En el contexto del proceso de aguda crisis de la izquierda brasilera, en especial del PSTU, luego del terremoto del golpe institucional, se hizo pública el miércoles 6 de julio la ruptura organizada de varios cientos de militantes del PSTU, incluyendo dirigentes de ese partido como Valério Arcary y otros, anunciando la formación de una “nueva organización”.
Consideramos que la urgente tarea de contrucción de una fuerte organización socialista y revolucionaria en Brasil, como parte de la lucha por la reconstrucción de la Cuarta Internacional, no es una tarea que se realizará por fuera de un intenso debate teórico, político y programático, y sobre todo, experiencias comunes de intervención en la lucha de clases, de revolucionarios provenientes de distintas organizaciones y tradiciones políticas.
Con este espíritu es que ofrecemos nuestro punto de vista sobre el manifiesto de ruptura lanzado por los compañeros y compañeras.
Partimos de algunos puntos convergentes en la caracterización y política nacional. En su manifiesto dicen: “Después de que la mayoría de la burguesía se unificó en torno a la propuesta de impeachment, a partir de febrero de 2016, defendimos internamente que era vital luchar contra esta maniobra parlamentaria, sin que eso significara, evidentemente, dar ningún apoyo político a Dilma. Porque evaluábamos que la caída del gobierno del PT solo tendría un sentido progresivo si era realizada por las manos de la clase trabajadora, por medio de sus propias organizaciones. Al contrario, si era liderada por la oposición de derecha, la caída de Dilma sería una salida reaccionaria a la crisis política”.
Para nosotros se trata de una posición esencialmente correcta. Sin embargo, es una dura realidad tener que medir el carácter progresista de una posición por cuestiones tan elementales. Esto fue algo que el PSTU logró imponer: que una posición así aparezca como un gran progreso, al reafirmar solo el ABC del marxismo, la obligación de oponerse a un golpe institucional protagonizado por sectores del imperialismo, la derecha burguesa, la corporación mediática Rede Globo y la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp, principal cámara patronal del país), junto con jueces como Sérgio Moro, que estudiaron años en Estados Unidos para ser útiles en este tipo de operaciones reaccionarias.
Lamentamos que los compañeros no hayan hecho pública esa posición en el momento en que el golpe estaba siendo implementado y exigía una intervención decidida de los revolucionarios para confluir con los sectores de masas que rechazaban la ofensiva de la derecha pero al mismo tiempo desconfiaban del PT por ser el gobierno capitalista que implementaba los ajustes y por haber usado los mismos métodos corruptos de todos los gobiernos capitalistas. Esta lucha política solo se reflejó ampliamente en Esquerda Diário y en las intervenciones del MRT en las estructuras estudiantiles y obreras en las que estamos (ver esta nota entre otras).
Por otro lado, al menos en esta primera carta de ruptura, no se autocritican de las posiciones que compartieron con el PSTU de que en Egipto la dictadura de Al Sisi –sostenida por Arabia Saudita- no debería matar a los militantes de la Hermandad Musulmana sino “solo” encarcelarlos (ver esta nota, entre otras). Es decir, no extienden a Egipto las mismas conclusiones a las que arribaron para Brasil, siendo que en Egipto las consecuencias fueron incomparablemente más graves. Esto es consecuencia de la decisión de romper con el PSTU en el ámbito nacional pero mantenerse en los marcos de la LIT en el plano internacional.
A propósito de la situación internacional, los compañeros hacen en su manifiesto una aclaración sobre los efectos negativos de la restauración capitalista... Lo que no deja de ser positivo, a pesar de que lo hacen en 2016, casi 30 años después de que estos fenómenos ocurrieron. De ahí que el documento suene un tanto anacrónico, a pesar de ser un paso hacia la sensatez ante la absurda posición del PSTU y de la LIT, que contra toda evidencia insisten en decir que todos serían “triunfos” y la izquierda avanzaría inexorablemente, mientras la ofensiva neoliberal y la restauración de los ex estados obreros creaban un escenario de retroceso, sufrido por todos y comprendido por cualquier trabajador o estudiante politizado.
Volviendo al terreno nacional, el manifiesto también emite críticas a aquellos que buscan reeditar posiciones reformistas de un “PT de los orígenes” tal como la corriente mayoritaria del PSOL. Se diferencia correctamente de las tendencias de adaptación al PT por parte de la dirección mayoritaria del PSOL, pero lamentablemente no dicen nada del MES (corriente interna del PSOL) de Luciana Genro, que no solo tuvo una posición de adaptación al golpe institucional parecida a la del PSTU, sino que además ahora se está superando en la búsqueda de una coalición electoral con Rede de Marina Silva en Porto Alegre, nada menos que la candidata del banco Itaú –coalición que, si no sale, será por decisión de Rede.
En el manifiesto en cuestión, los compañeros también proponen como orientación la construcción para las elecciones y la lucha de clases, de un Frente de Izquierda y Socialista. Para ayudar a aclarar el debate alrededor de esta propuesta, tal vez sea útil la experiencia del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) de Argentina, que levanta un programa que pone en el centro a la clase obrera y la lucha de clases. La independencia de clase no se reduce a no votar o no aliarse con corrientes burguesas o pequeñoburguesas, sino defender estratégicamente un gobierno de ruptura con el capitalismo, es decir, un gobierno de los trabajadores, como defiende el programa del FIT.
Consideramos bastante positivo que un grupo importante de compañeros haya comenzado a distanciarse de las posiciones derechistas del PSTU. Apostamos a que sigan avanzando para converger en la lucha de clases tanto de Brasil como internacional.
Traducción: Isabel Infanta |