¿Qué dice el estudio?
Los espacios escolares son los lugares sociales, donde la discriminación relacionada con la orientación sexual de los estudiantes y su identidad de género puede ser muy elevada. Así se desprende de un estudio realizado por la Dra. Marina Tomasini, psicóloga e investigadora del Conicet y del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Córdoba (UNC).
Su trabajo “Género y escuela media: un análisis de las violencias en las relaciones entre estudiantes de primer año” indaga entre 146 alumnos de ocho escuelas públicas de Córdoba sobre género, sexualidad y las distintas expresiones de violencia de los adolescentes.
Allí se revela que el 45,8% de los encuestados, asegura que sus compañeros se burlaron de alguien en la escuela por su orientación sexual; y al 61% del grupo no le gustaría compartir con ellos los recreos y la vida social, aunque dicen no tener problemas en ser amigos.
Si bien, el tamaño de la muestra no permite extrapolar datos a nivel provincial, sus resultados coinciden con el documento publicado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la Unesco, “La violencia homofóbica y transfóbica en el ámbito escolar: hacia centros educativos inclusivos y seguros” (2015). El mismo, afirma que las cifras más altas de discriminación, rechazo y violencia están en las escuelas. A su vez, detalla que las burlas y el hostigamiento parten no solo de los compañeros de clase, sino también desde docentes y directivos; afectando el desarrollo, la permanencia y la salud de los estudiantes.
Un estudio de la Unesco de 2013 ya había planteado la relación entre la interrupción de los estudios de jóvenes transgénero y los hostigamientos que recibían así como con la negación de las autoridades a que continúen en la institución escolar.
Mejor no hablar de ciertas cosas
La Ley de Educación Sexual Integral (ESI) fue aprobada por el Congreso de la Nación en el 2006 y debería cumplirse en el nivel inicial, primario y secundario en escuelas públicas y privadas. Sin embargo, en muchos colegios, los temas relacionados a la sexualidad pasan de largo tanto por omisión, inoperancia, inacción o falta de decisión política o pedagógica. A esto hay que sumarle que la propia ESI se encuentra en peligro, por las políticas del gobierno actual.
Te puede interesar también: Peligra continuidad del Programa Nacional de Educación Sexual Integral
Si bien existen algunas medidas o programas para mitigar el acoso escolar, éstas son limitadas. Sólo la "Guía Federal de Orientaciones para la intervención educativa en situaciones complejas relacionadas con la vida escolar" de 2014 (Resolución CFE Nº 217/14 – ANEXO) contiene un apartado específico sobre discriminación y hostigamiento por orientación sexual e identidad de género.
En la mayoría de las escuelas, salvo escasas excepciones, se hace silencio sobre todo lo que implica la educación sexual integral. Por ejemplo, se sigue hablando de "aparatos reproductores" en las clases -idea retrógrada y heteronormativa-, insuficiente para la necesidad de saber, conocerse y cuidarse de los niños, niñas y adolescentes. Este vacío en lo curricular, tanto en las escuelas como en la propia formación docente, alimenta el tabú y contribuye a la desinformación y la reproducción de conceptos machistas.
Los resultados de esta situación saltan a la vista. Según los estudios de la Unesco, el 17% de quienes sufren "bullying" homofóbico, abandona la escuela; el 66% tiene dificultades para prestar atención en clase; y el restante 17% opta por un cambio de escuela.
Para terminar con este silencio, amigo de la discriminación, de los prejuicios y de la violencia psicológica y física, es necesario que estas discusiones lleguen a las escuelas. La lucha y la organización de estudiantes y docentes, es el camino. | 
