Las convenciones republicana y demócrata nominaron a Donald Trump y Hillary Clinton como los contendientes en la carrera por la Casa Blanca. Una vez culminadas las primarias, atravesadas por la crisis del bipartidismo, dos candidatos impopulares se preparan para disputar la presidencia en noviembre.
El partido republicano llegó su convención en Cleveland como una bomba a punto de estallar y rumores de resistencia, pero finalmente cerró filas. Entre ausencias y polémicas, terminó nominando al multimillonario Donald Trump como candidato a presidente. Como lo hizo en las primarias, Trump hizo gala de un discurso reaccionario, plagado de xenofobia y populismo de derecha.
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El partido demócrata parecía marchar tranquilo a Filadelfia, a pesar de las divisiones que se hicieron evidentes en las primarias donde un outsider desafió a la favorita del partido. La convención fue inaugurada por el escándalo de los emails de la dirección del partido, que dejaron en evidencia la parcialidad a favor de Clinton.
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Mientras tanto, fuera del centro Wells Fargo se llevaron adelante múltiples protestas de movimientos y organizaciones sociales como Black Lives Matter, organizaciones
ambientales y partidarios de Sanders.
Dentro del centro de convenciones, el fenómeno que motorizó la candidatura de Bernie Sanders volvió a hacerse oír cuando se los seguidores del senador abuchearon su llamado a apoyar a la candidata del establishment. La decepción se confirmó cuando el propio Sanders pidió suspender la votación y votar por aclamación a Clinton, que se transformó así en la primera mujer candidata de un partido mayoritario en Estados Unidos.
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