Luego de su renuncia a la presidencia de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (PMDB-RJ) pidió a la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) la vuelta del proceso que llevó a la anulación de su cargo al Consejo de Ética, en un intento de salvar su mandato. Cunha alegó que el alejamiento de su cargo fue bajo condición de presidente de la Cámara y que una vez concretado el alejamiento de ese cargo, todo el proceso debería ser nuevamente considerado.
La destitución del cargo había sido aprobada el mes pasado en el Consejo de Ética por 11 votos a 9 y ahora la CCJ analiza un recurso presentado por los desacreditados aliados que aún conserva Cunha, quienes señalan irregularidades y solicitan que la votación sea nuevamente realizada. El pedido presentado por Cunha de una nueva votación será sometido al plenario de la CCJ. Para el área técnica de la Cámara, sin embargo, existe la posibilidad de que Osmar Serraglio (PMDB-PR), presidente de la CCJ exprese una resolución sin pasar por el proceso de votación, maniobrando en beneficio de Cunha.
La acusación contra Cunha es que mintió respecto de sus cuentas en el exterior, ya que fueron encontrados recursos millonarios en Suiza, de los cuales Cunha era el beneficiario final, a pesar de formalmente estuvieran a nombre de trusts – institutos jurídicos para administrar bienes de terceros. Aliados de Cunha apuntan la renuncia a la presidencia como una “ultima carta” para intentar salvar la anulación de su mandato, por medio de un gran acuerdo con otros partidos, aunque las chances son pocas.
Cada vez más las instituciones golpistas, como el poder Judicial y los grandes medios, tratan el caso de Cunha como “algo cerrado”. Los lamentos del ala “cunhista” que avalaron el golpe institucional no conmueven a otros sectores, quienes preparan el terreno para que su salida de la presidencia de la Cámara sirva para lavarle la cara al golpe y exponga las ventajas del “servicio” de la Operación Lava-Jato. Tanto por las dificultades que tiene Temer en hacer pasar votaciones importantes en la Cámara, como la renegociación de las deudas del Estado, como por la inminencia de la votación del impeachment en el Senado, Cunha es visto como un activo que perjudica la imagen del gobierno golpista.
La influencia de Cunha desde su alejamiento del cargo de presidente de la Cámara viene disminuyendo. Los cuidados y reservas tomados en relación a su destitución definitiva tienen en cuenta el peligro de que Cunha pueda convertirse en una “bomba ambulante”, ya que conoce los secretos obscenos de los privilegios de cada uno de los políticos corruptos en el Congreso y el Senado.
Cunha cae producto de una maniobra acordada con su socio golpista Temer para elegir un “nuevo Cunha” menos descarado que el original que dirija la Cámara de Diputados para votar las medidas que el gobierno golpista necesita. A cambio de este favor se está articulando una maniobra para salvarlo de la destitución final o al menos de mayores condenas de prisión. Es necesario luchar por la confiscación de todos sus bienes y de todos los corruptos; construir una fuerza anticapitalista que enfrente a todos los Cunhas, para continuar la lucha implacable contra todos los privilegios de todos estos políticos. |