Marcelo Larrondo llegó a Rosario Central siendo un ignoto delantero. Pero rápidamente demostró un gran nivel, al punto de que el DT Juan Antonio Pizzi lo convocase para que integre la selección chilena. Con esto quedaba demostrado una vez mas el “buen ojo” del Chacho Coudet como ya había pasado con Pinola, entre otros.
Por el nivel mostrado, River Plate se interesó por los servicios del delantero pero la situación se volvió compleja ya que Rosario Central no pretendía desprenderse del jugador. Pero mágicamente apareció un club canadiense dispuesto a pagar la cláusula de rescisión del jugador valuada en un millón doscientos mil dólares y aparentemente negociarlo con River.
En esta trama Coudet salió a declarar, apelando una supuesta falta de “códigos” por parte de la dirigencia de River y del director técnico millonario, Marcelo Gallardo. D´onofrio y Gallardo salieron a responderle con la lógica del mercado: el jugador es una mercancía que se compra y se vende y por lo tanto River haría una transacción como cualquier otra. “Los códigos son de la mafia”, retrucó envalentonado el presidente de River.
El Fútbol profesional es un deporte hermoso, pero antes que nada es un negocio: el jugador no tiene más patria que el club que ofrece más dinero. Y no podría ser de otra manera, pues los jugadores tienen 15 años en promedio para explotar sus condiciones de futbolista. Esto los clubes grandes lo saben y se aprovechan de su posición.
Ante este panorama, es lógico que los directores técnicos apelen a cualquier argumento para retener a sus jugadores. Pero lamentablemente el negocio se impone a los colores y a las pasiones. Son casos excepcionales los de jugadores que vuelven a sus clubes de origen cambiando sumas millonarias por el amor por la camiseta. Y aun en estos casos los jugadores vienen ya “hechos”, habiendo ganado verdaderas fortunas jugando en el extranjero.
Esta lógica de hierro se impone a los clubes que no se cuentan entre los más poderosos. Para ellos queda seguir buscando entre las inferiores o en su defecto en otros clubes menores. “Con lo que cuesta armar un full”, pensará el Chacho… |