra a manos de la patota de Pedraza, ocurrido también un 20 de octubre, las madres posponen por un día las actividades por la Masacre para coincidir en el reclamo de Justicia para Mariano. |