No solamente en las plazas, en la puerta de los boliches o en los barrios los “pitufos” armados amedrentan a los jóvenes. También lo hacen en las cercanías de la institución escolar.
Como refleja la nota “Policía Local de San Martín entra armada a las escuelas y requisa a estudiantes en la puerta”, publicada el lunes en este diario, la policía paró a un estudiante cuando estaba camino a la Secundaria Tomás Guido ubicada en Vidal y Carrillo en pleno centro de San Martín.
En la esquina de la institución el joven fue requisado y obligado a dar una vuelta a la manzana para ver si había “descartado algo”. Según él mismo relató, uno de los policías “tenía el arma en la mano, desenfundada”.
Incluso la policía ingresa a las escuelas para que las autoridades firmen la constancia de “la recorrida” que hacen en la zona.
En la nota citada, un estudiante de la Secundaria 20 señala que “la policía entra todos los días al colegio a firmar un papel que dice que pasaron por ahí, al principio dejaban las armas en el patrullero pero ahora van armados”.
Es en este marco que se expresan las políticas de represión del gobierno de María Eugenia Vidal hacia la juventud y que es continuidad de la de Daniel Scioli. Desde que la policía local está en las calles hace ya un año (puesta por Scioli con el objetivo de profundizar su campaña electoral con énfasis en la “inseguridad”) el hostigamiento y las humillaciones contra los jóvenes de los barrios es moneda corriente. Los cachean y les piden el documento porque se encuentran en una esquina, llevan gorras o ropa de fútbol.
Y ellos saben que si denuncian lo que ocurre pueden sufrir represalias. Muchas de estas situaciones son publicadas por La Izquierda Diario y dan muestra de la escalada represiva. En San Nicolás donde los “pitufos” amenazaron a una pareja de dos chicas por besarse en una plaza; en San Isidro, donde intentaron detener a una madre por amamantar en público; o en Monte Grande donde entraron a un recital gratuito y se llevaron detenidos a dos pibes, sólo por citar algunos ejemplos.
Por otro lado, no se puede dejar de hacer hincapié en las estadísticas que muestran el accionar de la represión policial como política de Estado. Según datos de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), desde la vuelta de la “democracia” en 1983 hasta la actualidad se registran 4.300 casos de gatillo fácil, siendo el 45 % en la Provincia de Buenos Aires, una víctima cada 28 horas, la mayoría jóvenes pobres. La misma policía que los estigmatiza es la que los asesina.
Frente a una realidad en donde se ven desmejoradas las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores populares, el gobierno sólo ofrece represión para la juventud empobrecida.
Al tiempo que es necesario organizarse y luchar por una educación pública y de calidad, también se debe repudiar enérgicamente las condiciones en las que viven y trabajan los alumnos de nuestras escuelas, sus familias, así como la brutalidad policial a la que son sometidos a diario. | 
