Fue una activista durante todo el proceso de Stonewall. Fundó S.T.A.R., una casa para todas las dragsqueen, travestis y transgénero que no tenían hogar ni trabajo. ¿Por qué su lucha era anticapitalista y qué vigencia tiene hoy?
“Yo no creía en una revolución, pero ustedes la están haciendo. Creo en el poder gay. Creo en nosotras logrando nuestros derechos o de otro modo no estaría aquí fuera luchando por ellos. Eso es todo lo que quiero decir a ustedes. Si quieren saber sobre la gente que hay en la cárcel - y no olviden a Bambi l’Amour, Andorra Marks, Kenny Messner, y otros gays que están en la cárcel – vengan a vernos a la Casa STAR” Discurso de Sylvia Rivera (1951 – 2002) en el mitin por el día de la liberación
Mucho se sabe sobre la revuelta de Stonewall el 28 de junio de 1969. Pero poco se conoce sobre los activistas que fueron protagonistas de aquella razzia policíal, frenada por los gays, lesbianas y trans que estaban hartos de la impunidad. En esta nota se trata de desempolvar la vida de una drag queen que fue pionera en plantear la lucha en las calles como herramienta para lograr la conquista de la libertad sexual en todos los planos.
Una estrellita en la oscuridad
La infancia de Sylvia no fue una muy feliz. Ella misma cuenta “mi madre y su inestable segundo matrimonio; mi padrastro era un drogadicto. Él amenazó con matarnos a ella, a mí y a mi hermana. Yo tenía 3 años. A sus 22 años, mi madre metió matarratas en la leche, la bebió, y dejó un poco para mí. Cuando mi padre y mi hermana me lo quitaron al ver mi estómago inflado, fue la última vez que vi a mi madre con vida, porque después de estar en el hospital tres días, murió”.
Criada por su abuela que no aceptó nunca su sexualidad ni tampoco su identidad, empezó a draguearse a escondida desde los 8 años. Llevaba la ropa a la escuela y en el baño del colegio se maquillaba. “Usaba maquillaje cuando estaba en cuarto grado. Lo hacía porque me gustaba el maquillaje, y no pensaba que estuviera haciendo algo malo con ello. Recuerdo que mi profesor me preguntó por ello, y le dije Claro, mi abuela lo sabe”.
Con tan sólo diez años a cuesta y un bolso lleno de sueños decide irse a New York, donde es adoptada por varias drag queens que vivían cerca del Time Squer Garden en la calle 42. También vivió en Brooklyn y se puede decir que su vivienda iba variando según la noche y la disponibilidad de sus amigas.
Una mariposa aguerrida
Durante su adolescencia conoce a su compañera de lucha Marsha Johnson. Ambas compartían su vida y sus noches. “Comimos y dormimos en las manifestaciones.
Estábamos haciendo lo que pensábamos. Y lo que estamos haciendo ahora, las pocas de nosotras que estamos dispuestas a fastidiara la gente y a herir sus sensibilidades, es lo que creemos que hay que hacer. Tenemos que hacerlo porque no podemos seguir permaneciendo invisibles. Tenemos que estar visibles. No deberíamos avergonzarnos de quiénes somos. Tenemos que mostrar al mundo que somos muchas. Hay muchísimas de nosotras ahí fuera”, relata Sylvia Rivera.
Sylvia y Marsha vivían en diversas casas, incluso en camiones. En aquella época existían estacionamientos abandonados donde la diversidad sexual no sólo iba a experimentar – de forma clandestina – su deseo, sino que vivían hacinados en camiones y furgones, estacionados o abandonados.
En las redadas de Stonewall Sylvia fue una de las protagonistas más aguerridas y también más crítica hacia las estrategias del movimiento de la diversidad sexual. Sostenía que luego de Stonewall las organizaciones lésbicas u homosexuales fueron perdiendo su filo revulsivo y la lucha que se expresó en las calles de forma crítica hacia el orden establecido, fue girando a una estrategia que depositaba la confianza en la estrategia del lobby parlamentario. “Esto es como lo que estuve diciendo todo este año durante el mes del orgullo: no es mi orgullo, es su orgullo. Todavía no me dieron el mío. Nunca me he sentido orgullosa por nada salvo por cuando he estado liberando gays a lo largo del mundo. Tuve muchísimas niñas y niños a mi cargo y todavía sigo sentándome al final del autobús, todavía lucho acogiendo transexuales en mi propia casa, y dándoles una educación o sacándoles de las drogas”, relataba Sylvia.
“La noche de Stonewall fue para todo el mundo como una fiesta al aire libre. La gente estaba apenada, incluyéndome a mí. Estábamos llorando la muerte de Judy Garland. Algunos autores han dicho que los disturbios surgieron por la muerte de Judy Garland, pero eso no es verdad. Judy no hizo nada por los disturbios. No había nada planeado. Fue algo que simplemente ocurrió”.
