Diane Arbus fue una fotógrafa estadounidense que se inició en este arte incentivada por su compañero, con quien se casó a los 18 años. Juntos, comenzaron a desempeñarse en la fotografía publicitaria y de moda, llegando a trabajar para Vogue, una de las revistas más representativas en la rama.
A mediados de los años cincuenta, Diane se divorció y tomó clases con Lissette Model, una reconocida fotógrafa austríaca la cual causaría en ella un gran impacto que la llevó a dar un giro radical a su trabajo. Así, pasó de fotografiar a personajes públicos de la élite a volcar su mirada hacia aquéllos que son normalmente ignorados por el lente de las cámaras.
Influenciada por la película Freaks de Tod Browning, Arbus recorrería las calles de su natal Nueva York en busca de esas personas que tenían tantas cosas por mostrar. Prostitutas, travestis, enfermos mentales, discapacitados y seres deformes, se convirtieron en sus personajes favoritos; los comúnmente denominados “raros”, quienes muy gustosos posaban para ella.
“Los monstruos, los freaks, los fenómenos de circo, tienen una cualidad de leyenda. Son como el personaje de un cuento de hadas que nos detiene para exigirnos la respuesta a un enigma. La mayoría de la gente vive con el miedo de pasar por una experiencia traumática. Ellos ya pasaron la prueba de su vida”. “Creo, con cierto pudor, que hay cosas que nadie vería si yo no las hubiera fotografiado”, solía decir.
Diane Arbus se suicidó el 26 de Julio de 1971, a la edad de 48 años. Se desconocen aún las causas que llevó a la fotógrafa a tomar tal decisión.
Será recordada siempre como alguien que revolucionó la fotografía, retratando lo no-convencional; mostrando lo “humano” y natural de eso que la sociedad califica como horrible u olvidado. Ante su obra, el espectador se pregunta a sí mismo: ¿Es normal lo que siento al ver esto? Asoma el pudor, el miedo, la compasión o morbo; lo “horrorizable” –como decía ella-.
Es entonces cuando nace la otra pregunta: ¿Quién –y qué- es raro y quién es normal? |