Se trata de los nuevos datos que presentó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los cuales mostraron números bastante contrastantes no sólo con la realidad en México, sino incluso con las estadísticas del anterior periodo y con respecto a otras variables.
En este nuevo informe eliminó a aproximadamente el 5% de los hogares que tienen el ingreso más bajo, de esta forma las nuevas técnicas arrojaron números de crecimiento en el ingreso a niveles inverosímiles y completamente maquillados por parte de dicha institución.
Expertos manifestaron que es imposible una disminución general de la pobreza, que en este caso fue de 30% sin que haya un cambio estructural en la economía.
Fue tan cínica la manera de abordar el problema por parte del Inegi que Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) mostró su rechazo a esta nueva administración. Inclusive, algunos representantes de partidos siguieron críticamente el asunto, con un discurso “democrático” y más formalista que de convicción política. Muestran así lo degradado de las instituciones que no sirven para atender las demandas de los millones de trabajadores, abandonando todo carácter científico y ajustando la metodología a los intereses del gobierno más que para explicar la realidad.
Mientras en las estadísticas de crecimiento del ingreso para la décima parte más pobre resultó ser superior a 30%, para Julio Boltvinik Kalink, especialista en el análisis de la pobreza, esto es imposible ya que las demás variables apuntan a que atravesamos un periodo de estancamiento del conjunto de la economía y un incremento de la tasa de desempleo. Boltvinik manifestó que es imposible una disminución general de la pobreza, que en este caso fue de 30% sin que haya un cambio estructural en la economía.
La desigualdad y la mirada cómplice
Autoridades del Inegi manifestaron a manera de justificación que los datos que son recaudados en las encuestas resultaban “sospechosamente bajos” además de plantear que los ingresos declarados son supuestamente inferiores a los realmente existentes. Pareciera como si resultara sorprendente el nivel de precariedad en el que viven millones de familias mexicanas a causa de los bajos salarios y el desempleo.
Mientras tanto, existe otra parte de la población que el Inegi deja fuera de las gráficas presentadas; se trata de las personas con el ingreso más alto en el país. Julio Boltvinik manifestó textualmente: “Las encuestas de ingresos y gastos nunca captan a Slim, a Harp Helú, a Salinas Pliego, al uno por ciento más rico no lo captan, porque cuando van los encuestadores no los dejan entrar”. En cambio, los datos de sus ingresos son captados a través de las declaraciones fiscales.
Las encuestas de ingresos y gastos nunca captan a Slim, a Harp Helú, a Salinas Pliego, al uno por ciento más rico no lo captan, porque cuando van los encuestadores no los dejan entrar. Julio Boltvinik
Esto se da en el marco de los actuales escándalos financieros, los cuales han apuntado casi como regla a que la población que más acumulación tiene, esconde sus dinero, evade impuestos y literalmente, desaparece con la complicidad de los gobiernos y por lo tanto de sus instituciones, del cual el INEGI no está exento.
Del coeficiente de Gini que muestra la desigualdad, mostraría la abrumadora diferencia que existe entre los sectores amplios de la población que perciben un ingreso miserable comparado con una pequeña parte que acapara rapazmente la riqueza producida por los trabajadores.
El conjunto del régimen no puede quedar exento de responsabilidad, en una democracia donde los partidos no son más que la administración de los empresarios y las trasnacionales, las instituciones se vuelven herramientas de engaño y la desigualad. |