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La Izquierda Diario
21 de julio de 2016 Twitter Faceboock

HISTORIAS DE JONY EN ÁTOMO (tercera parte)
Átomo Supermercados: el día que las cosas empezaron a cambiar
Jonathan Neira

El día de la elección la hicieron afuera, y la empresa trajo más vigilantes para ver con quién hablaba. No me dejan hablar por teléfono, me mantuvieron todo el tiempo trabajando.

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El supervisor me seguía para todos lados. A cuatro chicos que, supuestamente, alguien le había dicho a la empresa que iban a votar los trasladaron a 2 días de la elección. Y ese día, le habían dicho a los part time que no vinieran. Era obvio y se notaba que la empresa no quería que votaran, pero igual vinieron chicos a votar. Hasta agarraron a uno a la salida del trabajo le hicieron una capacitación, demorándolo para que no votara. Se cerró la elección y salí delegado gracias a los compañeros que yo ni pensaba ni contaba con su voto.

En una confesión de ellos a los supervisores que los habían venido apretar preguntando el porqué de las disconformidades, les decían que “querían el cambio”, y que no querían más aprietes como el que están recibiendo en este momento. Al mes siguiente le descontaron todo lo habido y por haber a los compañeros, les quitaron los préstamos en mercadería, los querían suspender por nada, y hasta algunos los trasladaron con amenazas, diciéndoles que no interviniera yo como delegado porque iba a ser peor. Todo eso nos sucedió por conseguir un delegado, pero las cosas iban a empezar a cambiar.

Recuerdo un día que nos llevó Guillermo Pereyra a una radio (Estudio Cooperativa) a denunciar todo lo que estaba pasando en Átomo. Les comentábamos de los partes médicos, que no te los recibían en sucursales y tenías que ir quebrado, engripado o como estuvieras a la oficina de la empresa, obligado sin importar de lo lejos que venís. Que no pagaban horas extras, que no daban los francos como corresponde, que nos cobraban las cosas robadas, las consumiciones de la gente, el mal trato que nos hacían, etc.

Al otro día escuchaba la radio y estaban hablando con un secretario de la Subsecretaria de Trabajo al aire. Llamé y les comente quién era, y me sacaron al aire también. Me dieron pie para un par de preguntas. Le pregunté si alguna vez había ido a comprar al Átomo y le había tocado alguna azúcar que estaba dura. Dijo que sí. Y yo le pregunté y sabía por qué estaba dura. Dijo que no. Porque la mercadería esta al aire libre, en donde yo trabajo, y se llueve. Las mayonesas al rayo del sol, la yerba, etc. ¿Sabía usted que no tenemos ropa de trabajo? Dijo que no sabía. Bueno, no tenemos ropa, zapatos, no tenemos vacaciones, no nos pagan las horas extras, nos hacen marcar en negro, nos obligan re etiquetar las tortas decoradas porque si no, las tenemos que pagar nosotros, nos llovemos toda la sucursal. El secretario dijo que no podía ser y se comprometió arreglar esa situación lo más pronto posible. Nos preguntó en que Átomo era y que le diera la dirección (Paraguay 2534 de Ciudad). No se demoraron ni 15 minutos y mandaron tres inspectores de higiene y seguridad laboral e higiene de los alimentos. Engancharon toda la mercadería al aire libre, el personal sin ropa, zapatos, compañeros sin vacaciones (siendo que estábamos en agosto ya se había perdido el plazo hace rato de vacaciones), horas extras impagas, francos, tiraron tortas, salidas de emergencia obstruidas con los candados puestos, etc.

Así como cayeron 3 inspectores, la empresa mandó un ejército de dictadores. Jefe de seguridad, abogado, supervisores, dueños, etc. Me decían que por culpa mía iban a dejar a 5.000 empleados en la calle, que les parecía mal que reclamáramos lo que es nuestro. Porque acá había que aclarar algo, que ellos nos robaban horas extras, francos y nos hacían descuentos y nosotros queríamos lo que nos corresponde. Me apretaron hasta adelante del inspector de la Subsecretaria, y dijeron que esto iba a terminar muy mal, y que si no tenía miedo ya conociendo yo el caso del primer delegado de Átomo que le pegaron hasta quebrarle el tabique.

Así fue la primera inspección q tuvimos gracias al sindicato. También logramos por primera vez un cambiador para hombres y otro para mujeres (antes teníamos un baño para mujeres y hombres), nos dieron lockers, nos hicieron un desayunador, nos emparcharon el techo, nos dieron un deposito, nos empezaron a mandar un camión con pala para no descargar más a mano, nos dieron las vacaciones, nos pagaron las horas extras que nos debían hasta ese momento y nos dieron ropa. Lo único que no logramos fue el franco entero, nos daban medio día de franco a la semana y un domingo mes por medio. Pero algo avanzamos, muchísimo en realidad.
Desde esa vez la empresa empezó a buscarme e inventarme cosas para sacarme como delegado. Los días que tenía permiso gremial para hacer las capacitaciones, no me remplazaba nadie y cuando sacaba productos por vencer de la heladera, al otro día caía la bromatóloga y me los volvía a sacar de la heladera, los mismos productos que yo había sacado el día anterior. No sabía quién lo volvía a poner, pero ellos hacían actas en contra mía. Diciendo que yo perjudicaba la salud de los clientes, y así hacían todos los días que estaba de permiso gremial y obligaban al personal a cargo que firmara como testigo. Así hicieron muchas, las suficientes para iniciarme un juicio de exclusión de tutela, donde ellos manifiestan que yo he hecho mal mi trabajo. O sea, crearon un circo para tratar de sacarme como delegado ya que les estaba trayendo problemas y gastos.

(Continuará)

 
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