Foto: sitio de AFA
Aunque ya estaba sellado de palabra, tras reunión de la dirigencia en el Sindicato de Camioneros, ayer por la tarde se votó en el predio que la Asociación del Fútbol Argentino tiene en Ezeiza la creación de la Superliga.
El resultado de la asamblea fue de 70 votos favorables y sólo 1 en contra. La única disidencia vino de parte de Mario Giammaría, presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol, quien alertó sobre el peligro de que esta decisión sea la antesala de la imposición de las Sociedades Anónimas para regir a los clubes.
La Superliga, el formato que estuvo a punto de fracturar al fútbol argentino (cuando el sector liderado por Angelici estaba enfrentado a la facción de Hugo Moyano y los clubes de ascenso), finalmente se concretó en términos que conformaron a casi todos.
¿Cómo se llegó a este acuerdo?
El Gobierno fue tajante y tuvo influencia directa en la toma de decisión de la dirigencia del fútbol: vía el programa Fútbol para Todos, es el Estado quien destina casi $ 2.500 millones al fútbol pero como condición del establecimiento de la Superliga; en caso contrario, hubiesen quedado los recursos como hasta ahora. Prácticamente, una amable extorsión.
Por eso, los dirigentes de Primera presentaron una arquitectura distinta para el reparto de fondos de manera tal de convencer a los clubes de Ascenso, sector que estaba reticente al nuevo esquema que favorece claramente a los más poderosos.
Con la propuesta acordada, la repartija quedará configurada de la siguiente manera:
De esos $ 2.500 millones, el 78 % va para Primera División, que a su vez repartiría en 3 grupos de clubes: River y Boca, 97,86 millones de pesos (Grupo I); Independiente, San Lorenzo, Racing y Vélez, 74,61 millones (Grupo II); el resto de los otros 24 clubes de Primera División, 55,59 millones (Grupo III).
Al Nacional B le asignarían un 12 % del total, más 75 millones por los derechos de transmisión que corren por cuenta de TyC y otros 72 millones de un “fondo solidario” de aportes de los clubes de Primera. Como resultado, cada club del Nacional B recibirá más de 1,5 millones mensuales. Era lo que tenía trabado el acuerdo y que lograron acordar en la reunión de ayer.
Además, la Superliga le destinará a la AFA un 8 % de los ingresos por televisación, que a su vez desde Viamonte 1366 asignarán a las divisionales de ascenso: B Metropolitana, C y D, y al Consejo Federal que regula los torneos de interior.
¿Cómo será el campeonato con la “Superliga”?
Se organizará en 30 fechas, desde agosto (empezaría entre el 12 y el 19) hasta mayo de 2017, en un diagrama de todos contra todos, y con una jornada de clásicos.
La Superliga estará dentro de la órbita de AFA pero con un manejo más autónomo. Los descensos serán en forma gradual: cuatro de acá hasta 2022, con sólo dos ascensos. De esta manera se apunta a que en junio de 2020 queden sólo 22 equipos.
Los fondos aportados por el Estado (Fútbol para Todos) no la manejará la AFA, sino la nueva entidad. Pero la Superliga le abre la puerta a una mayor marketinización y privatización del fútbol: el programa estatal Fútbol para Todos iría cediendo terreno paulatinamente a cadenas privadas.
Ya el Grupo Turner ofreció 3.000 millones de pesos para adquirir los derechos de televisación. Y con la “luz verde” de la Superliga y el acuerdo de toda la dirigencia, es probable que se aceleren las negociaciones y se haga una cesión de derechos antes de que desembarque el Comité Normalizador de FIFA, la inminente intervención. El mismo viernes tendrán una reunión contrarreloj con los representantes de la cadena norteamericana y tal vez el desenlace se acelere y lo que verdaderamente había de fondo en toda esta discusión se imponga antes de los esperado: una mayor privatización del fútbol profesional. |