Un cajero comienza su jornada muy temprano, atendiendo clientes lo más rápido posible ya que la productividad es medida por operación y muchas veces de la cantidad de clientes que atiendas depende algún bono en tu salario. En días de quincena, o de mucha afluencia de gente, la media hora habitual para comer se reduce aún más o simplemente se elimina hasta el cierre del banco. Las jornadas duran entre 10 y 12 horas en promedio, los ejecutivos comúnmente se quedan aún más tiempo.
En los días con mayor afluencia son frecuentes las confrontaciones de clientes con cajeros y ejecutivos, pues la patronal prefiere contratar menos personas para ahorrar en salarios que asegurar una atención eficiente a los clientes y usuarios. Peor aún, los cajeros y ejecutivos son instruidos para atender con jerarquía sobre el resto de usuarios a determinados clientes con cuentas o inversiones importantes, esto enfada (con justa razón) a los clientes o usuarios que muchas veces pueden pasar más de una hora en la fila.
Para un cajero, manejar cientos de miles de pesos y atender a cientos de clientes es una actividad muy estresante, máxime porque si llegas a dar cambio de más o hacer un depósito erróneo el banco te cobra directamente el faltante en la quincena. Es habitual que los cajeros y ejecutivos estén endeudados con el banco producto de estas situaciones.
Las prestaciones que otorga el banco están ligadas a tasas de interés “preferenciales”, préstamos personales, préstamos de auto, hipotecas, tarjetas y todo tipo de “productos” que generan que los trabajadores contraigan enormes deudas con su patrón.
Mientras trabajas en el banco tienes “derecho” a tasas muy por debajo a las que se ofrecen en el mercado, sin embargo si decides renunciar o eres despedido (por no llegar a las metas que te imponen de vender tarjetas de crédito, por ejemplo), tu deuda se multiplica al subir las tasas de tus deudas al costo normal que se ofrece a los clientes. Este elevado costo para alguien que pierde el trabajo genera que sea preferible para muchos mantenerse en este trabajo que salir, aún cuando las condiciones de explotación aumenten.
Habría que mencionar además, que en caso de asaltos o robos, los trabajadores deben seguir un protocolo que les obliga a no dar dinero en efectivo (o dar una pequeña cantidad) al asaltante, en caso de dar “de más” el trabajador deberá pagar, incluso puede ser investigado y acusado de ser cómplice del asaltante. Esto sin importar que la vida de los trabajadores del banco o de los usuarios se ponga en peligro.
El outsourcing gana terreno
Según cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en el sector bancario en el país, actualmente trabajan más de 220 mil trabajadores, de estos el 70 por ciento está contratado por la vía de outsourcing. Con este avance de la contratación vía un tercero, se han perdido muchos derechos que tenían los trabajadores de este sector, como lo era una jubilación digna y a temprana edad con una pensión al 100% del último ingreso, más de dos semanas de vacaciones pagadas, reparto de utilidades o servicio médico particular.
Todos estos derechos se están perdiendo aceleradamente como resultado de la entrada de empresas que contratan por fuera del banco, en algunos casos los trabajadores se ven obligados a renunciar y son recontratados bajo los términos de otro contrato de trabajo precarizado.
Al mismo tiempo, los salarios (que en este sector estaban muy elevados con respecto a otros) han disminuido, mientras que los horarios de salida y los ritmos de productividad exigidos por la patronal aumentan.
Además los trabajadores de intendencia de los bancos laboran en condiciones de explotación mucho mayor contratados por outsourcing con salarios miserables y condiciones de trabajo mucho más precarias.
Un sector estratégico que se puede organizar
Al igual que otros trabajadores de servicios muy importantes como las telecomunicaciones o el transporte, los trabajadores bancarios tienen un rol destacado en la reproducción de la sociedad capitalista. De ellos depende el funcionamiento de la esfera circulatoria-financiera de la economía. No saben la enorme fuerza que tienen.
Los sindicatos de los bancos que agrupan únicamente a trabajadores operativos, son organizaciones que no defienden en lo más mínimo a sus agremiados. Lo único que llegan a hacer es organizar grandes eventos sociales donde la patronal habla de “lo afortunado” que es un trabajador de su banco. Organizan grandes fiestas anuales o dan algunos boletos para teatros, circos o cines.
Sin embargo, este sector puede organizarse y defender sus derechos laborales. En países como Argentina o Brasil, los bancarios son un sector de trabajadores que llega a organizar asambleas para discutir sus condiciones de trabajo y ha salido a las calles a pelear sus derechos.
En México los trabajadores de este sector pueden también comenzarse a organizar, después de todo atrás de las ventanillas de los bancos las pláticas fluyen todo el día, algunas de estas pueden comenzar a ser más políticas y discutir su situación. En todo el mundo los trabajadores de distintos sectores comienzan a luchar, algunos sectores estratégicos pueden también despertar de la mano del enorme descontento que se vive con los gobiernos al servicio de los grandes empresarios y banqueros.
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