¿Cómo analizás el papel de las centrales sindicales en estos 7 meses de gobierno?
El rol es ambiguo me parece. Se dieron algunos avances en políticas que deberían haber puesto a las cinco centrales sindicales con la guardia en alto y no percibo que haya sucedido eso. Sí veo que están atentos, pero no con la guardia en alto. Y muchos de los reclamos que surgieron fueron sectoriales y no grupales, siendo que había medidas que afectaban al conjunto de las masas trabajadoras. Y me parece que las cinco centrales lejos de tener la guardia en alto cada uno siguió su juego con esto de la transición, y también muy pendientes de la opinión pública sobre su rol. Es la primera vez que veo desde las CGT cierta precaución a la hora de tomar una decisión, ya sea un plan de lucha, una movilización o algo. Se debate sobre “qué dirá la opinión pública” sobre las medidas que ellos hacen. Y muchos dijeron. ¿conviene hacerle un paro a Macri a seis meses de asumir?
Entonces muchos decidieron poner paños fríos amparándose en eso, a pesar de que hubo políticas que ameritan un grado mayor de conflictividad. La suba de tarifas, la inflación, el veto a la ley antidespidos, los aumentos paritarios con alguna supervisión del gobierno, hechos de violencia como en la protesta en Ledesma Jujuy. Hechos que en otro momento hubieran desembocado en un paro o movilización y en este momento de transición no ocurrió.
Muchos decidieron poner paños fríos amparándose en eso, a pesar de que hubo políticas que ameritan un grado mayor de conflictividad
Otra cosa que simulaba cierta unidad de acción en el movimiento obrero fue la marcha del 29 de abril. Ahí quedaron de lado las diferencias, pero al día siguiente toda esa unidad se volvió a dividir como rompecabezas porque cada sector atendió su interna, su juego, y cada sector buscó tener un grado de interlocución con el gobierno, no de manera abroquelada y unida sino cada uno de manera individual. Ahí está la explicación de por qué las centrales tuvieron un papel medio ambiguo en estos 7 meses de gobierno.
¿Cómo te parece que ven desde el gobierno y las cámaras empresarias esta actitud de las direcciones gremiales? ¿Qué expectativas tienen en el mediano plazo?
Acá se da una curiosidad, que también va en línea con lo que vemos en la conformación del gabinete de Mauricio Macri, donde hay muchos empresarios. La preocupación que están teniendo muchas cámaras la está teniendo el gobierno, sobre la conflictividad social y sobre lo que podría pasar con la unidad de las CGT y de las CTA. Y otro actor que preocupa mucho y no lo terminan de decodificar, y es cómo va a jugar la izquierda.
El gobierno y las cámaras, en esta gestión tienen una comunión mucho más apegada porque hoy los empresarios son funcionarios. Yo lo que estoy percibiendo es que, por ejemplo al irse Moyano, hay un grado de preocupación por quién va a venir. Y los desespera no saber qué es lo que podría llegar a suceder. Por ejemplo: no saben, si se conforma un triunvirato, no tienen totalmente claro quién es Juan Carlos Schmidt, quién es Carlos Acuña y quién es Héctor Daer. Tampoco tienen claro, si se da esa unidad de la CGT, como van a convivir gremios que estuvieron alineados con el kirchnerismo, gremios que tienen alguna relación con la izquierda, gremios muy peronistas y gremios conservadores que estuvieron muy ligados a la derecha. Todo ese caldo de cultivo genera mucha incertidumbre, tanto en el gobierno como en las cámaras empresariales.
Desde el gobierno, sí hay una certeza: que sí se da la unificación, va a tener una fecha de vencimiento. No creen que dure más de un año. Eso te lo dicen funcionarios no sólo del Ministerio de Trabajo sino de Jefatura de Gabinete, y otros ministerios que tienen diálogo directo con el sindicalismo. En la CGT creen que la unidad que se de el 22 de agosto tiene fecha de vencimiento porque va a ser imposible contener a todos, y porque tampoco hay una figura trascendente que represente al conjunto de los gremios cegetistas.