Frente a esa problemática, en el año 1971 se funda S.T.A.R. (Acción de Travestis Callejeras Revolucionarias). STAR como organización aparece en la manifestación del Weinstein Hall de la Universidad de Nueva York en 1970. La universidad prohibió cualquier evento gay, así que diversos activistas de la diversidad sexual organizaron una sentada. La del grupo antidisturbio obligó a los militantes gays a abandonar la ocupación. STAR, inicialmente llamado Street Travestites for Gay Power (Travestis Callejeros por el Poder Gay), nació entre la frustración de que el movimiento de liberación gay rechazara defenderse y se comprometiera a luchar contra la policía.
Pero los bailes no eran prioridad. La falta de comida diaria, el no tener acceso a la salud y mucho menos una casa donde dormir hicieron que Sylvia tome esta lucha en sus manos. “La Casa STAR nació tras la manifestación en Weinstein Hall, porque muchas de nosotras habíamos estado viviendo ahí juntas. Marsha y yo alquilamos dos habitaciones y un una habitación de hotel, y aun así no había suficiente espacio para acoger a la gente. Con ayuda del Gay Liberation Front (Frente de Liberación Homosexual) y la Juventud Gay conseguimos nuestra primera recaudación y recogimos suficiente dinero tras ir a hablar con la mafia y alquilar nuestro primer edificio”, recuerda Sylvia.
La idea de esta casa fue muy importante porque aseguraba un plato de comida diario y una cama donde dormir. A su vez, discutían mucho la necesidad de defenderse así mismas de la policía y los ataques transfóbicos. El intercambio generalizado de tácticas se centraba principalmente en identificar qué situaciones eran seguras y cuáles no, y proteger a cualquier otro de la policía. La policía y el encarcelamiento eran violentos y los sufrían cada noche.
El proyecto se acabó en 1973, en el cuarto aniversario de Stonewall. Fue cuando se nos dijo que éramos una amenaza y una vergüenza para las mujeres porque las lesbianas se sintieron ofendidas por nuestra vestimenta y por usar maquillaje. Todo eso terminó en una batalla brutal sobre el estrado ese año en el Washington Square Park, entre mí y gente que había considerado mis camaradas y amigas.
Video de Syvia en la 4º marcha del Orgullo.
La lucha de ayer es la lucha de hoy
Durante la década del ´90 Sylvia siguió luchando. A pesar de que trató de matarse en el año 1995, a pesar de perder a su amiga Marsha quien murió de forma dudosa, probablemente asesinada por la policía, sobrevivió al abuso de las drogas y siguió denunciando la sistemática discriminación que sufre la población travesti, transgénero y transexual.
Sylvia reinició su actividad política en los últimos años de su vida, dio discursos y relató en primera persona la historia de Stonewall y la necesidad de unidad entre personas transgénero y los sectores oprimidos para luchar por su legado histórico. Viajó a Italia para la Millennium March en 2000 donde fue aclamada como la Madre de todas las personas TLGB.
En el 2001 Sylvia dijo “ahora vivo en Transy House con Julia. Llevamos viviendo ahí desde hace cuatro años. Es una casa comunal levantada por Rusty (Mae Moore) y Chelsea Goodwin. La comenzaron hace cuatro años y se inspiraron en el modelo de la Casa STAR. Chelsea fue una de mis chicas en la Casa STAR. Es una casa segura para chicas que todavía están trabajando en las calles. Se les da un techo que tener sobre sus cabezas sin tener que prostituirse para pagar uno. La gente paga 50 $ a la semana si puede aportarlos. Si no, ayudan con el mantenimiento de la casa. Una chica limpia para compensar su alojamiento. Las únicas reglas son que nada de drogas ni que las chicas que trabajan hagan aquí sus negocios. Y una de las cosas políticas que hacemos es presión para que se legalice la marihuana médica para enfermas de cáncer y de SIDA, junto a las luchas de los derechos transgénero”, relataba. Se puede decir que S.T.A.R fue reinaugurado en ese año.
Tristemente murió el 19 de febrero del año 2002 en el Hospital St. Vincent de Nueva York de cáncer de hígado.
La continuidad de la irreverencia
Como informamos en La Izquierda Diario "el Black Lives Matters y la comunidad latina estrechen lazos para enfrentar la violencia racial que despliega la policía contra las minorías, junto con la juventud anglosajona para la cual ya no existe el sueño americano". Las recientes protestas contra la brutalidad policial y el racismo que se han extendido por todo el país después de la muerte de George Floyd revivieron la consigna del Black Lives Matter y una crítica feroz hacia el sistema capitalista producto de la crisis sanitaria desatada por el coronavirus.
La pelea que dio Sylvia fue parte fundamental para la historia de todos los oprimidos. Sólo una lucha radical contra el sistema capitalista junto a la clase trabajadora puede sentar las bases para el desarrollo de una total liberación sexual.