En vísperas del 7 de agosto, día de las festividades por San Cayetano, el papa Francisco envió una carta al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina alertando sobre el aumento de los índices de desocupación en el país.
“A San Cayetano pedimos pan y trabajo. El pan es más fácil conseguirlo porque siempre hay alguna persona o institución buena que te lo acerca, al menos en Argentina donde nuestro pueblo es tan solidario. Pero trabajo es tan difícil lograrlo, sobre todo cuando seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son significativamente altos”, expresa en la misiva.
Podría interpretarse como un leve gesto de confrontación del Pontífice con el gobierno nacional después de que tanto funcionarios del Vaticano como de la Casa Rosada hayan salido a aclarar, meses atrás, que entre Macri y Bergoglio no había las asperezas que pretendían señalar sectores ligados al kirchnerismo. Asperezas que parecían confirmarse con la breve cita de 20 minutos que le otorgó el Papa en contraste a las mas de dos horas que le concedió a Hebe de Bonafini o el rosario que le hiciera llegar a Milagro Sala poco después de su detención, entre otros gestos que ponían en evidencia las simpatías políticas del Papa peronista.
El Vaticano viene intercediendo en la interna peronista, sea recibiendo intendentes y lideres de movimientos sociales o directamente siendo presentado como uno de los arquitectos de una eventual reunificación de las CGT.
Francisco ya tiene comprometida una nueva cita con Mauricio Macri para el 17 de octubre. La sugestiva fecha no parece una casualidad. |