El integrante de la Policía Bonaerense, Fabián Guiñazú, fue noticia este viernes en todo el país al conocerse un audio en donde admitía los distintos tipos de ilícitos que acostumbraba a cometer como parte de la fuerza en la localidad de Pinamar.
Guiñazú fue grabado de forma oculta por el jefe de calle, que posteriormente llevó el audio al intendente de la ciudad costera, Martín Yeza, quien a través del Ministerio de Seguridad bonaerense separó al policía de su cargo.
“Cuando vos bajabas a la comisaría tenías el arma de fuego, la escopeta, los pedido de doble A (por averiguación de antecedentes) y ahí les choreabas la plata a todos” se escucha en el audio, en referencia a cómo el comisario le robaba la plata a obreros de la construcción paraguayos cuando se enteraba que recién habían cobrado, en complicidad con uno de ellos.
“Lo tenía entre ceja y ceja, ya habíamos tenido un cruce de palabras hace poco” dijo el intendente de Cambiemos, en referencia al Policía ahora desplazado, quien ya era sospechado de liberar zonas para cometer delitos.
Sin embargo, por más que se lamenten funcionarios y medios de comunicación, este no es el primer caso de corrupción en la Policía Bonaerense ni en las fuerzas de seguridad que actúan a lo largo y ancho del país.
Ya hace unos años estalló el caso de la corrupción y connivencia de la Policía de Santa Fe con las mafias del narcotráfico y diversos hechos de enriquecimiento ilícito. Por ese escándalo cayó preso el jefe policial Hugo Tognoli y toda la cúpula. Muy poco tiempo después ocurrió lo mismo con la Policía de la provincia de Córdoba.
Otro caso que se puede citar es el de altos mandos de la Gendarmería Nacional, que fueron denunciados en 2010 por el desfalco de fondos que saltó a raíz de los patrimonios de los implicados.
Las fuerzas de seguridad del Estado tienen un largo historial de casos de corrupción y seguramente los seguirán teniendo, ya que no sólo se dedican a reprimir a trabajadores y pobres, sino que también son parte de distintos tipos de ilícitos como la trata de mujeres, desarmaderos de autos o múltiples casos de gatillo fácil.
Muchos sectores políticos y mediáticos insisten en que son “casos aislados” los que se suceden, hablan de la famosa “manzana podrida”, pero lo cierto es que la historia demuestra que ningún gran delito puede cometerse sin que alguna fuerza de seguridad esté al tanto o sea cómplice, ya que justamente la matriz de ellos está en defender un status quo con la fuerza si es necesaria. |