IMAGEN: Me lo contó un facho.
Días atrás, se conoció la noticia de Joaquín Badoza, el joven que se recibió de abogado con solo 20 años. El hecho desató un debate sobre el discurso de la meritocracia: los “méritos” que un sector de la sociedad puede alcanzar por la pertenencia a una clase social y del otro lado los que nunca tuvieron ni tendrán las posibilidades de alcanzarlos.
La filosofía (estatal) de Cambiemos y el macrismo de que cada persona tiene lo que se merece según su esfuerzo e iniciativa individuales se cuela también como filosofía (institucional) en la carrera de Abogacía, donde la academia juega un rol fundamental en la formación de los futuros profesionales.
Una de las primeras cosas que se advierten o “sinceran” en el CAU (curso de ingreso) es que si se elige cursar esa carrera para utilizar la herramienta del Derecho y “ayudar” o “hacer justicia”, lo mejor es buscar otra profesión. De esta forma, se moldean estereotipos de profesionales que ponen por delante el enriquecimiento personal y el prestigio. Ciertos aspectos naturalizan esto, como que el plan de estudios esté orientado a la defensa acérrima de la propiedad privada; o aspectos que pueden parecer triviales como la casi obligatoriedad de vestir de manera formal para rendir finales.
En una entrevista realizada por Clarín junto al juez de la Corte Suprema Horacio Rosatti, Joaquín comenta: “Me gustaría que se respeten los derechos fundamentales, que no traicione (la Corte -NdR) sus principios en derechos que ya se han ganado. Hubo muchos fallos de la Corte donde se ganaron derechos en ciertos campos y después vemos algunos que van un poco para atrás, como uno reciente sobre el derecho a huelga”.
Difícilmente, Joaquín pueda preocuparse mucho por la ampliación de derechos ligándose justamente a los que vienen implementando políticas para restringirlos como Garro, que despidió masivamente trabajadores municipales. De más está decir que sus declaraciones también son algo contradictorias con el audio donde se refiere al humorista Coco Sily como “negro”.
La defensa del derecho a huelga y el uso del peyorativo “negro” en menos de una semana son posibles desde el punto de vista de la defensa formal de la igualdad de derechos. Formalmente, el derecho a huelga se encuentra consagrado en la Constitución Nacional, pero algo muy distinto es que los “negros” te corten las calles. Cuestión que para el gobierno de Cambiemos presupone un problema a atacar con el protocolo antipiquetes, es decir, con palos para los que salen a luchar.
Sin embargo, esto apenas deja entrever parte de la cuestión. Bajo esta lógica, surge la necesidad de un ejército de abogados dispuestos a ocultar tras sus “méritos” la justificación de las desigualdades en las que se basa este sistema de explotación y opresión. Así se explica que graduados de la Facultad como Horacio Piombo reproduzcan en sus fallos argumentos misóginos, machistas y homofóbicos; que personajes (como Pedro Luis Soria) ligados por sus funciones al genocidio sigan al frente de las cátedras.
¿Abogados para qué
Decenas de estudiantes como Joaquín acceden cada año al título de abogados/as e imprimen en su práctica profesional un amparo a aquellos sectores que son los verdaderos privilegiados de la “igualdad ante la ley”. Abogados “meritócratas”, desde presidentes, jueces y aquellos que como Fernando Burlando defienden a los empresarios son representantes y legitimadores del parasitismo de la burguesía.
En cambio de lo que se habla poco o nada es de aquellos profesionales cuya práctica está orientada a defender los intereses de los explotados y los oprimidos, que a pesar de ser una herramienta hecha a la medida de la clase social dominante, se sirven de las contradicciones que presenta el Derecho para permitir el desarrollo la lucha, incluso justificando acciones que muchas veces rompen la legalidad burguesa.
Esa es la perspectiva de quienes integramos el CeProDH (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos), rescatando las experiencias de abogados como Roberto “Cuqui” Curutchet, quienes en los ’60 - ‘70 defendían presos políticos y acompañaban a los trabajadores en sus luchas.
El rol que deben cumplir los abogados contempla lo político como algo que no puede desligarse de lo legal. Así es como junto a Myriam Bregman peleamos por memoria, verdad y justicia interviniendo activamente en las causas contra los genocidas de la última dictadura, representando a Jorge Julio López. También lo hemos hecho con los trabajadores en lucha y comisiones internas, logrando fallos históricos que hoy se estudian en las facultades de Derecho. También denunciamos la criminalización de la protesta social y el espionaje a los luchadores del Proyecto X de la Gendarmería.
Terminar con la “filosofía” de la meritocracia, no es posible sino se cuestiona la totalidad del sistema capitalista. Luchamos por plenas libertades para los trabajadores y el pueblo, porque la igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida. |