El hecho generó una gran movida a nivel nacional, el denominado #Tetazo reunió a mujeres amamantando en las plazas centrales de las distintas ciudades del país y San Carlos de Bolívar no fue la excepción. El evento simultáneo generó distintos cruces, opiniones, comentarios encontrados en las redes sociales y notas de opinión como esta.
La consigna fue bien clara: amamantar en público es un derecho, no existe ninguna ley que lo prohíba, y a partir de allí se desprendieron algunos interrogantes sobre el rol de la mujer en esta sociedad en permanente, pero no lineal, transición hacia lo que desde el feminismo se considera justo e igualitario. ¿Existe uno o más feminismos?, lactancia materna ¿derecho para quién?, los mitos sobre los beneficios/perjuicios de la leche humana ¿a quiénes responden?, la crianza de un/a hijo/a, ¿responsabilidad de quién?, ¿cuál es el cuerpo que molesta?, ¿qué tipo de mujer sí y qué tipo de mujer no?, ¿de qué maneras nos podemos mostrar?, ¿de qué manera nos queremos mostrar? Si bien el reclamo es mucho más que justo, la invitación al movimiento podría recaer en un error común, reivindicar el estereotipo que asocia directamente a la mujer con la maternidad.
Se exige el derecho a decidir por el propio cuerpo, se repudia el intento de censura, la “teteada” masiva funciona como aviso, como organización de lucha femenina, con la intención de decir “acá estamos, esto está bien”, y claro que está bien amamantar y está bien hacerlo en cualquier lugar pero el debate podría ir un poquito más allá y pensar ¿está bien no amamantar?, ¿está bien no ser madre?, ¿está bien no mostrar la teta en ningún momento o circunstancia?
Algunos carteles en internet proclaman: “sangre en las venas, leche en las tetas, amor en el corazón”, “la única teta que molesta es la que no se puede vender”, entre otros que, con justa razón, defienden la lactancia materna y repudian el intento de represión que dio origen al movimiento. Esta concepción incluye el derecho a dar la teta, en cualquiera que sea el espacio, defiende la mejor opción para alimentar al niño/a, promueve contacto humano y estimula emociones, destaca múltiples beneficios en cuanto a la salud, representa una alternativa al mercado de la leche, entre otras ventajas. Pero esta concepción también excluye, y no desde la intención pura y clara de grupos de madres y militantes sino que, como muchas perspectivas, integra ciertas miradas y deja afuera otras. El debate se despertó para no tener fin, y en esta masiva defensa a dar la teta en público, se visualizó lo que la misma excluye o al menos, no menciona: otros modos de ser mujer.
La apertura al debate sobre ¿qué es ser mujer hoy? fue de lo más provechoso de la jornada, ser madre es una elección pero ¿qué pasa cuando nos imponen elegir entre ser madre y un largo infinito de opciones?, ¿qué pasa si decidimos no tener hijos/as? ¿qué pasa si no queremos ser un par de tetas y un culo en la tv? ¿aún tenemos valor como mujer? Estos interrogantes que circularon por las redes, que no fueron los más, permiten criticar no el reclamo sino la óptica desde la que se aborda un derecho como dar la teta.
En cuanto a lo social y culturalmente aceptado, que una mujer policía intente reprimir un acto natural debe, desde todo punto de vista, ser repudiado pero, en el otro extremo, ver mujeres amamantando ¿debe ser completamente naturalizado? Lo que se puede cuestionar a partir de esto es que se corre el riesgo de establecer que “lo normal” es la mujer amamantando o la mujer-madre. Lo provechoso de este debate post-censura policial o lo que sigue al consenso de repudio masivo es que defendemos a las mujeres que deciden ser madres, defendemos que puedan amamantar en público pero también defendemos a las mujeres que deciden no ser madres. Y si bien dar la teta es sostenido como la mejor opción para alimentar al/la recién nacido/a por tiempo indeterminado, ¿qué pasa con las mujeres que deciden no amamantar? Porque es una realidad que no todas las mujeres toman las mismas decisiones y no todas las maternidades son vivenciadas de la misma manera.
La defensa de las madres, los grupos de lactancia y otros, contiene una consigna clara, defender los derechos de las madres, que no son más que derechos humanos, y repudian tanto el ataque a los mismos por parte de la policía (o de una policía) como la cosificación mediática que, por el contrario, ubica al pecho, las mamas femeninas, como un objeto de consumo. El #tetazo masivo fue una demostración de que las mujeres podemos organizarnos y defendernos, la consigna “si tocan a una, nos tocan a todas” se hizo materia en la tarde del 23 de julio. Celebro esta lucha, comparto su reclamo, venero el amor que emanan sus acciones y agrego que otros modos de ser mujer son posibles, que todas, con o sin hijos/as merecemos libertad y que el debate, más que necesario, debe continuar vigente. |