El Gobierno anunció que desplegará un plan de mayor control de las fronteras y reforzará los mecanismos de vigilancias en los puestos de ingreso y egreso del país.
El plan, denominado por la Casa Rosada “fronteras seguras”, será coordinado por los ministerios de Seguridad y del Interior, la Cancillería y la Jefatura de Gabinete.
Incluye una mayor incidencia de Interpol y un control más riguroso de los pasajeros que ingresan al país. Además, aumentará los sistemas de radarización en las zonas limítrofes y acrecentará los controles migratorios en los pasos de frontera terrestre.
"Buscamos que haya una visión global del delito para avanzar en la lucha contra la trata de personas, el narcotráfico y el terrorismo", aseguró el director de Migraciones Horacio García, que desde el Ministerio del Interior coordina con el Ministerio de Seguridad el procedimiento. Puro cinismo si se tiene en cuenta que solo con la connivencia entre el poder político, las fuerzas de seguridad y los jueces se pueden desarrollar estos delitos.
En la misma sintonía Macri viene evaluando una reforma a la ley de migraciones. Con estas políticas se busca seguir estigmatizando a las personas migrantes, que en el país representan casi un 5 por ciento de la población y donde más del 60 por ciento trabajan en negro, realizando los trabajos peores pagos, más precarios y hasta en condiciones de esclavitud.
La medida busca ajustar a la Argentina a requisitos que exigen quienes forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una cadena de países imperialistas encabezada por Estados Unidos, que con sus “informes” busca asegurarse el dominio sobre los países semi coloniales. |