Muñoz se define como “Supervisor en la gerencia de seguridad física” pero los trabajadores que estaban bajo su supervisión los conocían como uno de “los auditores de La Cámpora”, cuya tarea central era la de controlar (hostigar, perseguir e inculpar) a los trabajadores tercerizados de Aerolíneas, como Falcon, Lessiver y GPS.
El “auditor” denuncia en Clarín que La Cámpora le hacía pagar el 5% de su sueldo como “colaboración” con la causa (campaña de Recalde en la Ciudad, Scioli en las nacionales) y que fue despedido por no querer seguir aportando.
Si bien es positivo que los trabajadores aporten tiempo y dinero por una política en la que creen, y muchos de estos trabajadores que además militaban en La Cámpora, lo hacían honestamente detrás de un proyecto político; esto se convierte en un problema cuando se exige de forma compulsiva y para peor en una organización que vivía de las prebendas del Estado.
Sin embargo el verdadero trasfondo de la denuncia de Muñoz es un ataque a todos los trabajadores de Aerolíneas. Pasados siete meses del gobierno macrista, los paladares negros como Lopetegui aún esperan la vendetta contra los camporistas de Aerolíneas Argentinas.
Lo cierto es que esta denuncia no tiene nada que envidiarle a las anteriores estigmatizaciones que sufrieron los trabajadores de Aerolíneas cuando se preparaba un golpe a las condiciones de trabajo. Sean paritarias o directamente despidos siempre funcionó preparar el terreno mediático para el ataque por abajo. Isela Costantini lo sabe bien. En las paritarias de 2014 de APA (gremio de personal aeronáutico de tierra), Mariano Recalde sentó un precedente, cuando previo a la negociación paritaria, circularon denuncias sobre trabajadores y hubo despidos que en su mayoría no se revirtieron. Fue en ese mismo momento que se iniciaron causas a delegados de Hangares de Austral que luchaban junto con trabajadores de pertenecer.
El arrepentido
Lo cierto es que Muñoz fue despedido de Aerolíneas bajo la gestión de Isela Costantini. Los auditores son útiles para la empresa estatal gracias a su incansable predisposición al hostigamiento y persecución de los trabajadores. Son conocidos los casos de los auditores en el aeropuerto de Ezeiza por ejemplo, donde uno quiso “cachear” a trabajadoras de GPS y tuvo denuncias por acoso sexual.
Presentarlo como “Supervisor de Aerolíneas” lejos de ser una jugada inocente de Clarín, es una forma más de estigmatizar a los trabajadores. No caben dudas que detrás de esa denuncia, no se dice quien era verdaderamente Muñoz.
Hace meses se viene discutiendo la rentabilidad de Aerolíneas Argentinas en un contexto de baja de presupuesto asignado, denuncias varias en relación a la anterior administración, amenazas de cierre de rutas al mismo tiempo que avanza la consolidación de los cielos abiertos en el país, con el ingreso de pulpos regionales como Avianca, Ryannair, Alianza del pacifico, etc.
El plan del macrismo para la aeronáutica en general y para Aerolíneas Argentinas en particular necesita de la erosión de la legitimidad de los trabajadores para poder atacar.
Recordemos el “Todos somos Aerolíneas” cuando quisieron privatizarla en el 2001, cuando miles salieron a las calles, y que aún persiste en el imaginario de sectores de la sociedad sobre lo que representa la Aerolínea de bandera y la lucha por mantenerla en pie.
Que Muñoz denuncie esto públicamente en un contexto de ajuste no es inocente. La acusación de delito viene después, cuando se inventan causas sobre robo y se persigue a trabajadores. Decenas de citaciones van llegando día a día a trabajadores del servicio de rampa de Aerolíneas con falsas acusaciones de de robo. La estigmatización y persecución están a la orden del día con Costantini. El auditor es solo un instrumento de la gestión de turno para disciplinar u hostigar a los trabajadores |