Opus Cuatro es uno de los grupos vocales de más larga trayectoria de Argentina, con reconocimiento a nivel mundial. Sus integrantes fundadores, Alberto Hassán (primer tenor), Antonio Bugallo (segundo tenor), Lino Bugallo (barítono) y Federico Galiana (bajo), se conocieron en el coro universitario de La Plata, y el 10 de julio de 1968 formaron el conjunto. En 1975 Hernando Irahola ingresó como reemplazo de Bugallo y allí permanece desde entonces.
¿Por qué decidieron orientar su repertorio a la música popular y de raíz folklórica, como el tango y los “spirituals”?
En los ’60, los coros cantaban mucha música de la polifonía universal y muy poco de la popular, ni siquiera había muchos arreglos para hacerlo. Entonces se decidió tomar los “spirituals” que se cantaban en coro y sumar canciones argentinas para formar el primer repertorio. Luego, cuando se iba a grabar el primer disco, el director artístico del sello pidió que se incluyeran temas de raíz popular latinoamericana. Al grupo le interesó la propuesta y, a partir de ese momento, el conjunto siempre ha cantado eso. Con el tiempo fuimos diversificando; por ejemplo, cuando nació el movimiento de La Nueva Canción o Bossa Nova. Hoy en día cantamos lo que queremos.
Opus Cuatro tiene 48 años. ¿A qué piensa que se debió su éxito y permanencia en el tiempo?
Se dio de una manera muy especial. Nosotros nacimos en la década del ’60, cuando surgieron un montón de grupos vocales que han hecho historia, y cada uno formó una identidad propia con una propuesta original, nadie copió a los otros. Además, solo existían cuatro canales de televisión, por lo que si aparecías en uno te veía todo el mundo. Eso nos pasó a nosotros, aparecimos por primera vez en La Botica del Ángel. Pero el secreto de nuestra permanencia en el tiempo es que creímos en nuestra propuesta; no la planteamos pensando en lo comercial, eso hace que a la gente le llegue una idea sincera. También influyó mucho nuestra amplia formación, nunca dejamos de estudiar. Somos un grupo clásico, no uno que hace booms y, por tanto, a veces sube ayudado por mucha promoción y otras cae. Nadie puso un peso para nuestro desarrollo, solo sucedió que nuestra propuesta llegó al público y le gustó.
¿Cuál es su evaluación sobre los conjuntos folklóricos actuales?
Hoy los chicos que comienzan grupos vocales tienen la contra de que no hay difusión ni tienen apoyo inicial, así que quedan a merced de su esfuerzo. Muchas veces, los entes culturales nacionales y provinciales no apoyan a quienes están surgiendo, sino que se concentran en artistas consagrados que no necesitan ayuda. Con ese dinero podrían colaborar con conservatorios e institutos que no tienen los medios para salir adelante. A su vez, las formas de cantar y encarar la música folklórica son distintas a las de antes, se ve que a la juventud le cuesta crear una propuesta propia, copian a los precursores. Aunque han estado apareciendo conjuntos interesantes.
Ustedes han dado una gran importancia a los coros. Incluso tres de sus discos están dedicados al canto en conjunto con ellos. ¿Qué significado tienen?
Nosotros venimos de los coros, cantar con ellos es como devolverles algo de lo que tanto amamos: la vida coral. Los coros son una familia que hace música, y a través de ella uno se relaciona con el prójimo; al cantar en conjunto nos complementamos. Lo que se genera es hermoso.
Han realizado más de 7600 presentaciones en 450 ciudades. ¿Cuál te emocionó más?
Es muy difícil porque cada lugar te produce algo hermoso. Me impactó mucho ir a Eslovenia, un país con una cultura e idioma totalmente distintos. Allí cantamos “Digo la Mazamorra", de Peteco Carabajal, ante campesinos, y a ellos se les caían las lágrimas y no paraban de aplaudir. Esa me hizo pensar en la magia de la música, que genera tal conmoción ante una canción aunque no se comprenda la letra. Otra anécdota para recordar es cuando cantamos para sordomudos, quienes apoyaban los oídos en nuestros pechos para sentir las vibraciones y se emocionaban. Nos desarmamos, fue muy conmovedor. El canto te permite esa conexión con la gente, hasta hemos llorado con el público, es impagable.
De sus 24 álbumes, ¿cuál considera el más logrado?
“Militantes de la vida” me tocó el corazón; recién habíamos logrado volver a la democracia y ese repertorio representa nuestra lucha. Otro que me gustó mucho fue “Jazz-Spirituals- Musicals”, el primer disco que sacamos con música “negra”. Pero la realidad es que siento que todos los discos tienen algo especial y me cuesta elegir.
El ex integrante Marcelo Balsells dijo que en la dictadura hicieron una “resistencia desde el arte”. ¿A qué se refería? ¿Cómo fue cantar en esa época?
Nunca estuvimos afiliados a ningún partido político, pero cuando queríamos cantar en las radios canciones de algunos compositores, como Alfredo Zitarrosa, y nos decían que no se podían difundir, las cantábamos igual. Sólo que, al anunciarlas, decíamos, por ejemplo, “una chamarrita tradicional uruguaya”, sin mencionar al autor. También hubo canciones a las que antes de grabar hubo que cambiarles las letras, como “Elegía a Victoria Romero”, cuya letra decía “Te viniste por un tiempo montonero” y se tuvo que cambiar por “Te viniste por un tiempo de entrevero”. En esa época todo era sospechoso y prohibido, todo lo veían de color rojo. Quisimos hacer algo desde nuestro lugar: llevar esperanza.
Ustedes graban sus discos de forma independiente. ¿Por qué tomaron esa decisión?
Lo hicimos porque las compañías discográficas no nos garantizaban que luego de grabar iban a seguir invirtiendo en nosotros o a preocuparse por nuestra difusión. Somos un grupo clásico de catálogo, viste bien tenernos, pero no representamos una gran venta de discos. Al ser dueños del material, nos ataban, así que empezamos a ocuparnos de la producción. Eso nos dio una libertad total.
Después tantos años, ¿te sentís realizado con la música?
Lo puedo explicar a partir de una analogía sobre el concepto matemático del límite: al acercarnos mucho a un punto, nunca llegaremos a tocarlo porque la distancia se puede ampliar. Con la música me pasa lo mismo: puedo estar muy compenetrado en un proyecto, pero siempre surgen cosas nuevas que abren un nuevo panorama, no se termina nunca. |