El gobierno provincial autorizó la explotación de canteras de arena para fractura hidráulica en la zona de 28 de Julio y Dolavon. De acuerdo a lo expresado por el intendente de 28 de Julio se extraerán unas 20.000 toneladas mensuales de arena, las cuales deberán ser transportadas por camiones hasta su destino final, inicialmente Vaca Muerta, en Neuquén.
Sin embargo, bajo el señuelo de la creación de trabajo y reactivación económica, se le oculta a la población cierta información crítica para su salud y bienestar.
Datos generales sobre la arena para fractura
La arena se usa para mantener abiertas las fracturas producidas mediante la inyección de grandes volúmenes de líquidos durante la fractura hidráulica de pozos de petróleo y gas.
La sílice, o dióxido de sílice, también llamada cuarzo, es uno de los minerales que se encuentran más comúnmente en la superficie del planeta.
Un pozo puede necesitar hasta 10.000 toneladas de arena, dependiendo del número de fracturas hechas en el mismo.
La arena para fracturas debe ser muy dura, de grano grueso, y redondeada.
El tamaño de arena más peligroso para la salud es PM 2,5 (menores que 2,5 micrómetros) porque al respirarla llega hasta lo más profundo de los pulmones.
Problemas con las canteras de arena para fractura
Además de extensos daños ambientales en la superficie de un terreno naturalmente frágil como lo es la estepa patagónica, las canteras de arena para fractura le presentan a la comunidad dos nuevos problemas. Por un lado la extracción de arena levantará nubes de polvo de sílice muy fina y muy peligrosa dada la gran posibilidad de desarrollar una forma de cáncer en los pulmones llamada ’silicosis’.
Una vez extraída, la arena debe ser lavada y filtrada para asegurar la calidad y el tamaño adecuado para las operaciones de fractura hidráulica. El lavado de la arena incluye el uso de floculantes diseñados para eliminar rastros de barro y limo mezclados con la arena. Estos floculantes son peligrosos neurotóxicos con consecuencia gravísimas para la salud y deben ser evitados a toda costa.
Respecto a la silicosis El polvo de arena fino en el aire causa silicosis.
La silicosis, una forma de cáncer, resulta de respirar este polvo.
En EEUU se registran hasta 7300 nuevos casos de silicosis por año.
La extracción de arena esta prohibida en varios lugares de los EEUU.
Más de 200 muertes por año.
Una vez respirada la arena, puede tardar hasta 15 años para desarrollar cáncer de pulmón.
No se puede monitorear efectivamente la presencia de arena en el aire.
El transito de decenas de camiones pesados todos los días contribuirá ciertamente a la contaminación del aire con polvo de sílice.
Floculantes
Los floculantes se usan para remover barro e impurezas durante el lavado de arena.
Floculantes incluyen poliacrilamida, que con la temperatura se descompone en acrilamida.
La acrilamida es una neurotoxina y además es cancerígena.
La acrilamida afecta los brazos y piernas, siendo responsable por casos de parálisis y cáncer.
La acrilamida se filtra rápidamente y contamina acuíferos en superficie y subterráneos.
No hay manera de detectar efectivamente la presencia de acrilamida en el agua potable.
Una vez contaminada con acrilamida, el agua ya no se puede limpiar.
No hay estudios sobre el impacto de acrilamida en aguas de desecho de la limpieza de arena.
De acuerdo a World Health Organization (WHO) y la Food and Agriculture
Organization (FAO) de las naciones Unidas “la acrilamida puede causar daños en el sistema nervioso de los seres humanos, tales como pérdida de sensibilidad y pérdidas de control muscular”. También puede resultar en “diabetes, ceguera, sordera, ataques al corazón, trombosis, y daños en los riñones”. En adición puede causar cáncer, cataratas, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer y defectos de nacimiento”.
El Estado de California, EEUU, lista a la acrilamida junto a otros 800 productos químicos que presentan riesgos de producir cáncer o defectos de nacimiento (California’s Safe Drinking Water & Toxic Enforcement act of 1986).
Puesta en marcha de la planta de tratamiento
Las canteras de arena se encuentran en el centro-norte de la provincia de Chubut, camino a un pequeño pueblo llamado Telsen. La arena se transporta en camiones a la planta de tratamiento recientemente construida a unos 2 kilómetros al oeste de Dolavon, en el valle inferior del Río Chubut. Estamos hablando de poblaciones a unos 30 km de Trelew, en medio de la zona de chacras que forma el corazón de este valle.
Esta planta se construyó y comenzó a funcionar sin que mediara una consulta popular para evaluar los riesgos que esta planta presenta para las poblaciones cercanas. No se le avisó a la población que estará expuesta al polvo de sílice que el viento patagónico llevará en cuestión de minutos hasta el centro mismo de la ciudad.
Tampoco se le avisó a la población que se usaran floculantes muy peligrosos para la salud humana y el medio ambiente. La planta tiene un horno donde se calienta la arena para facilitar el secado. Este horno eliminará por su chimenea los restos de humedad junto con rastros del floculante en forma de vapor. Bajo efectos de la temperatura el floculante se puede descomponer en acrilamida, un peligroso cancerígeno y neurotóxico.
De hecho, existe un Informe de Impacto Ambiental (IIA) presentado ante el gobierno provincial por la compañía operadora de la planta de tratamiento. Por ser un IIA no requiere ser expuesto a audiencia pública. Entre otras cosas, el informe menciona el uso de floculantes pero no indica el tipo de floculantes, la cantidad a usarse, los medios para destruir los desechos tóxicos, los mecanismos a usar para prevenir posibles derrames y contaminaciones, o medidas de emergencia en caso de accidentes.
Otras imprecisiones incluyen el volumen total del agua usada para lavar la arena, dónde y cómo se volcará el agua contaminada por floculantes, y cómo se evitará que el agua contamine el Río Chubut o los acuíferos circundantes.
Los medios de prensa locales presentan a estas canteras de arena y planta de tratamiento como una gran oportunidad para generar fuentes de trabajo. Al mismo tiempo minimizan los riesgos de estas operaciones presentando a la extracción de arena como si fuera arena para construcción, ocultando el riesgo para los obreros y la población.
Una vez más, los funcionarios provinciales deben responder a las necesidades del pueblo que los votó (y que les paga su sueldo), y esta responsabilidad incluye la realización de estudios exhaustivos e independientes de las consecuencias de esta explotación minera.
Sólo ellos serán responsables por las enfermedades y muertes que puedan producirse como consecuencia de esta explotación irresponsable de arena para fractura hidráulica.
* El autor escribió, junto a otros especialistas, el libro Veinte mitos y realidades del fracking (2014) |