La década del ‘90 fue muy dura para Jujuy, ya que los trabajadores y el pueblo empobrecido tuvieron que enfrentar duramente el embate neoliberal. A pesar de las derrotas, también hubo triunfos efímeros e importantes, de los cuales debemos sacar lecciones, como la caída de los gobernadores, que fueron 4. Pero hoy nos ocupa la lucha emprendida por los trabajadores del Ingenio La Esperanza, que no solo enfrentaron la acuciante década de los ’90, sino que expulsaron a los dueños de dicha empresa, para emprender un corto pero significativo control obrero en el año 1999.
Los obreros en el año 1999 tomaron en dos oportunidades la fábrica, la primera experiencia fue a partir del 29 de septiembre hasta el 13 de octubre; y por segunda vez, el 29 de octubre hasta el 19 de noviembre del mismo año.
La empresa, que para aquella época estaba a cargo de los empresarios santiagueños Jorge-Figueroa, venía incumpliendo con los trabajadores, particularmente con los salarios que estaban retrasados con el pago del sueldo del mes de junio, primera quincena de julio, sueldo anual complementario (primera cuota) y ayuda escolar impaga desde marzo del año 1999.
Esta desidia empresarial empujó a los obreros a aplicar los métodos que estaban vigentes en aquellos años, y no dudaron en cortar la ruta 34 a la altura del acceso norte de la ciudad de San Pedro de Jujuy, localidad cabecera donde se encuentran las instalaciones del Ingenio la Esperanza.
Frente el accionar de los trabajadores de la fábrica y el campo, la Dirección de Trabajo llamó a la conciliación obligatoria, pero la comisión directiva del sindicato, rechaza esta citación ya que por tercera vez llamaban a conciliación, y no estaban dispuestos a ser victimas, una vez más, de esta maniobra a favor de la empresa. Ésta en vez de apaciguar las aguas, decidió mandar 400 telegramas de despido.
Este proceder patronal, fue respondido de manera contundente, decidieron en asamblea movilizarse hasta la Capital jujeña, para hacer escuchar sus reivindicaciones que al principio eran económicas (salarios atrasados), y luego pasarán a otro plano. A través de una movilización llegaron a la Casa de Gobierno, en donde permanecieron todo el día, y lo único que consiguieron es una reunión en Buenos Aires con el Ministerio de Trabajo.
Entre tomas de fabrica, llega la expulsión patronal
La reunión convocada en el Ministerio de Trabajo llegó a su fin con la promesa de que la empresa desembolsaría la deuda que tenía con los obreros del Ingenio La Esperanza. Los empresarios jamás cumplieron con el acta firmada, empujando a los trabajadores a iniciar la primera toma de la fábrica el 29 de septiembre, clausurando los dos portones y todos los lugares por donde se podría entrar o salir.
La toma terminó luego de otra promesa, que constaba en hipotecar tierras de la empresa, por la cual un empresario de la zona depositaría 500 mil pesos, para saldar la deuda con los trabajadores.
Lo que consiguieran y que no fue una promesa, y vino de la mano de los propios trabajadores, fue votar en asamblea una Comisión de Lucha, integrada por delegados de diversas secciones de fábrica, y delegados del campo. Esta nueva formación obrera era para tener una organización de base, y no depender únicamente de las negociaciones que llevaba adelante la Dirección del Sindicato, encabezada por Carlos Farfán, que ya estaba bastante cuestionada.
Una vez más los empresarios no cumplirán con lo pactado con los obreros, es así que se inició la segunda toma de la empresa, pero esta vez fue más a fondo, ya que aquel 30 de octubre los trabajadores azucareros tomaron como rehén a unos de los dueños, a Hugo Jorge, y a su sobrino Miguel Jorge, al gerente de personal, Henry Peverelli, y al apoderado de la arrendataria, Walter H. Barrionuevo. Éstos con ayuda y artimaña de la policía logran escapar.
Pero el accionar de los trabajadores era resuelto, esta vez no estaban dispuestos a ser engañados como en otras oportunidades, es así que la toma de la fábrica seria combinada con cortes de la Ruta 34 en acceso sur, para ejercer presión no sólo a la patronal, sino además sobre el Gobierno provincial.
A esta altura notoriamente la indignación obrera era grande, el reclamo salarial ya pasaba a segundo plano, el pedido era explícito, querían que los capitalistas se vayan. Es así que resolvieron presentar ante el Juzgado el escrito pidiendo la “separación de la administración de la empresa y la designación de un administrador judicial”.
Los administradores de la empresa estaban muy complicados, ya que la presión de los trabajadores y el pueblo de San Pedro era muy grande, y esto quedó manifestado con la conformación de la Multisectorial [1], que también apoyaban concretamente a los obreros en lucha.
Entonces, llegamos al 19 de noviembre de 1999, en donde la organización de base (Comisión de Lucha) y el pueblo de San Pedro y La Esperanza obligaron a que los empresarios renuncien y literalmente fueran expulsados de la empresa, y esto quedo manifiesto con este escrito: "El Ingenio La Esperanza S.A. no tiene objeciones que formular para que se designe el funcionario que contempla el Art. 17 de la Ley de Concursos con la facultad que disponga vuestra excelencia con relación al manejo del Ingenio y de los recursos que se generen por el plazo y en las condiciones que resulten necesarios para la superación del conflicto".
Así se llegaba al punto culminante de este proceso agotador y a la vez reconfortante para los principales protagonistas, los trabajadores de fábrica y el campo del Ingenio La Esperanza. Éstos eran muy conscientes que sólo era un paso más, estaban logrando expulsar al grupo empresarial Jorge-Figueroa, y ahora tendrían que vérselas con la administración Judicial, porque el atraso de los salarios continuaba en vigencia. La Comisión de Lucha jugaría un rol muy importante para el futuro próximo, sería el organismo encargado de reunirse con la Justicia y el Gobierno, ya que de la dirección gremial no se fiaban, y mucho menos de la nueva administración.
Es en este momento histórico que inicia un incipiente Control Obrero, más que nada controlando el accionar de los administradores, y garantizando que la producción se haga efectiva, para luego concretar la venta de las bolsas de azúcar, de la cual saldría el dinero para pagar los sueldos adeudados.
Como una primera conclusión, podemos decir que esta experiencia no se profundizó porque las trabas que debieron sortear los obreros fueron diversas, desde la administración judicial, el gobierno de turno, la dirección del gremio, y hasta los sectores que encabezaban la Comisión de Lucha, que para este momento tenía mucho peso la figura del Perro Santillán, y su otrora partido PCR-CCC, en otra entrega profundizaremos sobre esto último.
Otra lección importante de este proceso del año 1999 tira por tierra lo que declaró Gerardo Morales en la apertura de la zafra 2016, de que la única alternativa que les queda a las familias obreras del Ingenio La Esperanza es reducir 800 puestos de trabajo para que llegue un inversor privado. Pero como recorrimos en estas líneas, no es tan así, existe la otra alternativa, que los propios trabajadores puedan poner a funcionar el Ingenio mediante el Control Obrero en alianza con los pueblos de la Esperanza y San Pedro. |