El tema CTA es diferente, los empresarios y el gobierno, no los saben decodificar del todo. Y acá se cuela el tema de la izquierda, que para los empresarios es una gran preocupación, pero tampoco saben decodificar del todo, más allá de los episodios que tienen los empresarios en su fábrica o empresa. Siempre está muy seguido de cerca lo que pasó en el sindicato del Neumático, la Alimentación, lo que fue el crecimiento en algunos gremios como el SMATA o la UOM. Pero no saben, los empresarios, más que eso. Si hay una reorganización de la izquierda, si hay una renovación de dirigentes. Tienen enfrente que puede ser un potencial enemigo, pero no saben todas sus características, o un interlocutor por ponerlo en otros términos.
Dentro de esa incertidumbre está la incertidumbre económica. En el segundo semestre, la lluvia de inversiones no llega, la inflación se reduce pero muy levemente, la creación de empleo sigue estancada, esa incertidumbre sobre los interlocutores se le suma la incertidumbre económica. Eso va en línea con la expectativas que tienen para lo que resta del año.
Y acá se cuela el tema de la izquierda, que para los empresarios es una gran preocupación, pero tampoco saben decodificar del todo
¿Se va a concretar la unificación en agosto? ¿Cuáles son para vos los objetivos y los límites de esa “unidad”?
Yo pongo en duda que se concrete la unidad. En el diario lo sigo poniendo en potencial. Hablo con dirigentes de todos los sectores que están en juego y debate, y veo muchas diferencias. Veo más diferencias que similitudes. Sí dicen que es necesaria la unidad, que es necesario fortalecerse, discutir un proyecto, pero a la hora de plantear el día veo que los reclamos de la CGT son prácticamente los mismos que hace dos años atrás. El debate pasa por resolver jubilaciones, ganancias, la plata de la obras sociales, y no mucho más. Por eso es bueno que se debata esta unidad porque por lo menos hay algunas voces que sí están planteando esto de discutir qué modelo sindical queremos, qué tipo de país, y además, que no es menor: “che, por ahí necesitamos una renovación, por ahí necesitamos aggiornar nuestros estatutos”, muchos estatutos de los sindicatos son de hace décadas. Modernizar la discusión gremial. No sólo hace el gobierno y las patronales, sino hacia adentro de los sindicatos. Y me parece que eso hoy en la unidad de la CGT no se está dando.
Si se concreta la unidad me parece que no van a estar todos los gremios cegetistas adentro. Me cuesta imaginar a muchos gremios que hoy están en el MASA de Viviani o el viejo núcleo del MTA en una CGT conducida por Daer y Acuña que son el brazo político de Massa, y por Schmidt que está muy ligado a Moyano. Todavía me hace ruido, no veo que esa convivencia sea sencilla. Y creo que de acá al 22, los días que quedan, sí vemos cierta escenificación de conflictividad de los gremios, porque a ellos les conviene mostrar en la lucha interna de ellos, por el poder de la CGT, a ver quién es el que tiene el brazo más poderoso. No me sorprende que los gremios del transporte, entre los que está Camioneros, Schmidt, Moyano, quieran apurar una medida de fuerza por impuesto a las ganancias, es una manera de decir “yo tengo el músculo para hacer un paro, tengo el poder de fuego, quiero asegurar mi silla en el triunvirato del 22 de agosto”. Esa capacidad no la tienen Héctor Daer o Acuña.
Lo que dicen los gremios del transporte es: “yo tengo el músculo para hacer un paro, tengo el poder de fuego, quiero asegurar mi silla en el triunvirato del 22 de agosto”
Entonces de acá al 22 de agosto vamos a estar en una lucha de posicionamientos para cuidar esas tres sillas. Y me animaría a arrimar una cuarta silla, en el caso de que se le conceda al sector de Viviani un lugar de privilegio, simplemente para tenerlos adentro y no afuera de la CGT unificada que podría nacer el 22 de agosto. Pero la veo difícil. |